Un conductor de aproximadamente 33 años de edad fue detenido en la ciudad de Shenzhen, Xu, China, tras ser sospechoso de manejar en estado de ebriedad.

El detenido negó su estado de alcohol, por lo que fue sometido a una prueba de alcoholímetro para corroborar la verdad.

En varias ocasiones los agentes le colocaron el aparato medidor en la boca para que soplara pero el hombre se reusaba a hacerlo.

Tras varios intentos, los uniformados descubrieron que el hombre trataba de engañarlos para no ser remitido.

Fueron casi diez veces las que se le tuvo que soplar el aparato para comprobar lo contrario.

Finalmente se detectó que el hombre se encontraba alcoholizado y que incluso rebasaba los niveles permitidos en ese país, pues alcanzó 100 mililitros en la sangre.