La pluma profana de El Markés

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“En nombre de Matcha”

La pequeña perrita Matcha murió desangrada en el patio de su propia casa y a manos de un delincuente. Las cámaras captaron el momento justo en el que el malvado la hería y todavía al verla muerta, siguió hiriéndola con una carabina de postas.

Al mirar atrás, un indio Kikapú me miraba con expresiones rudas y voz carrasposa, me dijo que echara los peces al río y que si tenía hambre, que comiera lo que necesitaba, que para llevar nada, que el río y todo lo contendido en su cauce y sus alrededores eran sagrados. Eso me lo dijo un buen amigo que, por ser amante de la pesca, se había introducido furtivamente en la reserva Kikapú en el municipio de Melchor Múzquiz, Coahuila. Es fecha que esa tribu sigue dándole el lugar merecido a eso que les devuelve todo cuanto poseen. Sus dioses les han heredado un amor profundo por lo natural y eso ha hecho que esa reserva en sí se mantenga intocable. La sola presencia de ese rudo varón de piel canela causó tanta reverencia y respeto obligado del territorio que pisaba, que mi amigo jamás volvió a pararse por ahí.

Durante siglos la relación entre el ser humano y su entorno fue algo muy íntimo y hasta podríamos denominar consagrado. Mientras la India ha logrado mantener esta relación como algo eterno al reverenciar a los elefantes y a las vacas como intocable, otras comunidades de la península hindú consideran a las ratas como algo divino. Las llamas para los Incas son mucho más que animales de carga y en México el perro es un animal que viajará a su lado al momento de morir. El pasado amparaba en muchos sentidos al mundo animal y eso conllevaba a un respeto del ser humano hacia ellos. La disminución del valor hacia lo natural ha llevado a la extinción de especies que jamás  volverán  a andar sobre la faz de la tierra; pasa lo mismo con la tala inmoderada que disminuye en mucho la población de pinos, abedules, maples y otras muchas especies vegetales.

Y hablando precisamente del respeto que se le debe tener a los animales y en particular a los domésticos, por ser quienes están constantemente cerca de nosotros, sale a la luz un escandaloso video en el que un hombre es captado hiriendo a una pequeña perrita. No hace mucho las redes sociales nos escandalizaron con otro video y del cual ya abordamos el tema, en el que un hombre había echado a un perro en un cazo con aceite hirviendo. Tal suceso nos apretujó el corazón al ver que ese indefenso perrito simplemente cruzó frente al delincuente y justo ahí, al hombre se le ocurrió la idea de que parte de su venganza podría ser dañar al pobre animal. La escena en sí es escalofriante. El perro se agita, gime y se ve desvanecerse poco a poco entre el aceite hirviendo.

En definitiva los tiempos han cambiado, y el “Mirindas” lo sabe más que nadie ahora que purga una condena por maltrato animal. El tipo hubiera seguido viviendo de sus fechorías por mucho tiempo, y tal vez para estas hora estuviera en casa drogándose, prostituyéndose, viendo La Rosa de Guadalupe o escuchando Nathanael Cano, Peso Pluma o haciendo todo eso que en definitiva corrompe al alma humana, pero no, el hombre creyó que era una decisión correcta y lo bastante acertada saltar esa barda del vecino, asaltarlo y vivir después de lo obtenido. En el camino a la realización de su fechoría, se le atravesó una pequeña perrita llamada Matcha de tan solo un año o tal vez un poco más que en su intento por defender la casa de sus amos se dedicó a ladrar. El moderno Iván El Terrible, de Magdalena de Kino en Sonora, con tan solo treinta y siete años no tiene ni idea de lo que le aguarda tras las rejas convirtiéndose en uno más de los delincuentes que tras abusar físicamente de un animal, ha terminado encerrado. La pequeña Matcha se suma a esa terrible lista de animalitos domésticos, de campo u otros que ha terminado siendo víctima de los descarriados comportamientos de algún ser humano descerebrado. El crimen quedó grabado y no habrá nada que pueda salvarlo de pasar una buena temporada tras las rejas.

Cuando llegó la noticia nacional que los circos dejaban de utilizar animales en sus espectáculos, muchos se gozaron de saberlo. Luego de tal decisión los cirqueros tuvieron que ingeniársela para enriquecer sus espectáculos y eliminar todo libreto que requiriera animales. Hoy los circos siguen siendo favorecidos por el público y nos damos cuenta que en realidad no era tan necesario el ver elefantes golpeados, tigres, panteras o pumas azotados o perritos con falda intentando mantener el equilibrio.

Existen pocos gozos de saber a otro ser humano condenado. Se habla de que debemos perdonar y hasta de poner la otra mejilla, pero en lo personal me gozo cuando la justicia actúa al momento, o por lo menos en horas cercanas al crimen. Iván fue capturado y condenado. Esos son finales felices, tan felices y concluyentes como aquellos en los cuales los delincuentes sexuales, los pedófilos, son abusados por otros internos dándoles un merecido de ópera, de final de película, la justicia en todo su esplendor. Adieu.

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