La pluma profana de El Markés

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“El último kilómetro”

Dicen los viejos que Más vale paso que dure, que no trote que canse. La vida es corta, y más todavía cuando te afanas en llegar a la clausura de tu vida en el último kilómetro.

A últimas horas, y por lo menos en el estado de Coahuila, las noticias están abarrotadas con informes sobre accidentes carreteros que han venido a frustrar la felicidad de muchas familias en estas fiestas decembrinas. Y es que así y de pronto, lo que sería un viaje para reunirse con los hijos, con los padres o con los hermanos, se convirtió en una tragedia enorme. Los hospitales albergan cuerpos malheridos y las funerarias lo propio con los fallecidos.

Julián Poot salió de casa en Guatemala hace unos días, su misión era viajar por toda la columna vertebral del país vecino hasta llegar a los Estados Unidos. Llegando allá, y luego de establecerse bien, los primeros dólares serían para que su hija, la mayor, siguiera con la universidad, se graduara y cumpliera su sueño de ser arquitecto. Igual Julián tenía un plan B, era un hombre trabajador que nada se le complicaba y pensaba que si fracasaba, intentaría laborar en alguna empresa mexicana, ya que con sus conocimientos de carpintería bien podría colocarse en algún lado. Guatemala ya no era sitio para él, el gobierno lo oprimía tanto que buscó esa opción de la que muchos hablaban y que él tanto rehuía. Su temor principal era los narcos mexicanos, ser levantado por ahí y obligado a ser parte de la delincuencia tan famosa en tierras aztecas. Doblado por la carestía optó por seguir el consejo de un amigo que le embelesó con historias fantasiosas que solo se podían cristalizar en tierras anglosajonas. Bertha Dzul y su hija lo despidieron a un lado de la cañada donde un desconocido que les había pedido una buena cantidad de dinero, le había prometido llevarlo hasta la tierra de los grandes actores de Hollywood. Cruzada la primera frontera y embutido en un tráiler en el que iban mucho más que cien personas, agotado, hambriento y con sed, no sabía lo que ocurría fuera. Solo sentía su cuerpo pegado al de otros cuerpos que se bamboleaban en los bordos, en las curvas o en las inesperadas frenadas… y de pronto, puuum, Chiapas se convirtió en sede de uno de los episodios más sangrientos de los últimos tiempos. El tráiler conducido por un delincuente tuvo a mal chocar con un muro de contención y un puente peatonal y robarle así a Julián Poot, la oportunidad de hacer brillar a su hija. Antes de morir sintió perderse en un terrible abismo, giró y giró hasta extraviar primeramente el sentido, luego la vida. Al final su cuerpo, desmembrado, era curioseado por quienes habían llegado de todos lados sólo para contemplar un terrible escenario de muerte que ni siquiera en las proyecciones de esa tierra a la cual se dirigían había grabado jamás. Junto a Julián, más de cincuenta migrantes perdieron la vida; otra parte igual quedó mal herida e igualmente regada en el asfalto. El clamor de los testigos se elevaba hasta el cielo inútilmente pues no hubo nadie, ni abajo en la tierra ni arriba en el cielo que pudiera hacer nada. Entonces las ambulancias llenaron el lugar y los políticos a lanzar expresiones de solidaridad en redes sociales… ahí terminaron su último kilómetro.

Si bien es cierto que todos deseamos divertirnos, igual debemos estar en conciencia que no todos se divierten como lo hacemos nosotros. Para muchos la diversión es estar con la familia en el parque, en el cine, salir de paseo al mar, al bosque, escuchar los monos araña en el zoológico o simplemente comerse unos buenos tacos en un puesto a la vera del camino. Muchas de estas personas no saben que en cuestión de segundos y mientras sonríen luego de escuchar un buen chiste de un integrante de la familia, el golpetazo llegará de quien sabe dónde mutilando a la familia. El golpe ha llegado de alguien que se divertía a su modo y que dentro de esa diversión y afectado de sus sentidos se ha atrevido a robar la felicidad de otros.

No hace muchos días, en uno de los tramos más conflictivos en la ciudad de Saltillo que se le conoce como Los Chorros, se suscitó un percance en el que fallecieron un buen número de personas. Las historias que surgieron como fruto de este encontronazo causado por un supuesto camión sin frenos se reprodujeron. Se habló de tragedia y de milagros, porque mientras unos perecieron de la manera más horrible, otros lograron salvarse casi casi como por un milagro y así, cada uno desde su perspectiva definió la tragedia.

Tras este escenario de sangre y tragedia pensemos en que nunca sabemos cuál será nuestro último kilómetro, o peor todavía, si seremos nosotros los culpables de terminarlo o alguien más.

Si has de divertirte, hazlo con responsabilidad. Te esperan a ti y también a los que están a tu alrededor. Bebidas embriagantes y el volante son una combinación nefasta.

Las campanas suenan, el frío baja de las montañas y los cánticos se escuchan cada vez más cerca… más vale paso que dure, que no trote y que canse; toma las riendas de tu vida pues en ello, y aunque no lo parezca, va la felicidad de los tuyos y de los que no son tuyos, la sociedad entera. Adieu.

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