“Osvaldo Aguilar, al rescate de la telegrafía”

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En medio de un mundo de reformas de las que muchos mexicanos no están nada conformes, existen empresas nacionales que luchan por mantenerse a flote en medio de una hecatombe económica sin precedentes en México. Con mucha tristeza hemos visto desaparecer el ferrocarril que hoy es sólo un vago recuerdo para quienes solían viajar cómodamente; se ha perdido la genialidad al momento de comunicarnos por escrito porque ahora la magia del celular nos ha arrebatado hasta la ternura de hacerlo vía carta y telegrama. Celebramos la evolución, pero condenamos la frialdad. Si preguntásemos a los jóvenes de hoy en día si saben lo que es o cómo realizar un procedimiento de envío de una misiva o un telegrama, con toda seguridad nos mirarían con desconfianza, como si estuviésemos hablando en dialecto o de una tecnología futurista o ultramoderna.

Una conversación de diez minutos bastaría para lograr encontrar en el actual gerente de Telecomm Telégrafos, Osvaldo Aguilar Villarreal, a un hombre por demás sencillo. Un varón de casa y salidas de paseo con la familia, un tipo que con todo y loscompromisos que implican el vivir entre la política y la responsabilidad de mantener elevada la vara de las telecomunicaciones, con todo y eso se conduce en un piso firme de amabilidad y disposición. No existe alguien que hable mal de él simplemente porque no existen motivos. Sus estados de Facebook son como los míos, como los de usted que ahora lee y no hay nada secreto que él mismo no devele amablemente. Hoy por hoy, este hombre, casado y con un hijo, graduado comolicenciado en Derecho y titulado de la Facultad de Jurisprudencia de la UAdeC, a su corta edad es un joven político, pero nada privado de la experiencia en la actividad partidista y en el sector público.

A su arribo a la gerencia estatal se afanó por recorrer el estado de Coahuila desde las tierras bajas de Parras, Viesca y Arteaga, hasta el cautivante norte en Ciudad Acuña, Piedras Negras y otras ciudades. Recorrió todo el territorio coahuilense en su afán de conocer a ciencia cierta cómo se manejaba la telegrafía pese a lo abrumador de la tecnología. Sorpresas no le faltaron al ver que telégrafos no es otra cosa que parte de la modernidad en la que diariamente nos movemos.

¡Quién lo dijera!, hace más de cien años el telegrama y el correo era lo que hacía de nuestra patria una nación a la altura de otras muchas del mundo. El entonces presidente de la república, Porfirio Díaz, se había encargado por medio de un ingenioso método de salvación sacar al país de la miseria política y económica que según él habían dejado los reformistas como Juárez y Lerdo de Tejada. Su afán por salvaguardar la soberanía nacional fue para muchos un deseo cargado de objetivos sumamente extremos. Aun cuando mucho se ha dicho sobre la cruda dictadura de un hombre ambicioso que sin importarle nada ni nadie sacó a la nación del pantano, por otro lado es bueno recordar que ha sido uno de los presidentes de la república que mucho hizo por tornar a la patria a un nivel importante en cultura y economía. En su afán de volver oro el polvo se encargó concienzudamente de serpentear territorio nacional con infinidad de vías metálicas para colocar sobre ellas un ferrocarril que contribuyó notablemente a ponernos en contacto con el extranjero.

Para los que creen que la telegrafía en México ha pasado a un término de olvido, hoy declaramos que no es así. Aun cuando muchas de las esquelas que se entregan, podríamos hablar de un ochenta por ciento de ésta, se trata de notificaciones bancarias y otros servicios financieros, un veinte por ciento es texto puro, sentimiento escrito que conlleva avisos de regocijo como felicitaciones de graduaciones, aniversarios, textos de amor o de amistad.

¿Quién es el que dice que el telégrafo ha caducado? Hoy, casi en la agonía de un 2017, Osvaldo Aguilar Villarreal, actual Gerente estatal de Telecomm Telégrafos se ha dado a la tarea desde su llegada al organismo de darle vida a todo aquello que en su momento encontró agonizante. A poco tiempo de estar al mando de esta histórica empresa, su trabajo se ha evidenciado en una contundente evolución que ha dejado boquiabiertos a propios y extraños. Comúnmente se le ha visto en la entrega de apoyos de los programas sociales y que son entregados por personal de Telecomunicaciones.

En 1848 el telégrafo permitió a los editores de periódicos ofrecer noticias novísimas. Nadie ha dicho que sobrevivir en un mundo donde la tecnología va a pasos agigantados ha sido sencillo. La competencia en medios de comunicación satelital es enorme y por ellos los líderes de esta importante empresa han buscado por medio de las múltiples alianzas con empresas nacionales despuntar y permanecer vigentes. Y es que actualmente y que gracias a que casi en cada pueblo de la república se encuentra una oficina de telégrafos, la banca se ha hecho presente tan íntimamente con el pueblo al poder realizar múltiples operaciones como si se encontrara en la ventanilla misma del banco de su elección.

Aun cuando hoy ha quedado en desuso el método Morse, la tecnología ha permitido comunicarse de una manera mucho más rápida y eficiente. Hoy por hoy Telecomm Telégrafos sigue siendo una vértebra de la patria que muchos mexicanos respetan por ser una institución histórica.

Hoy y mañana una carta y un telegrama seguirán causando esa calidez inigualable en lo más profundo del alma y que un mensaje instantáneo no ha podido lograr… y es que se crea o no lo clásico seguirá siendo el detalle de ser simplemente original.

Hoy Telecomm Telégrafos, como dice su logo “Te da más” y más por el hecho que a lo largo y ancho de todo el país y en las comunidades más lejanas existen 1570 oficinas ofreciendo servicios tanto de telegramas, giros telegráficos, envío y recibo de dinero del extranjero y hasta pagos de servicios básicos. Ayer y hoy todos aquellos que laboran en la telegrafía son en cierto modo “héroes” que luchan por mantener vivo un organismo tan auténtico que muchos creyeron moriría con la aparición del mundo computacional y la telefonía móvil.Jamás se igualará una mail a una carta domiciliada escrita de puño y letra vertiendo una larga línea de sentimientos en una tarde de verano o a un costado de la chimenea en un crudo invierno.

Mientras la real academia de la lengua no elimine el guion y el punto, la telegrafía seguirá existiendo en el corazón de los mexicanos; mientras existan personas como Osvaldo Aguilar, dispuesto a sacar del fango lo que parecía extinguirse, podremos decir que vamos avanzando. Adieu.

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