Migrantes viven a un costado de Puente Internacional en Reynosa, Tamaulipas

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REYNOSA, Tamaulipas.- Un verdadero viacrucis están viviendo un centenar de centroamericanos varados en esta frontera, quienes están viviendo a un costado del Puente Internacional Reynosa-Hidalgo, pues, aunque desean regresar a su país, el Instituto Nacional de Migración (INM) no cuenta con recursos para apoyarlos.
En los últimos días, los migrantes prácticamente hicieron suyo el acceso al cruce internacional que conecta a Reynosa, Tamaulipas con Hidalgo, Texas, debido a que la Casa Nuestra Señora de Guadalupe y Senda de Vida -que sirven como refugios temporales- se encuentran saturados.

En Senda de Vida actualmente se brinda asistencia a poco más de 220 migrantes, la mayoría centroamericanos, que han sido deportados y que son remitidos por el INM. En este sitio, se les realiza la prueba para detectar Covid-19 y de esta forma no representan un peligro para quienes se encuentran albergados.

En la Casa Nuestra Señora de Guadalupe se cuenta con un límite de 60 personas, a quienes se puede atender hasta por tres días y posteriormente deben buscar un lugar para vivir.

Los migrantes que se están quedando en esta frontera prácticamente tienen que recorrer ambas casas a diario para encontrar un lugar dónde pasar la noche y, ante la falta de asilo, decidieron vivir en el puente hasta que alguna autoridad pueda apoyarlos y como reflejo de la desesperación de su situación.

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A esperar

Un ejemplo de la desesperación que sienten es Edén Velázquez originario de Honduras y quien tenía el sueño de llegar a Estados Unidos de la mano de su hijo de 8 años.

Lo que nunca pensó es que se quedarían varados en Reynosa, pues la pandemia cerró las fronteras y, aunque ahora desea regresar a su país, el INM les niega la posibilidad porque les han dicho que no cuentan con recursos económicos.

“Esto es cosa seria; hemos pasado frío, vivimos de lo que la gente nos trae; ropa, comida y hasta medicinas. Para mi la situación es desesperada porque vengo con mi hijo y no tenemos un lugar seguro para dormir, es por eso que vamos a las casas de migrante, pero están llenas, ya no tienen lugar”, lamenta.

Cuenta que aunque tenía la meta de llegar a Estados Unidos para darles una mejor calidad de vida a su esposa y tres hijos más que se quedaron en Honduras, ahora sólo quiere regresar a su país.

20210312_121010.jpg“Ya me acerqué al Instituto Nacional de Migración, nos dicen que no tienen dinero para ayudarnos con el pasaje. En mi caso, me dicen también que el niño no puede ser deportado, que el niño tendría que quedarse aquí y no voy a dejar a mi hijo, nos regresamos los dos juntos, así como llegamos”, asegura.

Edén destaca que no quieren lujos; es decir, no pide un boleto de avión, sino apoyo para regresar en autobús a Guatemala y de ahí buscará la forma de llegar a su país.

“La verdad es que la situación ya es muy complicada para nosotros, más porque traemos a nuestros hijos. En mi caso ya no quiero llegar a Estados Unidos, quiero irme a mi país de donde salí para hacer dinero, pero no va a ser posible, prefiero irme con mi familia”.

Cuenta que no puede arriesgar más a su hijo ante las adversidades que están teniendo que sortear para sobrevivir, por lo que su llamado para las autoridades es que los apoyen para regresar a sus lugares de origen.

Algo de ayuda

Por el momento, los migrantes que se encuentran en el Puente Internacional están siendo apoyados por asociaciones civiles y grupos religiosos, quienes les entregan alimento, ropa, zapatos, artículos de aseo personal y hasta dinero para que puedan bañarse.

Edrey Rodríguez y Pamela Luna forman parte de un grupo cristiano que está llevando artículos esenciales para los migrantes.

Apenas llegan estos jóvenes y los migrantes se arremolinan pues saben que llevan un preciado cargamento que los ayudará a sobrellevar la difícil situación que atraviesan.

A unos cuantos pasos de las oficinas del INM, los jóvenes colocan las bolsas que contienen ropa, zapatos y hasta juguetes; es entonces cuando hasta los niños se lanzan en el montón de ropa, para obtener las mejores piezas.

Lo más buscado: suéteres y chaquetas, pues por las noches el frío, dicen, cala hasta los huesos.

20210312_114522.jpg“La necesidad es muy evidente; algunas personas al verlos en redes sociales se han querido unir tratando de facilitarles el regreso, porque sabemos que algunos de ellos no pueden. Somos amigos cristianos que sin algún interés personal decidimos apoyarlos”, explica Edrey.

Cuenta que recolectaron ropa y zapatos en la Iglesia Gracia y Misericordia, donde diariamente salen a entregar este preciado cargamento para los migrantes que pasan por una situación adversa en esta frontera.

“Las personas están en una situación desfavorable. El tema ahorita es cómo van a volver a sus hogares y, como hay muchas personas aquí, no logran tener una información a tiempo; algunos hablan otro idioma y no se pueden comunicar con las autoridades o con alguien que los pueda asistir; por eso vamos a venir a diario para apoyarlos mientras las autoridades les den una respuesta”, afirma Pamela.

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