La historia que narran los fotolibros, en el Museo Amparo de Puebla 

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Organizada por el Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía y Acción Cultural Española (AC/E), la muestra contiene fotografías y alrededor de 30 conjuntos fotográficos, grandes proyectos de grandes fotógrafos. (poblanerias.com)

PUEBLA, Pue.- Ambición y provocación son cualidades de los mejores fotolibros. Algunos, como dice Horacio Fernández, curador de la exposición Fotos & libros. España 1905-1977, que exhibe el Museo Amparo de Puebla, son comparables “con bombas con la espoleta retardada” porque si bien en su momento no recibieron toda la atención, con el tiempo se consideran claves para entender mucho del arte, historia y fotografía misma.

Organizada por el Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía y Acción Cultural Española (AC/E), la muestra contiene fotografías y alrededor de 30 conjuntos fotográficos, grandes proyectos de grandes fotógrafos;

“Las fotografías se pueden ver en museos y colecciones como obras de arte, enmarcadas; esa es una manera de verlas, pero no es la única. Las fotografías en su vida están más presentes en los impresos y en los libros, y esta es una exposición de fotografías en su formato habitual: los libros impresos”, dice el curador.

La exposición empieza a comienzos de siglo XX y acaba en 1977. Es una revisión de la historia de la fotografía española a través de grandes fotolibros. El periodo que abarca responde al momento en que comenzaron a editarse fotolibros en España; abre con un poemario de 1905, de Ramón de Campoamor, ¡Quién supiera escribir!.. Incluye obras de grandes fotógrafos como José Ortiz Echagüe, Alfonso, Francesc Català-Roca, Robert Capa, Ramón Masats, Xavier Miserachs, Joan Colom, Francisco Ontañón o Colita.

“La exposición reúne fotolibros que tienen que ver con la propaganda política, el retrato, la representación social, libros que forman un fresco muy interesante de España. Pero también universal, porque las temáticas no son estrictamente nacionales, tenemos La Guerra Civil y temas validados en cualquier parte”.

Horacio Fernández explica que el origen de los fotolibros es un poco tardío porque si bien la fotografía se inventa a mediados del siglo XIX, es en el siglo XX cuando se consolida su impresión en publicaciones. “Esto empezó más o menos a la entrada del siglo y se popularizó en la época entre guerras, finales de los años 20 y en los 30. En aquel momento hay una producción enorme en el mundo”.

La exposición se organizó por núcleos históricos y temáticos: Principios del siglo XX: primeros fotolibros de relevancia; la Guerra Civil: dos bandos, dos visiones; la posguerra; . años sesenta: la década de oro de la fotografía española; palabra e imagen y años setenta: últimos fotolibros de autor.

Para el curador, la normalización de la fotografía en mercado del arte, causó crisis en la edición de fotolibros: “Van hasta el 77 porque los años 80 y 90, en España y muchos otros sitios, la fotografía entra más al circuito del arte, se normaliza; como consecuencia de este interés del mercado y de los museos por la fotografía, se producen libros relacionados con la fotografía que solemos denominar catálogos, que no son libros de autor, sino que son más libros estándar sin la ambición y provocación de los de los años anteriores. Es una época de decadencia”.

En muchos fotolibros el momento histórico es determinante. La fotografía, por ejemplo, fue muy clave durante la Guerra Civil —“la primera guerra que se reflejó mediante la fotografía en los medios de comunicación”—. La muestra, en este caso, da cuenta de la importancia de la propaganda para ambos bandos. El curador acota: “La fotografía la podemos ver como obra de arte, independiente de su relación con la historia. Tiene una doble cualidad: valores estéticos y, por otro lado, contenido”.

Fernández cuenta que el momento más importante en producción y calidad de los fotolibros fueron los años 60. Y aunque hay un periodo de vacío, el presente augura una nueva vida a los fotolibros: “A la vuelta de los años, en nuestra época, el fotolibro ha reaparecido con una fuerza extraordinaria como la principal herramienta de trabajo de los fotógrafos contemporáneos”.

Fernández lamenta que en los medios impresos la foto de calidad haya perdido su lugar: “La plantilla de fotógrafos y la información visual eran muy importantes y han desaparecido”.