La pluma profana de El Markés

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¿Cuánto por una cheve?

En pleno ojo del huracán se encuentra Jorge Arturo de tan sólo 28 años cuando sin saber lo que le sobrevendría en los próximos dos minutos, le dio un trago a su cerveza… bueno, al menos eso es lo que se investiga para saber si fue así o qué fue lo que pasó y que llevó a otra dimensión a casi una decena de personas en la carretera Saltillo- Zacatecas.

Veintiocho años y ya la sociedad lo desea ver tras las rejas so pena de que de no ser así, tomar justicia por su propia mano. Hoy son varias las familias y amigos los que se encuentran inmersos en una serie de trámites que no ha dejado fluir el dolor de la pérdida. Y es que es una terrible mezcolanza de sentimientos cuando, por una parte, los gastos asciende a unos cuantos miles y por otro lado el terrible dolor clavado en el alma al ver a la tía, a la madre, al sobrino, al papa, ahí, en la Semefo, intentando reconocer los cuerpos destrozados de quienes en vida llevaban una existencia tranquila y en el caso de los maestros, dedicados a la educación rural. Las noticias amarillistas embarran a la mala suerte, al haber pedido un aventón y todo eso; en realidad nada tiene que ver con la buena o mala suerte que pueda tener una persona o que si los astros ya tuvieran indicado el momento en el que todas estas personas fueran a morir en medio de la nada y por un encontronazo… aquí una terrible amalgama: Licor e irresponsabilidad. Punto.

¿Cuánto por una cheve? ¿Cuánto dolor puedes causar al beber, manejar y llevar a la muerte a personas que nada tienen qué ver con tus vicios? A menos de quince días la herida sigue arrojando sangre, lágrimas y mucho dolor. La sociedad teme que la justicia se escabulla y que el culpable deambule por las calles, en libertad y como si sus acciones fueran algo permitidas… ¿Cuánto vale una cheve? Sigue siendo nuestra pregunta, ese cuestionamiento aparentemente sin respuesta que ha llevado a la muerte a cientos de miles de inocentes, víctimas de viciosos que lejos de tomar conciencia y enfrentar la culpabilidad, hacen cuanto pueden por salir bien librados.

La educación y el consejo en casa tienen mucho más peso que cualquier campaña anti alcohol. Con todo y que las costumbres han cambiado, la voz del padre, de la madre y hasta de los abuelos sigue teniendo ese peso importante en las coincidencias de los jóvenes. Es lamentable ver en las calles autos siendo conducidos por menores de edad. Carecen de identificaciones oficiales y todavía peor, ignoran los señalamientos, no portan el cinturón de seguridad y manejan a velocidades no permitidas… ¿Dónde empieza el error? Precisamente cuando el tutor deja en manos de una persona no apta el manejo de un automóvil que puede causar la muerte a un tercero. Con todo y que pareciera algo exagerado, los altos índices de muerte por atropellamiento dicen que son los jóvenes quienes las causan. Sí, son los menores de edad los que causan más atropellamientos en vías públicas y para infortunio de los afectados, muchos de ellos salen libres a causa de lodébil de las leyes relacionadas con la vialidad. Muchos jóvenes son amparados y liberados a causa del influyentísimo. Muchas víctimas son olvidadas en archivos y la justicia llega muy poco, si es que nunca.

Jorge Arturo es sólo un ejemplo de lo que no se debe hacer jamás y bajo ninguna justificación: Beber mientras se maneja. Deseando pasarse de listo, el inculpado quiso liberarse de las acusaciones diciendo en primer término, que él era el copiloto y que el conductor se había dado a la fuga. Testigos de la escena indicaron que el hoy detenido había lanzado algunas latas de cerveza fuera de la unidad para que estas no fueran detectadas por los oficiales, sin embargo, tal pareciera que el alcoholizado criminal no sabe que como expertos que son examinan una periferia lo bastante amplia.

Y así los días pasan y la justicia, serena y paciente, estudia detenidamente el caso… y allá, donde el luto no acabará jamás, se llora por la pérdida de un hijo, de la madre, una hermana, una amiga, una prima, etc. Se llora la muerte de la maestra de escuela, esa que era muy querida y que el alumno no verá más. Sería así pues que el culpable tuviera un lujo como lo es la libertad.

Tomemos conciencia, la vida es brevísima y peor aun cuando una persona inconsciente la vuelve todavía muchísimo más breve. Ahora, cada que vaya a una reunión de amigos y tenga que conducir, piense en Jorge Arturo, ese que por una cheve les robó la felicidad a varias familias y al mismo tiempo su propia libertad. Adieu.

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