La pluma profana de El Markés

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Polvo a los ojos

En cualquier tiempo y a cualquier edad, no hay nada peor en una lucha cuerpo a cuerpo, que la mala maniobra de echar polvo a los ojos para salir victorioso en una contienda.

Por estos días la gente se ha dado a la tarea de vivir, vivir porque según ellos es un derecho inherente a la vida. Se vive porque es un derecho público y por ello no se paga impuesto. Para muchos la vida en modus pandemia ha sido una chifladura de los gobiernos, ya no locales, estatales o nacionales, sino mundiales. Muchos han hablado a lo largo de este año o desde el inicio de este terrible mal, que todo ha sido una cruel confabulación de los conocedores para dominar al planeta entero.

A la par de miles de personas realizando sus compras navideñas, otros muchos millones agonizan en hospitales. De los muertos nadie habla, para muchos esos son un tabú, la vergüenza a la irresponsabilidad urbana o a la carencia de insumos médicos. Estando bajo tierra se han guardado el horror del dolor causado por la falta de aire y la soledad.

El Estado de México, Tamaulipas, Aguascalientes y Coahuila, han sido los estados de territorio nacional que más han sido arrasados por un virus que parece no dar tregua, ni una poquita. Los hospitales en Nuevo Laredo están casi a tope y las defunciones diarias no parecen importarle a una sociedad que deambula por las calles sin precaución alguna. Y estas estampas citadinas se multiplican como plagas a lo largo y ancho de nuestra nación. Las compras por Navidad han sido un ultimátum a la sociedad. Con todo y que se ha invitado a realizar las compras en línea, la sociedad no desea despegarse del modo clásico de ir y comprar en la calle, presumir sus compras en las aceras y sorprender a su familia con una Noche Blanca que para muchos será una noche muy negra.

Muy lejos estamos de hacer equipo. Existen muchos medios noticiosos que aliados están a partidos políticos que le son por opositores al actual gobierno en México. Se habla de que se ha manejado muy ociosamente el asunto de la pandemia, sin embrago, nadie puede saber cómo sería la reacción de un gobierno tricolor, blanquiazul o cualquier otro partido político.

Dicen que las cosas se toman de quien vienen, y con todo y que el señor Trujillo no sea más que un payaso de televisión, dista mucho de ser un payaso de los niños, como lo fue Cepillín por muchas décadas. Hace algunas horas, el bien conocido payaso Brozo escupió de su interior lo único que puede aportar, blasfemias, ofensas y expresiones que puedan darle un estado de “viral” en redes sociales. Sin más ni más expuso una ofensa tras otra contra el presidente de la república. Hablaba de que el asunto de la pandemia le había quedado muy grande y no sólo eso, también el que la distribución de las vacunas sería algo que los rebasaría en mucho.

Como chamaco perdiendo el combate, el payaso malicioso agarró polvo en su puño y en un arrebato de ira lo lanzó a los ojos del actual gobierno. Hoy que estamos en una terrible línea roja de contagios, hoy que la cifra ha subido a 1.3 millones de muertos en el mundo, siendo 114 mil en México y 3755 en el estado de Coahuila, muy poco interés deberíamos de tener por combatir al gobierno en sus decisiones. Parece increíble que a estas alturas de la crisis sanitaria todavía existan personas que por incrédulas o por consejo de absurdos partidos políticos, tengan el deseo de amedrentar, dañar, abusar o herir al personal médico que combate la crisis.

Esta no será una Blanca Navidad, no lo será, y con todo que pueda leerse un tanto pesimista, la vida con Covid-19 es una existencia de infierno en la que las horas cuentan, los días suman o restan. Con justa razón el personal médico llora y se desespera pues, tanto ellos como los que estamos libres del virus, desearían con todo el alma pasar una noche de Navidad o año nuevo con los suyos, pero no lo harán, no lo harán por estar cubriendo esa parte de irresponsabilidad que muchos tuvimos al andar como si nada por las calles de nuestras ciudades.

No es momento de hacer trampa y meter pie a la senda del gobierno, es pues nuestra responsabilidad como democracia, el ser parte, hacer equipo, orar si creemos en tal o cual deidad. Es tan sencillo el saber y entender que hoy todas las deidades se han dado cita para atender los llamados de fe de un planeta que agoniza, pero que al mismo tiempo conserva la fue luego de que se ha anunciado el arribo desde hace unos días del antídoto que empezará a menguar la tragedia.

Qué ganas de tener ese espíritu que envuelve al planeta cuando se habla de la copa mundial, de las grandes series de béisbol o del súper bowl. Si poseyéramos ese espíritu de hermandad con nosotros otra historia estuviéramos contando. Nada más cierto es el hecho de que la unidad hace la fuerza, sí, frase muy dicha, pero bien analizada tiene mucho de cierto.

Iniciemos con nuestro círculo inmediato, olvidemos el resto. Si hacemos así, el círculo se hará más y más grande. Conservemos la fe, la armonía. Si poseemos salud, valorémosla y brindemos un poquito de nuestra Blanca Navidad a los que no la tendrán, adieu.

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