Victoria agridulce para el Barcelona ante el Getafe (VIDEO)

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ESPAÑA.- El Barcelona se despidió del Camp Nou sin fanfarria de ninguna clase. Dos semanas después de celebrar por todo lo alto la conquista de la Liga, la hinchada azulgrana castigó al equipo de Valverde con la indiferencia que mostró un estadio semivacío y concierto de pitos, con Coutinho como protagonista principal, para dar a entender que la herida de Anfield sigue abierta.

Un gol rozándose el descanso de Arturo Vidal y oro de Messi, rozándose el final del partido, pusieron el 2-0 en un marcador amable para los méritos del campeón, que jugó sin alma ni alegría, pero cumplió el expediente frente a un rival desmontado y desafortunado.

Ganó el Barça porque la historia condena de mala manera al Getafe en el Camp Nou, donde nunca ha sido capaz de vencer y en 15 visitas ha logrado solo 4 empates… que este domingo habría celebrado de manera evidente para llegar a la última jornada dependiendo de si mismo.

Atrevido en su presentación y tratando de aprovechar el mal ambiente existente entre hinchas y jugadores del Barça, el equipo de Bordalás buscó con ambición la meta de Cillessen, puesto en el escenario por Valverde para tenerle activo ante la final de Copa, hasta llegar a marcar un gol que fue anulado a Molina y disfrutar de tres buenas llegadas antes de que, pasada la media hora, avisara por primera vez el Barça con un disparo de Rakitic que atajó David Soria.

El meta azulón acabó por ser providencial para que su equipo se mantuviera en pie durante muchos minutos, salvando a Vidal, a Messi o a Malcom o Coutinho buenas ocasiones… Aunque no pudiera evitar la segunda de todas ellas, llegándose al minuto 40 en una falta lanzada por Messi, peinada por Piqué y que sacó con una gran mano en el suelo, para que Arturo Vidal rematase con furia y a placer el 1-0.

INDIFERENCIA

El gol marcado por el chileno, uno de los pocos destacados en la triste tarde del Camp Nou, serenó los ánimos de una afición que mostró gran indiferencia con los suyos, provocando la peor entrada de este año con apenas 58 mil espectadores en la grada, más ocupados en condenar a Coutinho que en apoyar a un equipo con evidentes muestras de agotamiento mental.

El brasileño resucitó una vieja costumbre del Camp Nou: a los pitos, generalizados, se opusieron luego los aplausos y cada vez que tocaba el balón se convertía en un juicio sumarísimo, con sus compañeros intentando apartarle del plano y el juego convertido, ya en la segunda parte, en un correcalles sin ningún argumento futbolístico.

Coutinho se marchó cojeando y entre el pasotismo del público, tan atento a los resultados de otros partidos como solamente pendiente de Messi, al que no dejó pasar la ocasión de animar y trasladar su cariño incuestionable… Porque el capitán fue, a fin de cuentas, el único en recibirlo.

Y un autogol para el 2-0 que ni se celebró, en el que Messi demostró con su reacción la tristeza que impera en un Barça al que, parece, ni el doblete puede devolver la paz.

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