La pluma profana de El Markés

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“Las armas las carga el Diablo”

Las armas las carga el Diablo, y los videojuegos sólo preparan la mente de quienes en el devenir de los tiempos, crearán estrategias criminales en las escuelas, hospitales, en la calle o en algún centro comercial.

Los dichos de nuestros ancestros son sin duda alguna la enciclopedia de la vida. Si bien es cierto que la modernidad y los adelantos científicos nos han brindado todo un abanico de comodidades y satisfacciones, la ciencia en sí y todos los avances tecnológicos no han logrado sostener la sabiduría ancestral. La sabia de los viejos da paz interior; la ciencia y sus avances, enfriamiento del alma. Hoy la infancia se encuentra náufraga en un abismo enrarecido de tecnología. La infancia de campo, esa que se recreaba en las calles de los barrios en una gama amplia de ideas, es algo que ha quedado como escrita en papiros. Hoy la generación nacida en los setenta u ochenta son los últimos albaceas de esos métodos divertidos que los niños de hoy desconocen.

Hoy la violencia escolar se ha incrementado espeluznantemente. Hay niños que abusan de sus compañeros o compañeras ante la mirada insensible de los maestros. El bullying se ha convertido en un factor que ha llevado al suicidio a muchos infantes, y a otros, a convertirse en contenedores de odios que terminan asesinando multitudes.

En México tener un arma en casa es como hablar de prostitutas a la hora de la comida o de masturbaciones durante la misa. Tabú. Son artículos que, como dijeran nuestros viejos, “los carga el Diablo”. La gran mayoría de los asesinatos caseros en nuestro país y que involucra armas, es porque alguien en casa rompió la regla y se le hizo fácil tenerla, ya sea bajo el colchón, bajo la ropa en el armario, en el cajón con llave del escritorio o encima del guardarropa y tapado con algunos trapos. Los niños son curiosos por naturaleza, y más cuando su mente está atiborrada de imágenes asesinas que ven a cada segundo en redes sociales o en video juegos. Hoy, los padres que tienen hijos adeptos o medianamente adictos a estos juegos en consola, justifican diciendo que nada tiene qué ver en una mente criminal el hecho que tengan estos gustos, o por lo menos lo defienden hasta que se topan con un caso en el seno de la familia.

Las armas las carga el Diablo, y los videojuegos sólo preparan la mente de quienes en el devenir de los tiempos, crearán estrategias criminales en las escuelas, hospitales, en la calle o en algún centro comercial.

Fue el 24 de mayo cuando una vez más el país más poderoso del mundo fue abatido emocionalmente por la terrible noticia de que un joven que recién había cumplido sus dieciocho años, se había premiado a sí mismo comprando algunas armas largas que, optó por utilizar en un tiroteo escolar. Sus objetivos eran aquellos niños que poseían todo lo que él nunca había poseído: paz, armonía en casa, comprensión, cero abusos, cero bullying, etc. Harto de sentirse un cero a la izquierda hizo lo que creyó justo hacer, vengarse de una sociedad que por años lo había humillado y relegado. Fue así que después de eliminar a su enemiga número uno, según él, su abuela, salió dispuesto a vengarse. El resultado fatal de más de una docena de niños muertos y un par de adultos más, no hizo que las leyes se movieran. La gente en los Estados Unidos sigue poseyendo armas de fuego en casa, porque allá no las carga el Diablo, como se cree en México, allá las cargan los ciudadanos invadidos por los sentimientos incubados del Diablo.

Días después, teniendo como escenario una fiesta de graduación, un nuevo tiroteo dejó un saldo de dos muertos y un herido… y para avisar que esto no se acaba y que junio llegó para quedarse en el recuerdo, apenas empezando el mes, un individuo creyó que era buenísima idea el iniciar una refriega en un hospital de Oklahoma. El saldo de muertos es indefinido a la fecha y de los muertos igual. Tanto como el chico que asesinó a los pequeños en la escuela, como este último del hospital de Tulsa, Oklahoma, fueron igualmente abatidos por la policía.

La sabia ancestral de los viejos da concordia interior; la erudición y sus desarrollos, enfriamiento letal del alma. Las generaciones pasadas respetaban la presencia del hombre mayor, que representaba toda una vida que finalmente lo catalogaba como sabio. La generación actual tiene al anciano como algo caduco y alejado de sus necesidades personales. Hoy no se necesita sabiduría para ser feliz, solo astucia, trampa, corrupción y atrevimiento.

Dicen que teniendo principios morales bien definidos, nada ni nadie podrá movernos; que si tienes un hermoso chico junto a ti provocándote, si eres tan fuerte no cederás. Tentar o ponerse al límite de la resistencia no es de inteligentes, sino de insensatos. Jamás debemos pararnos al límite del barranco pensando en que no se es tan tonto como para saltar o caer estando en tus cinco sentidos. Es de necios tentar nuestra resistencia, y poseer una arma en casa, es un montón de pólvora que a cualquier chispazo, podría convertirnos en parte de una estadística conformada de idiotas. Adieu.

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