Los legendarios mitos de China toman Bellas Artes

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La legendaria Ópera de Pekín se presentó en el Palacio de Bellas Artes con el espectáculo tradicional “La leyenda de la serpiente blanca”, basado en un mito popular chino. (miled.com)

CDMX.- La legendaria Ópera de Pekín se presentó en el Palacio de Bellas Artes con el espectáculo tradicional “La leyenda de la serpiente blanca”, basado en un mito popular chino.

La agrupación con más de 60 años de trayectoria se presentó durante el fin de semana, en el marco del Año de Intercambio Cultural China—América Latina y el Caribe, que pretende mostrar las tradiciones y el desarrollo de estos países en diferentes campos.

“La leyenda de la serpiente blanca”, dividida en dos partes, constituidas a su vez por 10 actos y un intermedio, contó con las actuaciones de Fu Jia, como Bai Suzhen (serpiente blanca) y Zhang Bing, como Xu Xian. Bai Weichen dio vida a Xiao Qing (serpiente verde) y Tan Shuai personificó a Fa Hai.

La primera función fue musicalizada en vivo y permitió apreciar los sonidos de instrumentos tradicionales chinos.

La compañía se caracteriza por las habilidades de los intérpretes, quienes además de cantar también deben dominar acrobacias e incluso movimientos dancísticos; así como coreografías de batallas con espadas.

La historia, que proviene del imaginario de la mitología china, narra el encuentro entre Xu Xian y Bai Suzhen, quienes se enamoran y contraen matrimonio. Sin embargo, su felicidad dura poco, pues el monje Fa Hai, celoso de este amor, revela al joven enamorado que en realidad ha desposado al espíritu de una serpiente.

Para comprobarlo, Xian da a su mujer una copa de vino, que luego de beberla desnuda su verdadera identidad. Al descubrirla en su forma animal, Xian muere. Dolida por la situación, la serpiente blanca viaja en busca de una hierba para resucitar a su marido.

Al regresar, Suzhen descubre que su amado se ha vuelto monje por orden de Fa Hai, por lo que al lado de la incondicional Xiao Qing, la protagonista vence a los dioses guardianes enviados por el monje para finalmente reencontrarse con su marido, a quien perdona por haberse ido.

La Ópera de Pekín, que suele usar vistosos vestuarios, coloridas escenografías y un maquillaje muy luminoso, es un arte escénico que integra el canto, la recitación, la actuación teatral y las artes marciales. Aunque se representa en toda China, sus centros operísticos son Beijing, Tianjin y Shanghai.

Los cantos y recitaciones de esta ópera se interpretan principalmente en el dialecto de Beijing, y la composición de sus libretos se ajusta a reglas muy estrictas que valoran sobre todo la rima y el ritmo.

Sin embargo, la propuesta artística y estética de la compañía exige una gran disposición para sumergirse en el mundo oriental; si bien los actos de acrobacia pueden ser espectaculares, la parte central del montaje recae en la historia de amor de Suzhen. Los códigos de esta compañía son muy diferentes a la ópera occidental. Ésta marcada diferencia fue recibida positivamente por el público mexicano.