Tocarán en Guanajuato el réquiem que Cervantes merecía

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El programa de "Réquiem para Cervantes" consta de tres partes. (laudamusica.com)

Probablemente la música que sonó en el entierro de Miguel de Cervantes fue austera, por la condición económica en que murió; sin embargo, la agrupación La Grande Chapelle presentará en el próximo Festival Internacional Cervantino de Guanajuato, el réquiem que el autor habría merecido.

La intención del concierto “Réquiem para Cervantes” es pensar en el autor “ya consagrado, al que los siglos le han dado la razón, y no a ese pobre escritor que murió con poco más que cuatro pertenencias”, afirmó en entrevista el director de este conjunto español de música antigua, Albert Recasens.

La Grande Chapelle, que actuará el próximo 7 de octubre en el festival, rescató para su programa la música de Mateo Romero -quien fuera maestro de la Capilla Real durante el reinado de Felipe III- para hacer un homenaje al autor de “Don Quijote”, de quien se celebra el 400 aniversario de su muerte.

Cuando les encargaron el concierto, comenta Recasens, consideraron dos posibilidades. La primera era configurar un programa “con canto llano, gregoriano, muy austero, con una voz y quizá acompañamiento de un órgano”.

No obstante, “nos pareció que (esta primera opción) podía ser muy fiel históricamente pero al mismo tiempo no acompañaba a un homenaje como el fallecimiento de uno de los grandes escritores que ha dado nuestra cultura”, continuó.

Por ello, la agrupación se decidió por un repertorio que corresponde a la época en la que vivió el autor y que él pudo haber escuchado, porque entonces se interpretó frecuentemente.

En cuanto a la música, “no tenemos ninguna certeza histórica de lo que pudo haber ocurrido el 23 de abril de 1616 en el convento de las Trinitarias”, cuando se llevó a cabo el entierro del autor en Madrid, defendió el director, aunque debió ser un acto austero.

El programa de “Réquiem para Cervantes” consta de tres partes. El eje principal es la misa de difuntos, y está precedido por una selección de los maitines del oficio de difuntos, que tradicionalmente comenzaban horas antes del inicio de la misa.

La tercera parte es una secuencia de los responsorios que se cantaban ante el cuerpo presente, compuesta tanto por Romero como por Pedro Ruimonte.

Recasens destaca la pertinencia de hacer un réquiem dedicado a Cervantes a través de la música del maestro Romero, dado que ambas figuras guardan coincidencias por abanderar la vanguardia de su época.

“El hecho de que la música sea moderna, que se escuchara en los ambientes más avanzados de la época, tiene un paralelismo precisamente con Cervantes, un autor de novelas tan moderno, tan expresivo, que rompe moldes y trasciende”, afirma el director.

Otra coincidencia entre ambos es su interés por la vertiente popular de la música.

En las obras cervantinas, apunta Recasens, no se menciona la música religiosa, la que tenía más peso en la época a nivel institucional y de la que más creaciones se han conservado en los archivos catedralicios, sino que siempre se hace referencia a la dimensión profana, como ocurre en la obra La gitanilla.

El director también remarcó las dificultades que encuentra La Grande Chapelle, fundada en 2005, para realizar su trabajo de investigación y recuperación del patrimonio musical.

En el ámbito musical, considera el director, en España hay cierto “retraso”.

Y pone como ejemplo el hecho de que, cada vez que empiezan a trabajar con un autor -compositores que son grandes maestros y que están lejos de ser músicos “de tercera fila”- encuentran que apenas hay catálogo, y la obra está muy dispersa.

La agrupación “es una gran apuesta en un país en el que a nivel público es un tanto complicado hacer entender que la música es tan importante como la literatura y la pintura”, asevera Recasens.