NUEVO LAREDO.- Luego de que la Casa Blanca anunciara el fin inmediato de la ley “pies secos, pies mojados” que permitía a los cubanos tocar suelo estadounidense y permanecer en él de manera legal, decenas de familias que llegaron hasta la frontera de Nuevo Laredo, se encuentran inmersas en un estado de fragilidad, tristeza e incertidumbre, durmiendo en las calles o iglesias de la localidad, en espera de una respuesta por parte del Gobierno Americano.
Después de haber atravesado alrededor varios países entre la selva, el monte, el calor, la lluvia o incuso el frío, estas familias suplican la piedad americana para cruzar la frontera y encontrar paz, pero sobre todo seguridad, debido a los fuertes conflictos que atraviesan en su natal Cuba.
Mujeres y niños, estudiantes, hombres con familia en el país vecino, relatan lo difícil que ha sido su recorrido para llegar a este punto donde les ha sido negado el asilo político, dejándolos en medio de la vulnerabilidad y el desconcierto sobre las próximas decisiones gubernamentales y cómo afectara a estas personas.
“Hemos dejado todo, no tengo casa, comida o ropa, sólo le pido al gobierno que me permitan entrar a Estados Unidos. No quiero dinero, no voy a robar, no le haré daño a nadie, soy humano y estoy sufriendo mucho, me duele tantas humillaciones por las que tengo que pasar, busco trabajar honradamente, pero no me obliguen a volver a Cuba porque si regreso moriré”, asegura Henry Valdés, un joven que en la búsqueda de escapar de la opresión cubana caminó la selva rasgándose la poca ropa que traía, consumido en el cansancio y el hambre, con los pies agrietados y la mirada triste, pero con el anhelo de encontrar una vida digna y tranquila, la cual el día jueves le fue negada.
De acuerdo con un comunicado conjunto de los gobiernos de EU y Cuba, los principales motivos para abolir el asilo político fue avanzar en la normalización de relaciones bilaterales y evitar los peligros de la migración irregular, sin embargo han dejado a un sinfín de familias cubanas sin el permiso de ingresar al país legalmente, posicionándolos en un estado de debilidad al no saber qué hacer o dónde pasar las noches mientras les brindan una respuesta.
Tras más de un año de negociaciones y a dos de iniciar el histórico deshielo, ambos países anunciaron este nuevo acuerdo migratorio, tema conflictivo por décadas en la relación bilateral, justo una semana antes de que tome posesión como presidente de Estados Unidos Donald Trump, partidario de eliminar los beneficios migratorios a los cubanos.
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