Otro escándalo: la ONU investiga reventas de alimentos

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ONU / Foto: Agencia

Fideos, langostinos con la etiqueta “Prohibida la venta. Exclusivamente de consumo interno de la ONU”. En las estanterías de supermercados libaneses se han encontrado en los últimos tiempos productos desviados de los almacenes de la FINUL, la misión de la ONU en ese país.

Alertado por consumidores locales, el Ministerio de Economía libanés estudia el fraude. En Nueva York, el portavoz adjunto de la ONU, Farhan Haq, confirmó esta semana que la institución también conoce el caso. “Se han adoptado ya las medidas apropiadas para que se investigue estas alegaciones”, dijo.

Testimonios de los trabajadores de la cadena por la que llegan a la FINUL los alimentos sostienen que no es una excepción, sino el resultado del sistema de rotaciones de los miembros de la tropa encargados de la recepción de alimentos. El personal local tiene las manos libres para hacer negocios y desviar una parte de los productos a comerciantes libaneses, aunque también podría haber cascos azules implicados en el fraude. Informes de la ONU revelados por la filtración de Wikileaks ya advertían en 2007 de estas prácticas. Los 10 mil soldados permanentemente desplazados en Líbano reciben comida valorada en millones de euros, y la práctica podría ser muy lucrativa. Uno de los puntos que intenta averiguar la investigación es cuánto.

Esta clase de problemas son frecuentes en las misiones de paz de Naciones Unidas. Informes de la Oficina de Servicios de Supervisión Interna de Naciones Unidas (OIOS) alertan de numerosas “violaciones de la integridad”, con casos de falsificación de facturas de combustible o tráfico de bienes en territorios desabastecidos.