“Lidia nos hirió más que un huracán”

0
924

Los cabeños tendremos muy presente el 31 de agosto, cuando Lidia, sin alcanzar la categoría de huracán, cubrió todo el territorio con nubosidad y causó estragos como hacía mucho tiempo no sucedía.

Cientos de usuarios, habitantes de Los Cabos, a través de las redes sociales estuvieron reportando minuto a minuto la situación en sus colonias, y no daban crédito a la magnitud del fenómeno. “Es demasiada agua, Diosito, ¿cuándo va a parar?”, se lee en las publicaciones, que luego se convirtieron en “ciber rezos” compartidos.

“¿Qué está pasando por la carretera? Por el hotel se oyen muchos gritos”, señalaba Andrea Pérez en un grupo de Facebook que provocó más de 300 comentarios, pero que se sumaría a muchas publicaciones de cabeños que se alertaban unos a otros.

Pedían ayuda para familiares y amigos en las colonias Lagunitas, Caribe, Tierra y Libertad; narraban de dos inundaciones de hoteles, el Riu y el City Express; describían cómo los automóviles estaban siendo arrastrados por la corriente o cómo el agua subía a un segundo piso de alguna casa.

Fue a través de las redes sociales como se conoció del colapso de un edificio de cuatro pisos en la colonia Chulavista, de Cabo San Lucas. Fotografías, videos, rezos, lamentos, recuerdos, todo se compartía y conforme avanzaban la noche y la madrugada se agudizaban.

Las redes sociales en la contingencia jugaron un papel fundamental, pues ahí comenzó a conocerse el nivel de daños. Las imágenes de un Oxxo saqueado, el video de un automóvil arrastrado en el vado de Santa Rosa, las fotografías de autos amontonados y enlodados, los gritos de auxilio porque el 911 colapsó. Simplemente ya no contestaban.

Organizan ayuda. En Facebook, la señora Gutiérrez comenzó a organizarse para llevar ayuda a la colonia Caribe Bajo, donde decenas de familias quedaron atrapadas en sus hogares construidos de pedacería de madera y cartón, “con el agua hasta la cintura”, expresa la mujer.

Entrevistada por EL UNIVERSAL, comenta que ella no tuvo mayores problemas, pero sus vecinos sí la pasaron mal.

“Pobrecita gente, allá abajo estuvo feo. En cuanto vimos que no paraba de llover empezamos a meter a quienes pudimos. Otros no se pudieron salir”, refiere.

Gutiérrez llegó a Los Cabos hace 12 años, procedente de Sinaloa. Está familiarizada con los ciclones; sin embargo, relata, “la tormenta nos hirió más que el huracán Odile en 2014. Aquella vez fue más viento y no hubo tanto daño por la corrida de arroyos.

“Pobre gente, muchos no se salieron pronto. Cuando pasó todo, ahí como pudieron con cuerdas iban cruzando las corrientes. Fue como si el mar se hubiera salido y con las olas barrieran todo. ¡Pum!, de golpe”, platica con asombro.

Mantente informado las 24 horas, los 7 días de la semana. Da click en el enlace y descarga nuestra App!