En un año desaparecieron 100 de caravana migrante

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CIUDAD DE MÉXICO.-En los primeros días de noviembre de 2018, pocas semanas después del inicio de la caravana migrante que entró por Chiapas con destino a Estados Unidos, dos camiones llenos de personas desaparecieron.
Un grupo de entre 80 y 100 individuos, de diversas nacionalidades centroamericanas, en su mayoría mujeres y niños, fue invitado por unos hombres a subir a los vehículos que los llevarían a Sinaloa, donde les prometieron trabajo y techo. Casi un año después, nadie sabe dónde están.

EL UNIVERSAL reconstruyó la historia con testigos de los hechos, de los cuales no se dará ninguna referencia para su protección.
Las migrantes salieron de Isla Blanca, Veracruz, hacia Puebla, con intención de dirigirse a la Ciudad de México. En el primer punto, personas que venían en la caravana se subieron a camiones de carga; los choferes les cobraban montos variados, según los testigos.

Las unidades venían tapadas con toldos. Una de las personas que iban en la sección de la cabina bajó e hizo una lista con los nombres de los pasajeros.

Por este sistema partieron varios camiones de carga con migrantes, que dejaron a los tripulantes en una gasolinera en la capital de Puebla. Allí había otros dos autobuses de pasajeros esperando.

De acuerdo con los testigos, unas personas estaban a la expectativa de ver a las personas de la caravana. Los reunieron y les dijeron que les darían trabajo, casa y que les iban a pagar muy bien en Sinaloa. Pidieron credenciales, pero nunca se identificaron como miembros de alguna organización.

En ningún momento se denunció algún acto de violencia o que esas personas estuvieran visiblemente armadas o que amedrentaran a los migrantes.

De 2012 a la fecha, el Instituto Nacional de Migración (INM) registra 4 mil 926 mil denuncias de personas migrantes víctimas de delitos, de acuerdo con datos de transparencia.

Secuestro, trata y tráfico de personas acaparan 51.4% de los ilícitos cometidos contra los extranjeros atendidos por la dependencia. Además, los registros de estos tres delitos aumentaron 802% de 2012 a 2018. También fueron los más reportados en 2014, 2013 y 2018.

El Universal solicitó una explicación al INM sobre cómo funcionan estas denuncias y por qué el desenlace para 845 de los quejosos terminó en un retorno asistido; sin embargo, no se obtuvo respuesta.

Para Alejandro de la Peña, coordinador de Atención y Servicios de la organización Sin Fronteras, seguramente hay un subregistro: “Ese número refleja a personas víctimas del delito que han tenido contacto con Migración. Eso ya implica una intervención de la autoridad, ya sea porque están ante el INM en un procedimiento administrativo migratorio o porque alguna otra autoridad los rescató de algún proceso de delito o de ser víctima de un ilícito y los puso a vinculación con la dependencia.

“Sin embargo, existe un gran número de personas que no tiene contacto con la autoridad, pero eso no significa que no sean víctimas de delito”, detalla.

Para un migrante entrar en contacto con la autoridad y levantar una denuncia implica atarse a un proceso legal en México. Por lo tanto, como muchas de esas personas van hacia el norte del país o a otro destino, este proceso los retrasaría, entonces prefieren no realizar ninguna querella, explica el coordinador De la Peña.

El 2018 se convirtió en el año con la mayor cantidad de denuncias de migrantes ante el INM. Si se toma en cuenta años completos se observa que se disparó de 106 víctimas en 2012 a mil 386 en 2018, es decir, un incremento en seis años de 1207%.

De forma paralela, en los últimos años se ha producido un aumento en la detención de extranjeros en México: en 2017 hubo 93 mil casos; para 2018, esa cifra se elevó a 135 mil, y en lo que va de 2019 pasó a 144 mil, según datos de Migración. La mayoría fue de <strong>centroamericanos.

Visibilizar los delitos
La Casa del Migrante de Saltillo, Coahuila, reporta secuestros masivos desde 2009. Los grupos migrantes les compartían que decenas de personas de ese sector que viajaban en el ferrocarril eran aventados desde los vagones a camionetas pickup y de ahí eran llevados a casas de seguridad.

“Tenemos conocimiento de este tipo de hechos, sobre todo en zonas muy complicadas como Tamaulipas, Estado de México y Veracruz, donde las personas eran bajadas de los camiones y eran desaparecidas. En los mejores casos hablaban de un secuestro y en los peores eran desapariciones”, explica Alberto Xicoténcatl, director de la Casa del Migrante.

Para el representante en México del Alto Comisionado para los Derechos Humanos de las Naciones Unidas, Jan Jarab, la trata de personas migrantes en el país tiene la forma de un iceberg.

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