BRASILIA, Brasil.- El gobierno del presidente interino de Brasil, Michel Temer, adelantó este viernes algunas medidas de un radical “ajuste” económico con las que busca superar la grave crisis por la que atraviesa el país sudamericano.

“Es importante que las medidas a tomar sean consistentes; que una vez puestas en marcha no sean revertidas”, dijo el nuevo ministro de Hacienda de Brasil, Henrique Meirelles, quien fue presidente del Banco Central de Brasil en el gobierno de Luiz Inácio Lula da Silva y que antes había sido CEO internacional del Bank Boston, en su primera conferencia de prensa, en la que se negó a detallar sus planes antes de que se conozca el estado real de las cuentas que dejó la mandataria suspendida Dilma Rousseff.

Sin embargo, la administración adelantó que habrá recorte de gastos, incluyendo un estricto control de las cuentas públicas, el fin de privilegios tributarios del que gozan ciertos sectores empresariales y también se revisarán los contratos públicos, sin descartar la reactivación de impuestos. En cuanto a los programas sociales que fueron el sello de los gobiernos de Dilma y Lula, se mantendrán y mejorarán.

También se recortará un mínimo de 4 mil empleos públicos de aquí al 31 de diciembre, lo que puede suponer el despido de 25% de la plantilla de cada ministerio, para reducir los gastos, según dijo el titular de Planificación, Romero Jucá. La falta de anuncios específicos decepcionó a la Bolsa de Sao Paulo, que cayó 2.7%.

“Lo más importante es que haya inversión, que trae trabajo y al mismo tiempo una disminución de la capacidad de oferta económica que, aun con la demanda en caída, permite en algunas situaciones una resistencia a la inflación”, dijo Meirelles, quien consideró una “necesidad evidente” reformar el sistema de pensiones. “Mientras tanto, vamos a dar prioridad a la cuestión de la deuda pública y de su ubicación en niveles sustentables. Cualquier aumento de impuestos debe ser propuesto como temporal”, afirmó.

Parte de la estrategia se comenzó a aplicar desde que Temer asumió, el jueves, al reducirse el número de ministerios de 31 a 23 (seis de los cuales ocupa el Partido del Movimiento Democrático Brasileño, PMDB, de Temer). Entre los ministerios que desaparecieron destaca el de Cultura, lo que desató severas críticas de organizaciones de derechos humanos y de intelectuales, que dirigieron una carta abierta al mandatario interino para pedirle reconsiderar su decisión.

También fue criticada la ausencia de mujeres y negros en el equipo de Temer. “Intentamos buscar mujeres, pero por razones que no vienen al caso aquí, no fue posible”, argumentó Eliseu Padilha, ministro de Presidencia y quien calificó la crisis que vive el país como “la peor de la historia”.

En los dos últimos días se registraron protestas en Sao Paulo y Río de Janeiro, y hoy los jugadores políticos y económicos miran las medidas del nuevo gobierno de cerca. “Son días muy importantes en Brasil: estamos viviendo una crisis económica y política, y es un momento de inflexión”, dijo a EL UNIVERSAL el senador Helio Jose, del PMDB. “Espero que Brasil vuelva a crecer, a generar empleo y oportunidades”.

Pero el senador Roberto Requião, del estado de Paraná y del PMDB, se mostró desconfiado: “Nadie podrá solucionar los problemas de este país con las recetas liberales que tanto mal hicieron a las economías europeas”.