Mirada global: desde el cara a cara de Biden-Putin hasta el gobierno ultraconservador iraní

0
134

La doctrina Biden

Después de sólo seis meses en la Casa Blanca, el presidente estadounidense Joe Biden nos ha dado una amplia evidencia para su estrategia en política exterior. En muchos sentidos refleja su carrera política en Estados Unidos, en la que se ha comprometido con soluciones negociadas, institucionales a problemas compartidos; ha construido relaciones personales duraderas y se ha enfocado en asuntos que definen la era contemporánea.

La reciente gira de Biden a Europa resalta tres elementos fundamentales en su estrategia. En primer lugar, Biden reafirmó su compromiso y el de Estados Unidos con las instituciones de gobernanza global y con la seguridad internacional al trabajar para unir a los aliados en el G7 y -a diferencia de su predecesor, el presidente Donald Trump– al subrayar la continua importancia de la OTAN. Ken Salazar-embajador de Estados Unidos a México

En segundo lugar, el presidente claramente cree en la importancia de reunirse tanto con amigos como con enemigos cara a cara. El toque personal del presidente es uno de sus mayores activos políticos y lo utilizó con gran efecto para reafirmar alianzas y marcar límites a los rivales de EU. En Reino Unido cimentó buenas relaciones personales con sus colegas del G7 y presentó un frente unido al desafío de una China más asertiva. En Ginebra, Biden se reunió con el presidente ruso Vladimir Putin, tuvo un intercambio franco de opiniones y luego presentó una evaluación positiva a los medios mundiales, argumentando que hacer otra cosa habría sido una profecía autocumplida.

Finalmente, el presidente Biden usó su gira europea para sumar apoyo internacional a una estrategia coordinada frente al cambio climático, el Covid-19, y para llamar a cuentas a China por sus abusos en materia de derechos humanos y la violación de reglas económicas. Esto, claramente, es un regreso a la política exterior previa a la era Trump, y los aliados parecieron apreciar el regreso de Washington.

Rusia y EU, un nuevo paradigma

El 16 de junio se reunieron en Ginebra los presidentes de Estados Unidos y de Rusia, a invitación del presidente Biden, con el fin de distender las relaciones entre ambos países después de un clima de desencuentros que llegaron a provocar el retiro parcial de sus agentes diplomáticos.

Este encuentro, el más importante a nivel bilateral celebrado por ambos mandatarios, anuncia un cambio de paradigma en las relaciones entre las dos potencias. Aparte de los temas de la agenda que comprendían seguridad cibernética, disminución del arsenal nuclear, derechos humanos y otros de interés regional y global, las declaraciones de los presidentes dejaron en claro que existe un nuevo entendimiento entre el Kremlin y la Casa Blanca. Biden reconoció la importancia estratégica de Rusia como gran potencia cuya participación en los asuntos globales reviste especial importancia, mientras que Putin manifestó su beneplácito por la actitud conciliadora del presidente norteamericano, de quien aprecia su profunda experiencia en la política internacional y su disposición para mejorar las relaciones con Rusia.

Pero el tema que tal vez constituye un parteaguas en la relación de ambos países es el que se refiere a las negociaciones que habrán de celebrar en torno a los intereses y soberanía de ambos países en el Ártico, tanto en lo que toca a la cooperación para la explotación de los enormes recursos naturales de la zona como de los relativos a la extensión de la plataforma continental de Rusia y su militarización.

El nuevo gobierno ultraconservador iraní

En medio de una creciente abstención por parte del electorado iraní, reflejo de la insatisfacción de la población por la crisis económica por la que atraviesa el país, resultó triunfador Ebrahim Raisi, un conservador ligado al Ayatolá Alí Khamenei, el conservador y líder supremo de la teocracia iraní que contará con un aliado que aspira a sucederlo.

Raisi tiene un historial manchado por sus numerosos abusos de poder y de violaciones a los derechos humanos como su participación en la ejecución en masa de oponentes políticos en 1988, por lo que el gobierno norteamericano lo mantiene bajo sanciones.

Sin embargo, a pesar de la línea dura que aplicará en el ámbito nacional, se estima que estará dispuesto a negociar la reanudación del tratado nuclear de 2015 a cambio del levantamiento de las sanciones impuestas al régimen por Estados Unidos. Cabe destacar que el apoyo de sus simpatizantes es resultado de sus promesas para erradicar la corrupción, que ha afectado a la economía tanto o más que las sanciones que enfrenta el gobierno, así como por su exhorto a mantener los valores y principios de la Revolución Iraní.

En el ámbito regional la presidencia de Raisi despierta inquietudes para sus rivales y enemigos: para Arabia Saudita representa un nuevo reto para sus ambiciones hegemónicas. Para Israel, una confrontación más dura con su rival ultraconservador.

Seguridad cibernética

En la reciente reunión con los 30 miembros de la OTAN (14/06) y en su reunión con Vladimir Putin (16/06), el presidente Joe Biden colocó la seguridad cibernética como tema prioritario en la agenda multilateral y bilateral de Estados Unidos. Su preocupación no es gratuita. El mes pasado el sistema de oleoductos más grande de Estados Unidos se vio paralizado por un ataque del grupo DarkSide, piratas cibernéticos que pidieron dinero a cambio de restablecer el sistema.

Si bien en su entrevista Putin negó cualquier apoyo de su gobierno a estos hackers, es claro que en las últimas dos décadas se han registrado ataques cibernéticos en distintas partes del mundo en los que la responsabilidad de su origen no queda clara. Para el gobierno de Xi Jinping, no tiene sentido pelear una guerra cibernética que nadie puede ganar.

Ahora la OTAN queda a cargo de elaborar una nueva política de defensa cibernética, lo que se suma a los esfuerzos que han emprendido la ONU, la OIT y la propia OEA, dado el riesgo creciente en el que se encuentra la infraestructura cibernética de todo el mundo.  La meta de un ciberespacio estable y pacífico se convierte en el siglo XXI en una prioridad cada vez mayor para gobiernos, empresas y ciudadanos.

La lamentable situación social de América Latina

La pandemia de Covid-19 ha azotado con extrema dureza a los países de América Latina y el Caribe, carentes de infraestructura sanitaria para contener contagios, evitar muertes y vacunar a la población. Solo 34% de los trabajadores latinoamericanos está afiliado a un sistema de salud y las medidas de protección social de emergencia no alcanzan hoy al 51% de la población (CEPAL).

La crisis sanitaria llegó en un mal momento, tras siete años de lento crecimiento (1.9%) con tasas crecientes de pobreza, pobreza extrema y desigualdad, los males crónicos que hacen de la región la más desigual del mundo. Los gobiernos no tienen recursos fiscales ni capacidad de endeudamiento para aumentar el gasto social, en salud al ritmo que se requiere.

El saldo social de la pandemia es lamentable: 22 millones de personas han caído en situación de pobreza y 26 millones han perdido sus empleos. Esta situación bien podría derivar en crisis humanitarias, estallidos sociales y caída de gobiernos. ¿No sería este el momento para pensar en conjunto medidas multilaterales de alivio para la región?

(EL UNIVERSAL)

Mantente informado las 24 horas, los 7 días de la semana. Da click en el enlace y descarga nuestra App!