La pluma profana de El Markés

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#Periodismo sin riesgo

Hace algunos años, quince o veinte, no lo recuerdo bien, tuve la oportunidad de estar en un retiro amistoso en una de las montañas más altas del estado de Michoacán. Nos habíamos dado cita algunos amigos que teníamos tiempo sin vernos. La experiencia no sólo me trajo un reencuentro conmigo mismo, también con esos seres humanos que no sólo habían evolucionado físicamente, también venían con unas ideas tan distintas a las que poseían en aquellos ayeres. Al ir navegando en el encuentro y las diversas actividades advertimos que muchos de nosotros teníamos pensamientos tan locos como escandalizadores. En una mezcla de amistad y curiosidad de apoco fuimos escuchando nuestras inquietudes y al mismo tiempo, revelar nuestros más caros recuerdos de juventud.

Ya lo digo, no éramos los mismos jovenzuelos de entonces, había una evolución lo bastante notoria y hasta podría decir que espeluznante, sin embargo, en dado momento tarareábamos las mismas canciones de Menudo o Timbiriche. De que existía una entrañable conexión existía y eso no podía cambiar.

Algunos de mis amigos habían desviado tanto la ruta de lo que creíamos moralmente correcto, sin embargo, no hubo nadie que juzgara nada, y no se hizo porque aquel retiro de amigos era precisamente para conversar, conectar nuevamente y sentir que la amistad estaba más viva que nunca… amé esa reunión, juro que amé ese encuentro sin riesgos. Digo sin riesgos porque con todo y que algunos de mis amigos andaban en senderos lo bastante turbios, no hubo nadie ni nada que restringiera sus conversaciones, nadie entró en juicio contra nadie pese a las diversas confesiones in vitro, secretas o confidenciales. Finalmente el evento terminó lo bastante ceremonioso y prometiendo juntarnos a futuro.

Hoy, con tanto periodista asesinado en este país, ojalá y algún día el universo del periodismo fuera así de trasparente, blanco y social. Qué daríamos porque el corresponsal saliera de casa, fuera a su oficina, saliera a reportear y volviera a escribir su nota y comunicarle a la sociedad tal o cual cosa. Que volviera a casa como vuelve el minero, el castrador de cerdos o la maestra, como lo hace cualquier mexicano que luego de un largo jornal torna al hogar donde lo espera familia, cena y una buena cama.

Hoy vivir en México y ser periodista, es como ser un Faquir andando de puntitas en una superficie llena de clavos o brasas. Ser hombre o mujer de pluma expansiva, de ánimo revelador, de gustos por comunicar, es un grave peligro. México no es un país seguro para revelar las buenas nuevas. México e India fueron los dos países con más muertes en el año 2021.

La muerte de corresponsales o periodistas tiene que ver con dos líneas. Una de ellas es el develar situaciones incómodas de los actores del mundo político nacional. Escenarios en las cuales dichos personajes se les ve teniendo cierta relación con el crimen organizado, corrupción o una vida que pone en tela de juicio su credibilidad como servidores públicos. Otra es el ataque directo de los diversos cárteles contra los comunicadores.

Con tristeza y sintiendo una gran desolación, a tan sólo algunos días de haber iniciado el 2022, ha sido derramada la sangre de tres periodistas a mano de asesinos a sueldo. El primero, José Luis Gamboa, director del diario digital Inforegio en Veracruz, fue herido con arma blanca a solo diez días de haber iniciado el año. Según las investigaciones, todo apuntaba a un asalto, sin embargo, las constantes noticias del comunicador contra algunos líderes políticos y su enlace con el narco, terminó siendo una de las sospechas más grandes para lo que fuera su ejecución.

Margarito Martínez Esquivel murió acribillado el día 17 de enero frente a su casa a manos de un borracho, al menos eso es lo que se ha dicho hasta el día de hoy. Sin más ni más, el criminal huyó sin dejar rastro siendo el foto periodista apodado como “El 4-4” el segundo comunicador en perder la vida. Por más de veinte años Martínez estuvo trabajando en diferentes medios informativos y siempre estuvo en la zona más peligrosa de Tijuana. Este hombre fue uno de los muchos periodistas que estuvieron protegidos por el gobierno, ya que en diversas ocasiones habían sido amenazados.

Lourdes Maldonado es muy recordada por su aparición en una de las mañaneras. En aquella ocasión externó su temor de ser agredida ya que había recibido diversas amenazas a causa de algunas demandas laborales que había puesto contra una empresa propiedad de un ex gobernador de Baja California. Según sus demandas había sido despedida injustificadamente y toda su lucha finalmente había rendido frutos pues, luego de nueve años, le remunerarían más de 500,000 pesos. Finalmente fue ejecutada a tiros en Tijuana.

Siendo la comunicación un algo que debe fluir en nuestro día a día y siendo los corresponsales o todos aquellos que se dedican a hacerlo, es una completa barbarie lo que se vive en nuestra nación al día de hoy.

Todos y cada uno de los que nos dedicamos al periodismo en cualquiera de sus formas, nos sentimos amedrentados por esta terrible ola de violencia contra quienes únicamente tienen una tarea, revelar a la sociedad las buenas nuevas.

Busquemos ser siempre parte de un #PERIODISMOSINRIESGO, de un periodismo digno, laureado y siempre respetado. Hoy vivir en México y ser periodista, es como ser un Faquir andando de puntitas en una superficie llena de clavos o brasas y eso, eso podemos cambiarlo. Adieu.

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