“E pur si muove”

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“YO SÉ”, ha sido, es y será siempre la frase que aunque pequeña, encierra la verdadera esencia de lo que es y significa la superación personal. Creer, principalmente en Dios y en uno mismo es el origen del éxito…ya lo dijera Galileo Galilei cuando saliendo de la sala de proceso donde fue juzgado a morir por sus teorías de que la tierra se movía al rededor del sol:

 «E pur si e muove»

  (Y sin embargo se mueve)

 En el pasado y durante siglos algunos asuntos que tenían que ver con la religión y el universo eran simplemente indiscutibles. Cualquiera que osara contradecir lo que Ptolomeo dogmatizara sobre el geocentrismo, lo que Galeno exponía sobre medicina y lo que Aristóteles escribía sobre la vida humana, se exponía al vituperio y a la aniquilación de manos de quienes por aquellos tiempos regían en el gobierno y la religión… hoy existen hombres que a costa de todo no desean otra cosa que coartar con palabrerías la mínima paz existente. Donald Trump es uno de esos humanos nefastos cuyas únicas características son la vanidad, la imparable búsqueda de la riqueza y la soberbia. Desafortunadamente se vive en un mundo en el que estas tres características predominan en el corazón de muchos seres humanos y son justamente ellos los que apoyan esas humillantes campañas racistas que atosigan al mundo.

 El hombre es inquieto por naturaleza, como el pequeño que durante su crecimiento va descubriendo su entorno aunque en su hazaña se caiga de cuando en cuando, se queme un poco o se muerda mientras balbucea; sin embargo todo es parte de una evolución natural… podría decirse que durante la Edad Media el hombre fue “atado” en su curiosidad por conocer al mundo. Muchos estudiosos que afirmaban, por sus tratados, que muchas de las cosas que en ese tiempo se llevaban a cabo no eran del todo ciertas, se ocultaban en sus estudios o laboratorios para no ser juzgados por sus teorías “heréticas”. Fue durante ese tiempo cuando grandes hombres murieron en su intento por cambiar lo establecido.

     Si la anarquía de la que se ha hablado antes existiese en la actualidad, aquel que hace tiempo dijo que Plutón dejaba de ser un planeta importante para se simplemente una estrella, hubiese muerto tomando la cicuta, como le sucedió a Sócrates al exponer sus ideas en Atenas.

    La llegada de lo que los historiadores han llamado el Renacimiento trajo consigo esa libertad de expresión por la que muchos tanto lucharon y que benefició enormemente al género humano con la aceptación de nuevas ideas. Igual trajo consigo un impresionante crecimiento cultural, económico y religioso. La apertura a las nuevas ideas aniquiló monarquías y provocó el surgimiento de países que empujados por los nuevos pensamientos ilustrados lucharon por su independencia de los gobiernos monárquicos.

     Hoy por hoy el hombre sigue siendo inquieto y muy curioso. La modernidad y la democracia permite que el espíritu humano avance a pasos agigantados. Aun y cuando Estados como Chiapas, Oaxaca, y otros se encuentran en algunas regiones en un estado casi prehispánico, generalmente el país se ha lanzado a una apertura de conocimientos que mucho ha impresionado al mundo. El cristianismo mundial,  por su parte, se ha diversificado de una manera tan importante que en ello ha permitido al hombre buscar nuevas formas de expandir su espíritu para darle libertad de vuelo y expresión.

 Nosotros como individuos somos tan auténticos y siempre renovables espiritualmente que ante cada caída podemos levantarnos, aunque es bueno hacer notar que un porcentaje muy altos se ha dejado vencer por el fracaso llevándolo a tomar decisiones muy descabelladas… y es que en el proceso de aprendizaje uno se enfrenta a tantos problemas y desafíos ante los cuales parecemos no tener a la mano una solución. Entonces cedemos a la desesperación, un pesimismo que bien puede llevarnos a cometer actos ilícitos para solucionar de un modo más rápido nuestro problema

 Hace tiempo, mientras leía «El discurso del método» de René Descartes me topé con una manera de superar los problemas de un modo por demás eficiente y tan simple que se reduce a cuatro reglas:

 1) No aceptar como verdadero nada de lo que no se tenga absoluta certeza de lo que es.

2) Descomponer cada problema en sus partes mínimas.

3) Ir de lo más comprensible a lo más complejo.

4) Revisar todo el proceso para tener la seguridad de que no hay alguna omisión.

  No existe ninguna situación o condición en nuestra vida que deba ser permanente. Permitirnos o darnos el lujo de ser humanos  de tercera no está dentro de los parámetros de nuestra creación… siempre es posible dar más y más cuando se busca ser cada vez mejor, igualar, superar, ir tras de algo, descubrir nuevos senderos, rutas por colonizar… hemos dejado muy atrás los tiempos en los que las ideas se secaban en la cabeza de los hombres. Son tiempos nuevos y cada vez más lustrosos, según lo queramos ver. Inventémonos nuestra propia Ilustración, nuestro propio Renacimiento aun cuando  en el proceso de sacar a flote nuestras ideas aparezca uno que intente hacernos mermar la ilusión, menospreciar lo que de antemano sabemos servirá de mucho no sólo a uno como individuo, sino a muchos más… los obstáculos son parte de la contienda, del salir del pantano existencial en el que podamos estar inmersos… y es que cuando se está tan seguro de lo que se cree no hay nadie que pare al que dice a voz en cuello un “Yo creo que la religión que profeso es la que Cristo estableció”, “Yo creo que mi proyecto cambiará el proceso de producción”, “Yo sé que me caso por amor”, “Yo sé que al final todo este esfuerzo tendrá su recompensa”, etcétera.

  Y como ya lo escribí al inicio de esta columna, “YO SÉ”, ha sido, es y será siempre la frase que aunque corta, atesora la real esencia de lo que es y significa el adelanto personal. Creer, principalmente en un poder superior y en uno mismo es el origen del triunfo… como lo dijera lo Galileo Galilei:

«E pur si e muove»

  (Y sin embargo se mueve)