Vacunas contra el Covid-19 cambiarán el rumbo de la ciencia: expertos

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Científicos internacionales declararon que la presencia tempestiva de un fármaco preventivo para el Covid-19 cambiará el futuro de la ciencia de las vacunas, pues la velocidad con la que algunas de ellas han sido fabricadas y aprobadas superó al inmunizador contra las paperas, el cual se desarrolló en un tiempo récord de cuatro años.

A principios de 2020, los investigadores creían que el tiempo más próximo para obtener una vacuna sucedería a mediados del 2021. Sin embargo, en los primeros días del mes de diciembre los desarrolladores anunciaron resultados prometedores.

La vacuna fabricada por la farmacéutica Pfizer, en colaboración de la empresa de biotecnología alemana BioNTech, se convirtió en el primer inmunizante en aprobarse para uso de emergencia.

De acuerdo con Nathalie Dean, bioestadística de la Universidad de Florida, este avance “desafía todo nuestro paradigma de lo que es posible en el desarrollo de vacunas”, ya que este logro demuestra lo rápido que puede avanzar el desarrollo de un tratamiento, ante una emergencia global.

En una publicación de “Nature”, los investigadores expresaron que el aceleramiento de procesos científicos sin poner en riesgo la seguridad de las personas no sólo debería de utilizarse frente al Covid-19, pues enfermedades como la malaria, la tuberculosis y la neumonía matan juntas a millones de personas al año. Además, anticiparon la presencia de próximas pandemias letales.

Los expertos reconocieron que el desarrollo eficaz de la vacuna contra el virus del SARS-CoV-2 se debió a que, desde hace años se ha estudiado la conformación de virus similares. Todo esto sucedió después de las pandemias del SARS (síndrome respiratorio agudo severo) y MERS (síndrome respiratorio de Oriente Medio), patógenos de la familia de los coronavirus.

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Aunado a esto, se sumó una enorme financiación, permitiendo a las empresas realizar múltiples ensayos, conjuntamente a las labores de reguladores, encargados de asegurar su calidad.

Sin embargo, los científicos aceptaron que para que un fenómeno así vuelva a suceder se requerirá de un subsidio masivo similar al invertido en la vacuna del nuevo coronavirus. Esto sería posible “sólo si existe un sentido comparable de urgencia social y política”, destacaron.

Por su parte dice Rino Rappuoli, científico la división de vacunas de la farmacéutica británica GlaxoSmithKline, consideró que esto “no sucedió con el Ébola, que estaba devastando comunidades en África (entre 2014 y 2016) y las vacunas contra el Ébola, en consecuencia, tardaron más en desarrollarse”.

Rappuoli agregó que el dinero dirigido a la vacuna actual, se materializó porque todos los países enfrentaron los efectos de la pandemia, incluidas las grandes potencias mundiales, por lo que no cree que el desarrollo de futuras vacunas, incluso para enfermedades existentes como la malaria, sea tan rápido.

Además, los expertos manifestaron que la creación de vacunas son el resultado de años en búsqueda de innovar su fabricación. Los tratamientos inmunizantes convencionales son diseñados a base de proteínas virales o formas inhabilitadas del virus. Este método consiste en preparar a las defensas inmunitarias del cuerpo contra la infección.

Sin embargo, el procedimiento al que recurrieron los fabricantes de las primeras vacunas del Covid-19 consistieron en el uso de ARNm. Este es un ácido ribonucleico capaz de codificar una proteína clave del SARS-CoV-2 para que el cuerpo humano la produzca. Posteriormente, actúa como un antígeno, la molécula que desencadena una respuesta inmune.

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“Se invirtió mucho en la plataforma de ARNm que tenemos hoy”, expuso Akiko Iwasaki, inmunóloga de la Escuela de Medicina de Yale.

Iwasaki estimó que la investigación básica sobre las vacunas de ADN comenzó, por lo menos hace 25 años. En un principio, la mayor apuesta para estudiar este tipo de tratamiento, fue combatir diferente tipos de cáncer. “El enfoque ha madurado justo en el momento adecuado; hace cinco años, la tecnología de ARN no habría estado lista”, aseguró.

“Los investigadores de vacunas tuvieron suerte con el SARS-CoV-2 en muchos aspectos -prosiguió Iwasaki- ya que el virus no tiende a mutar tanto, como otros lo hacen ni tiene estrategias efectivas para frustrar el sistema inmunológico humano, dice, a diferencia del VIH, el herpes o incluso la influenza”.

Ante este panorama, la especialista destacó la importancia de conocer más acerca de todas las clases de virus existentes, pues así como los coronavirus, hay al menos otras 24 familias de patógenos que podrían infectar a los humanos y sólo con experiencia previa acerca de su infecciosidad y su alcance se combatirán de manera oportuna.

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