Opinión: La pluma profana de El Markés

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Dos de cada tres

Son ellas, es imposible no saber que lo son. Sus rostros vienen cubiertos por paliacates diseñados a placer. Sus ojos son ardientes hogueras y sus pies caen sobre el pavimento mojado, gruesos, fuertes, ansiosos. Pisan enérgicos y decididos, saben a dónde van y el temor les es desconocido. La planta de sus pies puede sentir el vibrar de una mole de personas dispuestas a reclamar algo que, muchas de ellas, no saben exactamente qué, pero que sin embargo, alguien les dijo que era bueno.

Frente a ellas aparece un amplio y resistente muro que les detiene la certera intención de destruirlo todo, pero nada las para pues su objetivo es claro: destruir al que no hace nada por cuidar de ellas.

“No me representa” es una frase que vaga por las redes sociales cada que los noticieros develan esa ola de destrucción que dejan las manifestaciones de mujeres intentando hacerse notar en el que se ha convertido en el ya terrible y nefasto Día de la mujer.

Lejos de ser un día especial para celebrar a cientos de damas que día con día sacan la casta para sacar a flote a la familia; a mujeres que desde posiciones de altura demuestran su poderío; mujeres que desde sus negocios grandes o chicos buscan el modo de desafiar a la calamidad, lejos de eso, la experiencia nos ha enseñado que hay que temer la llegada de ese día. Hablamos ya no sólo de temer al agravio contra los hombres o contra las instituciones sociales, no, esta contienda femenina es un atraco contra el sexo femenino en sí. Ahora que las redes sociales se han convertido en un vehículo de información, nos hemos dado cuenta que la violencia ha alcanzado al mismísimo género que lucha para ser respetado. Parecerá una broma, sin embargo, las evidencias muestran en imágenes a mujeres policías siendo agredidas por las reclamantes. Agresiones que no sólo son empujones, también golpes, violencia verbal y en el peor de los casos, como se vio en esta última edición, el incendio de sus ropas.

¿Cuál es la lucha? ¿Cuál es esa pretensión que ha movido masas de mujeres que llenando las calles del país piden a gritos justicia?… la pelea que se ha dado a lo largo de mucho tiempo ha sido justamente la eliminación de esa terrible frase periodística diciendo “DOS DE CADA TRES”, sí, notas que empiezan diciendo dos de cada tres mujeres son asesinadas en… dos de cada tres mujeres son víctimas de… dos de cada tres mujeres son obligadas a… y así la lista se vuelve infinita y en esa perpetua listas se ha incrementado el odio de las mujeres hacia eso que las ha mantenido sojuzgadas injustamente.

El INEGI dice que dos de cada tres mujeres son víctimas de violencia. Dicho abuso bien puede ser dentro del seno familiar, en algún departamento laboral o en la vía pública. La violencia va desde el grosero piropeo callejero, el maltrato en el noviazgo o de parte de los mismo hijos.

Por otra parte, la llegada del COVID 19 ha causado que las empresas den prolongados tiempos de descanso a quienes fueron invadidos por el virus. Dos de cada tres mujeres no ha podido retornar a sus áreas de trabajo. Algunas de ellas han sido dadas de baja con terminaciones de vergüenza y otras no has sido llamadas de vuelta.

Dos de cada tres mujeres periodistas son ignoradas, poco promovidas o relegadas en sus labores informativas. La gran mayoría de los puestos los tienen  los varones como si el género fuera causa de un mejor resultado periodístico.

Por otra parte, dos de cada tres mujeres está inconformes con el tamaño de sus senos, buscando en ello el recurrir a clínicas que puedan auxiliarlas ante lo que para muchas de ellas significa un gran problema.

Todo este cúmulo de DOS DE CADA TRES es lo que ha llevado, como una gota que termina por desbordar el contenido de un vaso con agua, a una lucha implacable contra todo aquello que ha resultado ser una pelea contra el hombre. Con todo y que en la actualidad las mujeres se han abierto paso como una aguda lanza de dos filos, todavía queda un largo sendero por caminar y en ese caminar, luchar tenazmente contra un patriarcado lo bastante incómodo.

Confiamos y creemos que si somos equitativos en todas las jornadas, es decir, si existe un involucre de géneros, muy pronto podremos escuchar la frase TRES DE CADA TRES mujeres son contratadas saliendo de la universidad; tres de cada tres mujeres se sienten agusto consigo mismas con un poquito de peso luego de sus embarazos, y así siendo inclusivos como géneros, sin lugar a dudas muy pronto podremos dar un giro lo bastante significativo a todo esto que nos ha ido gastando de un moto apresurado.

El planeta es sólo uno y un tiempo muy corto para compartirlo. Busquemos sabiamente el modo de compartir los tiempos como hombres y mujeres. Ojalá y que en el devenir de los tiempos la violencia generada por la injusticia sea eliminada con la llegada de una normatividad que satisfaga lo que hasta hoy no se ha podido. Adieu.

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