Dilma Rousseff va hoy al Senado para defenderse contra la destitución

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Dilma Rouseff / Foto: Agencia

La presidenta de Brasil, Dilma Rousseff, suspendida de sus funciones desde mayo pasado, se preparó ayer para la comparecencia de hoy en el Senado en la que se defenderá en persona en un último intento de evitar su inminente destitución.

Ésta será la primera vez que Rousseff acude al Parlamento desde que comenzó el trámite del juicio político en su contra el pasado diciembre para refutar los cargos de los que se le acusa, una serie de maniobras con las que se maquillaron las cuentas fiscales de 2015.

La mayoría de los 81 senadores ya ha manifestado su convicción de que Rousseff incurrió en las irregularidades que se le imputan.

La sesión en la que comparecerá Rousseff se prevé larga, comenzará con una declaración de la mandataria que durará media hora y podría alargarse otra media si el presidente del Tribunal Supremo, Ricardo Lewandowski, lo autoriza. Después se iniciará un turno de preguntas, en el que todos los senadores tienen derecho a intervenir por cinco minutos y en el que Rousseff no tiene límite para exponer sus argumentos.

Después se realizará un debate en el que todos los senadores podrán hablar por 10 minutos y en el que la acusación y defensa presentarán sus alegatos finales durante una hora y media, antes de realizar la votación final, que podría tener lugar entre mañana y el miércoles.

El Partido de los Trabajadores (PT) es consciente de que será “difícil” evitar la destitución, pero mantiene la “esperanza” en la recta final del juicio político, dice la senadora Fátima Bezerra. “Nada está perdido”

Bezerra es una de las más fieles escuderas de la mandataria en la Cámara alta y junto con sus colegas, Gleisi Hoffmann y Vanessa Grazziotin, ha comandado en los últimos meses la línea de frente de la defensa de Rousseff en el Senado.

La senadora  cree que las fuerzas de izquierda no pueden “perder la esperanza”, y considera que “es una infamia querer sobrepasar un mandato legitimado por las urnas”.

Juntos a pie de lucha por la mandataria

Bajo el Sol inclemente de Brasilia un reducido pero combativo grupo de partidarios de la presidenta Dilma Rousseff se reunió ayer a un costado del estadio mundialista Mané Garrincha en un “acto contra el golpe” que, según ellos, orquestó la derecha para terminar con los más de 13 años del Partido de los Trabajadores (PT) en el poder e instalar en su lugar a un gobierno “de las élites”.

“¡Todos mañana (hoy) con mucho coraje a apoyar a Dilma!”, proclamó desde el escenario uno de los oradores.

“No podemos permitir que se desconozcan las elecciones de 2014 cuando Dilma fue elegida”, advirtió Ricardo Machado, trabajador y sindicalista bancario de 55 años.