Gobierno dejó morir los ríos Atoyac y Xochiac y puso en peligro a 2 millones de personas

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Puebla, Pue 25 Diciembre 2010.- La contaminación de petróleo en el río Atoyac ha llegado a la ciudad de Puebla, luego de la explosión de un ducto de la paraestatal Pemex en el municipio de San Martín Texmelucan ocurrida el día 19 de este mes. //Agencia Enfoque//

México.- El río Atoyac, y su afluente Xochiac, nacen en Puebla y descienden a Tlaxcala, en un surco de 200 kilómetros junto al que habitan alrededor de 2 millones 300 mil personas, cuya salud está permanentemente amenazada por la inhalación de vapores y aerosoles que emanan del río, de aguas tan contaminadas que no permiten “condiciones de permanencia de los ecosistemas”.

Luego de seis años de investigación, la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH) concluyó que este río (cuya carga de arsénico impide ya la vida acuática) fue abandonado por las autoridades federales, estatales y municipales, al menos desde 1995, las cuales lo dejaron a merced de industrias y poblados que descargan en él una lista abrumadora de contaminantes, sin ingún tipo de control.
Tal como señala la recomendación 10/2017 de la CNDH, emitida este 22 de marzo, las presiones sobre el río Atoyac iniciaron en los años 80, con el establecimiento en la región de “industrias textileras, químicas, de confección, de plástico, alimenticias, agroindustriales, metalúrgica y automotriz”.

Según reportes oficiales, en la actualidad, en esta región de Puebla y Tlaxcala operan 2 mil 15 fábricas y empresas manufactureras: 44% corresponden a la industria alimentaria, de bebidas y tabaco; 22% a la fabricación de prendas de vestir, productos textiles y curtidurías, 14% a la fabricación de productos metálicos; 8% a la fabricación de productos a base de minerales no metálicos; 8% a la industria de la madera y fabricación de muebles, colchones y persianas; 2% de impresión e industrias conexas; 1% de la industria química.

A ellas, se suma un sinnúmero de empresas irregulares dedicadas al lavado de mezclilla, principalmente asentadas en las comunidades de
San Rafael Tenanyecac, Villa Alta, San Mateo Ayecac y Santa Ana Xalmimilulco.

En un alto número de casos, estas empresas descargan sus aguas residuales directamente al río o a la red de alcantarillado sin previo tratamiento, tal como determinó la CNDH.

Además, sólo 32% de las localidades de la región cuentan con drenaje, y el resto descarga sus aguas negras al río, sin tratamiento.

Al menos desde 1995, las autoridades han venido confirmando el incremento del contenido de materia orgánica, sales solubles, metales pesados, detergentes y grasas en la zona: los suelos agrícolas, regados con aguas del río Atoyac, están contaminados con plomo, cromo y cadmio, así como con cloroformo, cloruro de metileno y tolueno.

En las aguas del río se han detectado también altas concentraciones de materia orgánica y de sustancias inorgánicas como sulfuros, sulfitos y yoduros, además de cianuro,

La Comisión Nacional del Agua, por ejemplo, detectó desde 2008 que en este río se descargaba mercurio, níquel, plomo, cianuro, arsénico, cobre, cromo, cadmio, zinc, tolueno, dibromoclorometano, cloroformo, cloruro de vinilo, cloruro de metilo, fenoles, compuesto de benceno, nitritos y nitratos, fosfato y xilenos, y con esta agua se riegan los cultivos de la zona.

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