Bala perdida le quitó a niña la visión de un ojo, en Sonora

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HERMOSILLO, Sonora.-La familia García Ávila recibió el Año Nuevo con dolor; Estefanía dormía en la sala de su casa cuando una bala perdida atravesó el techo e impactó en su pómulo derecho. El proyectil se alojó cerca de su cerebro, como consecuencia, la niña de 11 años  perdió la vista del ojo izquierdo.

Apenas el pasado 9 de diciembre, la menor festejó su cumpleaños con sus hermanos, ella es la única mujer de los cinco hijos del matrimonio conformado por Alma Graciela y Macario.

La pequeña cursa el sexto año en la primara Nueva Creación, está en el equipo escolar de futbol y, por sus calificaciones, forma parte de la escolta, cuenta su madre, con profunda tristeza al ver las fotografías que le ha tomado durante su estancia en el Hospital Infantil del Estado de Sonora (HIES).

Recuerda que el 31 de diciembre de 2017 estaban haciendo tamales. Ella le ayudó a preparar la cena familiar y alrededor de las 22:00 horas, Estefanía se dijo cansada, se acostaron en un colchón que colocaron en la sala para ver la televisión y después se quedaron dormidas.

Entre sueños, Alma escuchó los ruidos: gritos, cohetes y disparos, la algarabía que se suscita los últimos minutos de cada año. Luego escuchó un fuerte ruido, como si una piedra hubiera sido lanzada al techo, su pequeña Estefanía la movía y le decía: “Mami, mami, despierta”.

Cuando abrió los ojos y prendió la luz, la niña sangraba por la nariz y boca: “Yo desesperada la agarré, la senté en el sillón y empecé a hacer miles de cosas, salí corriendo a buscar ayuda, le pedía al cielo que pasara alguien y nadie pasaba, ella me decía mami no salgas te puede pasar algo, yo estoy bien, no te preocupes”.

Alma llamó al número de emergencias y una operadora le indicó que le taponeara el orificio con un trapo limpio, pero la menor no sangraba por ahí. La voz al teléfono la trató de calmar y le informó que una ambulancia iba en camino a su domicilio, en la colonia Valles Duarte. La vivienda que le prestan a su esposo para habitar.

Estefania fue atendida por los paramédicos de la Cruz Roja y no encontraron la bala. Luego, la trasladaron al Hospital General, donde le sacaron radiografías, el proyectil estaba alojado en su cabeza.

“Me dijo el doctor que era grave, que no la podían operar ahí, en esos momentos nos trasladaron de Agua Prieta a Hermosillo en una ambulancia, fue un viaje muy largo de cuatro horas y media”, recuerda la madre. Esta frontera se encuentra a 380 kilómetros de la capital sonorense y gran parte del camino es cuesta abajo, con barrancas y montañas.

Finalmente llegaron al Hospital Infantil del Estado de Sonora la mañana del 1 de enero de 2018, la menor fue sometida a exámenes y operada el mismo día. El doctor que la atiende considera que es un milagro que Estefanía no haya quedado en coma.

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