MÉXICO.- El mundo está invadido por el plástico, y no solo por la gran cantidad de este material presente en las vidas de millones de personas, sino que, incluso ya se encuentran en el aire que respiramos, el agua que bebemos y los alimentos que consumimos.
Ahora, investigaciones recientes revelan que estas diminutas partículas pueden introducirse incluso en el cerebro y otros órganos, luego de un estudio realizado con ratones.
En uno de los experimentos, se alimentó a roedores sanos con microplásticos, y los resultados fueron preocupantes, pues se descubrió que estas partículas acabaron en los hígados, riñones y cerebros de los animales, potencialmente causando daños de magnitud incalculable.
Los animales estuvieron expuestos durante un período relativamente breve, de cuatro a ocho semanas a los microplásticos, sin embrago, fue tiempo suficiente para que estos materiales afectaras sus organismos.
En otro estudio realizado, los científicos descubrieron que los microplásticos están presentes en la vesícula biliar de las personas, donde parecen contribuir a la formación de cálculos biliares, un factor que puede desencadenar pancreatitis y aumentar el riesgo de cáncer de páncreas.
Los hallazgos son sumamente importantes, pues revelan la velocidad con la que los microplásticos pueden migrar de los alimentos a múltiples órganos del cuerpo.
Los científicos también descubrieron que son las personas más jóvenes quienes presentaron una carga mayor de microplásticos en comparación con las personas mayores, lo que sugiere que la exposición a estos contaminantes desde una edad temprana puede tener efectos más graves en la salud.
De acuerdo con especialistas, los microplásticos pueden afectar gravemente la salud de las personas, pues existen indicios de que aumentan la inflamación, lo que puede desencadenar una serie de efectos adversos, incluido un mayor riesgo de cáncer e incluso demencia.
Los microplásticos se originan a partir de fragmentos más grandes de desechos plásticos que se descomponen en partículas diminutas. Su presencia se ha registrado en playas, en la Antártida e incluso en las cumbres de montañas en China, lo que indica que ya se encuentran en todos los rincones del planeta.
La mayoría de los plásticos no se biodegradan en el medio ambiente de la misma manera que lo hacen los residuos orgánicos como los alimentos o el papel, lo que sugiere que las millones de toneladas de plástico presentes en el medio ambiente es probable que persistan indefinidamente.
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