“Venimos a agradecer a San Juditas por lo que nos dio en el año”

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CIUDAD DE MÉXICO.- Con flores, veladoras y oraciones, más de 7 mil creyentes celebraron a San Judas Tadeo en el templo de San Hipólito. Como cada día 28 del mes, hombres, mujeres y niños se presentaron a la iglesia situada en la avenida Hidalgo, de la delegación Cuauhtémoc, para agradecer y solicitar milagros al santo.

“Venimos a darle gracias a San Juditas por lo que nos dio en el transcurso del año, no hay nada más grande que la fe hacia Dios y los santitos, por medio de los santos pedimos siempre a Dios”, dijo Victoria Espinosa tras repartir tortas y agua a los asistentes.

“Nosotros hacemos esto cada año, para darle gracias a Dios y como un agradecimiento de lo que comemos año con año. Estamos aquí para regalar tortas, arroz, jugos, agua; este año trajimos 80 botellas de agua y 120 tortas de jamón con frijoles, quesito, chilito, jitomatito y mayonesa”, mencionó.

Indicaron que estas acciones son para agradecer la ayuda que han recibido de San Judas desde hace años.

“Hemos tenido tantos milagros y por eso venimos, el más importante fue que mi hija se me fue a una barranca de gran profundidad. Ese día, al ver que el carro se iba, caí de rodillas abriendo los brazos y le pedí a Dios que me cubriera con su manto a mi hija y mi sorpresa fue que el carro se atoró en una cuneta como a 40 metros de profundidad. Mi hija tenía 12 años y hoy tiene 27 años”, recordó Victoria.

Aquel día, agregó, uno de sus hijos arreglaba los frenos al carro y le pidió a su hermana que subiera al auto para frenar, “yo creí que mi hijo le había enseñado a frenar y cuando se mete a la casa mi hija se va en el carro por una bajada, yo intenté detenerlo de frente, mi esposo me ayudó pero al ver que me iba a aplastar el carro con una barda me quitó y ella se fue a la barranca. Por eso es que siempre le hemos pedido a Dios y a San Juditas Tadeo que nos ayude”.

Agustín Zetina, esposo de Victoria, dijo: “Dios siempre ha estado con nosostros en los momentos más difíciles. Hemos tenido crisis y ahí está metida la mano de Dios en todas las cosas. Es un sentimiento especial pensar que siempre alguien nos cuida. El ser humano no nació para estar sin creer en algo más grande y eso es lo que tenemos y compartir algo de lo que tenemos durante el año nos hace felices”.

Desde hace 20 años la señora Ana María Romero acude cada día 28 a la iglesia de San Judas a pedir bienestar para su familia. Este mes pidió por la salud de uno de sus yernos, a quien le acaban de amputar una pierna.

San Judas “me está ayudando muchísimo a salvarlo, vengo aquí cada mes porque en todos los casos difíciles que he tenido él me ha ayudado y no me ha dejado sin comer, me ha ayudado con mis hijos, me ha sacado a mis nietos de la drogadicción, me ha ayudado y no tengo palabras para eso”, resaltó la mujer procedente de la delegación Álvaro Obregón.

Entre empujones, Ernesto llegó vestido con una túnica blanca y una franja verde, similar a la que porta San Juan Tadeo, y repartió 50 rosarios. “Cada mes vengo a regalar rosarios, adornos, playeras, lo que tengo, son cosas que le pedí y me las cumple y cada mes vengo a pagarselas”, expresó.

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