Alertan de agua con arsénico en Hidalgo

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HIDALGO.- Édgar tiene problemas de visión y las manos con manchas blancas. Le han dicho que el origen de sus males es por el alto contenido de arsénico en el agua, y que podría desencadenar un cáncer o gangrena. Él no tienen miedo, siempre ha vivido aquí y no tiene para dónde irse.

“La piel punteada no me provoca dolor, sólo es desagradable porque tengo que dar explicaciones cuando alguien pregunta por qué está así”, dice.

Édgar y su hermano Francisco viven en Zimapán, en su familia son tres hermanos y dos han sido afectados por la contaminación de metales pesados que se encuentran en el agua de este lugar. El hombre de 38 años y con infecciones constantes en los ojos muestra las manos con pequeñas manchas que se acentúan en las palmas, los puntos blancos son la prueba de que en su sangre existe arsénico.

Zimapán se ubica en la Sierra Gorda de Hidalgo, en una zona semidesértica, donde habitan 40 mil personas, la mayoría tiene empleos relacionados con la minería. Aquí, la composición natural del suelo genera la contaminación de metales en el agua.

El municipio es conocido a nivel mundial por dos hechos: el primero, porque de aquí salió la única aportación mexicana a la tabla periódica de los elementos, el vanadio, ubicado en el número 23 del grupo cinco, y la segunda, porque en sus aguas hay una alta presencia de arsénico y plomo, que lo ponen al nivel de Chile y Bangladesh.

El ex alcalde de Zimapán, el perredista José María Lozano (2009-2012), quien fue uno de los primeros en tratar de ofrecer agua limpia, con la construcción de la planta tratadora Dra. María Aurora Armentia Hernández, que se inauguró en 2011, dice que en el municipio hay un círculo vicioso, pues la red de suministro tiene sarro que provoca que el agua tratada se contamine de nuevo al ingresar a la tubería, por ello se busca apoyo internacional para cambiar todo el sistema de abastecimiento.

La planta es el único método con el que cuenta el municipio para frenar los metales, pero al final del gobierno de Lozano llegó al cargo el priísta Carlos Ortiz Rodríguez (2012-2016), quien durante su administración la hizo funcionar de manera intermitente; “él decía que era un proyecto mío y por eso no lo ponía a funcionar”, señala José María.

Fue hasta 2017 cuando se volvió a intentar limpiar el agua, para ello el edil Erick Marte Rivera busca financiamiento de organismos internacionales.

Y mientras la ayuda llega, en Zimapán la vida sigue. Édgar se concentra en su trabajo para mantener a sus hijos, aquí cada quien tiene sus problemas cotidianos y el arsénico no es uno de ellos, por eso en los ojos de Édgar o de cualquier habitante surge una mirada de desconcierto cuando un extraño pregunta si hay temor por el uso de agua contaminada.

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