“Yunes y la percudida reputación de un pederasta”

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A un mes de estar en lo más alto del poder en el estado de Veracruz, Miguel Ángel Yunes Linares ya compila como todo un record un centenar de muertos en el bolsillo. Los lleva ahí como una condena a su conciencia porque en su momento, cuando aún estaban vivos eran parte de su responsabilidad como gobernador. La gran mayoría de ellos estaban relacionados con el narcotráfico, pero no todos. Seguramente sus actividades delictivas ya las traían arrastrando desde el gobierno de su alevoso y criminal antecesor. Desertor del PRI desde la captura y encarcelamiento de su muy íntima amiga Elba Ester Gordillo, se unió a las filas del PAN como si los partidos políticos fueran una universidad o un cambio de planes en un viaje de placer.

A mirada de buen cubero, Yunes Linares no es más que uno de esos gubernativos que ve a los partidos políticos como una posibilidad de crecimiento económico personal, no como una oportunidad para ayudar a los mexicanos residentes en su estado. Esto no son meros garabatos arrojados a placer por mi inquieta pluma profana, sino de un amplio currículo de acciones que ya la historia tiene registrada y que principalmente los veracruzanos conocen por ser, en su gran mayoría, del dominio público.

E aquí el colmo de la desvergüenza y la falta de sensibilidad. ¿Recuerda alguno de ustedes a Duarte? Sí, claro que lo recuerda, el que ahora sigue prófugo con muchos millones en la bolsa. Bueno, pues durante su gobierno acusó a Yunes de enriquecimiento ilícito, sí, tal como lo lee. Quien iba a decir que pasados los años hasta la interpol lo estuviera buscando a él por apropiarse por mucho más de lo que acusaba a Yunes en su tiempo. Según los investigadores de Duarte, Yunes se había enriquecido ilícitamente en el 2013. Tan grave estaba el asunto que hasta el ex presidente nacional del PAN Manuel Espino lo había acusado de apoderarse de más de 3,000 millones de pesos y llegó a relacionarlo con el crimen organizado. Qué cosas, porque mientras Duarte se abocaba desvergonzadamente a hacerlo, él mismo estaba ya inmiscuido en los mismos delitos. Ya lo dicen los viejos en sus dichos, el que mal obra mal le va y del mismo modo nadie puede tapar el sol con un dedo y aquí tanto Duarte como Miguel Ángel Yunes son un claro ejemplo de personas tan nefastas que la sombra de sus pasados los sigue como una maldición. Y para colmo de males, Omar Yunes Márquez, el cachorrito de Miguel Ángel, empresario de 35 años, fue descubierto realizando transacciones millonarias de dinero sin explicación alguna… ¿Y el SNTE? Pues este sindicato y sus líderes tampoco quisieron quedarse atrás pues en los antepenúltimos meses del año que se nos fue, acusaron a Miguel Ángel de lavado de dinero cuando, aprovechando su nombramiento como director general del ISSSTE transfiriera recursos retenidos a los trabajadores “para posteriormente, de manera ilícita, recibirlos a través de empresas propias y familiares como supuestas ‘comisiones”.

No sé qué tan fresca sea la memoria de algunos mexicanos, pero la mía aún está tan clara como para recordar las acusaciones que tanto la escritora Lydia Cacho y Edith Encalada, víctima de abuso sexual, hicieran contra el veracruzano. La periodista, defensora de los derechos de la mujer, evidenció en sus libros Los demonios del Edén y Memorias de una infamia, los gustos culposos que con la pederastia tenían que ver y a las que Yunes les tenía mucha pasión. Según Edith Encalada, el actual gobernador de Veracruz visitó un privilegiado sitio de Cancún donde lo vio entrar con niñas para su “uso personal”. Enredado hasta el cuello en una red de pedofilia junto al libanés Succar Kury, Yunes vio oscurecerse su carrera política, sin embargo, afiliado a líderes de elevada envergadura en el ámbito gubernamental pareció salir bien librado logrando, con el paso de los años, llegar al máximo gobierno veracruzano.

Edith Encalada expresó:

“Me preocupa que un pederasta pueda ser gobernador de un Estado y pueda permitir más abusos infantiles. Me preocupa porque yo lo sufrí, porque cuesta muchas terapias y atenciones poder recuperarse de una situación así. Quiero protestar para que mi voz sea escuchada”

Su petición fue a dar a oídos sordos pues hoy Yunes es gobernador y los abusos a mujeres, periodistas, niños y otras personas indefensas siguen a la orden del día, como si Duarte no se fuese ido jamás. Tal vez podríamos decir que es demasiado pronto para esperar resultados notables de sus ideas como nuevo gobernante, sin embargo, con el negro historial que lleva encima, tanto el que ahora escribe, como usted que ahora lee, bien podría poner en duda la capacidad emocional de un pederasta para gobernar con justicia.

Succar Kury purga una condena de 112 años en los Estados Unidos, pero la justicia en México igual aguarda su oportunidad de juzgarlo. Muchos son los que piensan que ser enjuiciado allá es mucho más seguro. Lo cierto es que de traerlo acá, lo más probable es que su condena la sobrellevaría en una suite de lujo con visita de niñas para sus diversiones personales. La corrupción en este país azteca es ilimitado e infinito su poder, por ello Yunes y su percudida reputación de pederasta no puede tener otro destino que el más natural, esto es, la caída de un gobierno que con toda seguridad se verá envuelto en el narcotráfico y pasados los años, un Yunes perseguido por la interpol hasta en la punta más lejano Tierras de Fuego.

Muy independientemente de los penosos placeres de Yunes con la infancia, no dejaré la pluma en el tintero sin antes recordar las palabras del fotógrafo estadounidense Jock Sturges:

 “Lo que los pederastas pierden de vista a un grado devastador, es que sus víctimas son personas que sufrirán por siempre de los abusos perpetrados en ellos.”

Adieu.

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