León fue mucha pieza

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Foto: Agencia

No había razones para sufrir. La Fiera tuvo una noche tan tranquila como inclemente. Golear a Monarcas (4-1, 5-2 global) para instalarse en la semifinales del Clausura 2016 lo hizo sin problema, fácil. Realmente, nunca tuvo un contrincante que le opusiera resistencia. Si hoy gana Pachuca, el rival de los guanajuatenses será la escuadra hidalguense. Si sale avante Santos, será el ganador del Clásico nacional entre América y Guadalajara.

León está de fiesta. El equipo esmeralda fue capaz de destruir a Morelia sin inmutarse, con una tranquilidad que asusta. Pasó su serie “caminando”como si quisiera hacer honor a las palabras de Ricardo La Volpe en el proceso mundialista de Alemania 2006.
Para lo que fue el partido, los goles tardaron en caer.

Luis Montes, primero, empujó un esférico, que fue peinado tras un tiro de esquina. Eran 33 minutos de partido y La Fiera había tenido, cuando menos, cuatro oportunidades malogradas para anotar.

Poco le importó a los dirigidos de Luis Fernando Tena la ventaja adquirida en el Morelos, ya que el empate 1-1 registrado le dio el gol de visitante como ayuda.

Ante la desventaja, Morelia necesitaba dos goles. Siempre estuvo lejos de conseguirlos. Llegó al compromiso resquebrajado y en el duelo de anoche terminó por desmoronarse completamente. Situación aprovechada por la voracidad y talento del León.

Mauro Boselli, siempre habituado a hacer goles, puso mayor distancia en el marcador, mediante una bella postal. Hizo una serie de paredes con Montes, para culminar la acción con un remate por abajo y pegado al poste (45’).

Vino la puntilla. Elías Hernández de lucido partido, hizo un control orientado que le permitió definir sobre la portería michoacana (60’).

Gol que fue un aderezo a la felicidad del León. Pero faltaba otro tanto, uno más de Montes, para que firmara su doblete. El talentoso volante aprovechó un pase filtrado de Hernández para sacar al portero y meter el cuarto tanto (84’).

El decoro para la monarquía lo puso Rodrigo Millar (88’). Pero los pasos contundentes de los esmeraldas generan zozobra en cualquier rival que enfrente.