Martín Kohan busca perturbar al lector

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El narrador nacido en 1967, en Buenos Aires, ha escrito una historia sobre abuso sexual que sufren niños de un orfanatorio. (edizionisur.it)

CDMX.- Explorar la realidad desde el fuera de lugar que proporciona la literatura; situar al lector en fuera de lugar, llevarlo al lugar menos cómodo, al más perturbador e inquietante; ponerse él mismo en fuera de lugar, en la situación extrema y resbaladiza de los temas que cimbran, que descolocan.

Esas virtudes tienen siempre las historias que cuenta como nadie el escritor argentino Martín Kohan; son las historias que le gusta contar. “Lo que procuré, porque me parece que es mucho más interesante cuando la literatura funciona de esta manera, es perturbar al lector, no sólo contar una historia de lo perturbador o de los perturbados sino que el lector mismo se vea perturbado y descolocado, inquieto en su propio lugar, afectado por el libro de ese modo porque efectivamente lo que se expone tiene que ver con prácticas perversas o aberrantes, y al mismo tiempo nunca hay un tono o un registro que vaya a redundar en señalarlo, es otro tipo de exposición de los materiales, al menos en la primera parte, después la novela hace un giro”.

El narrador nacido en 1967, en Buenos Aires, ha escrito una historia sobre abuso sexual que sufren niños de un orfanatorio, ningún adulto los toca pero sí los retratan desnudos y venden esas imágenes por todo el mundo. Entre los participantes de ese perverso negocio está un sacerdote que cuida de los niños en el orfanato. Esa es la historia de “Fuera de lugar”, la nueva novela de Martín Kohan, que ha sido publicada por Anagrama.

Si “Fuera de lugar” adoptara el tema de aleccionamiento moral con respecto a los personajes que tiene y a las situaciones que narra, dejaría al lector en un lugar finalmente cómodo porque el lector quedaría confirmado en el lugar previsible, aun cuando los hechos que se narran pueden resultar aberrantes o los personajes que ve desfilar son perversos y pueden resultarle siniestros. Si todo eso se resolviera en algún narrador que asegurara un mensaje moral, eso colocaría al lector en un lugar tranquilizador, pero yo no quiero eso”, señala el escritor.

Kohan, autor de “Los cautivos”, “Bahía blanca” y “Ciencias morales”, con la cual obtuvo el Premio Herralde de Novela en 2007, asegura que si bien toda novela exige que un escritor responsable escriba con el mayor cuidado, el mayor rigor y la mayor atención, debe tener siempre, ante todo, una atención y un rigor con las palabras, con la narración y con las formas.

“En este libro el tema es resbaladizo, por lo cual el cuidado y la precisión para no salirme nunca del registro que la novela precisaba por tratarse del tema y del mundo del que se trata, me exigió un cuidado muy especial de dónde ponía el pie en cada momento, porque sí el terreno es muy resbaladizo, es resbaladizo porque tiene que ver con algo que todos consideramos malo, por lo menos es lo que creo, esta cuestión de los niños y del abuso de los niños”, señala el profesor universitario.

Kohan asegura que el tema del abuso infantil podría ser un resbalón literario, él tenía que cuidar no ser obvio y redundante en cuanto a señalar lo malo del mal, pero tampoco tener una posición cínica. “Ni cinismo ni un tipo de condena que puede ser justa y necesaria pero que desde el punto de vista literario sería completamente redundante y chato”, asegura Kohan.


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