Lenguas indígenas, la otra lucha de Toledo

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El propósito es preservar, enseñar y divulgar para que la trasmisión de esas lenguas no sólo sea oral, para que se hablen, lean y escriban. (Agencia El Universal)

CDMX.- Es larga la historia del pintor Francisco Toledo como editor. A ella le suma ahora la realización de ediciones en lenguas indígenas de Oaxaca para que sean utilizadas como material de enseñanza por normalistas que se preparan en enseñanza bilingüe, maestros, alumnos, padres de familia, hablantes o no de estos idiomas y niños hijos de migrantes en Estados Unidos.

El propósito es preservar, enseñar y divulgar para que la trasmisión de esas lenguas no sólo sea oral, para que se hablen, lean y escriban.

“Necesitamos textos, textos y más textos de cualquier tema: geografía, literatura, matemática, anatomía, todo. No hay nada escrito”, dice Francisco Toledo en entrevista telefónica.

Con la AC. Amigos de las Lenguas Indígenas de Oaxaca (integrada, entre otros, por Alfredo Harp e Isabel Grañén Porrúa, y Guillermo Quijas), y con escritores y traductores como su hija, la poeta Natalia Toledo, el pintor impulsa la edición de libros en distintas vertientes del zapoteco y otras de las 16 lenguas que se hablan en el estado.

“No hay nada en zapoteco, no hay un periódico, hay radios pero son perseguidas porque políticamente no son correctas; la única manera de que la lengua siga estando viva es teniendo radio, publicaciones, periódicos, revistas; hay que hacerlo —afirma el pintor—. El Estado nunca se ha ocupado de eso. Queremos hacerlo nosotros y ponerlo como un ejemplo para que el Estado, empresas privadas o fundaciones extranjeras nos ayuden”.

En la Editorial Cálamus, fundada por el artista, han publicado cuadernos de trabajo escolar que en sus portadas tienen cuentos o ejercicios en una lengua materna y en español, y dibujos de animales con sus nombres en lenguas originarias; una serie de placas de anatomía, El cuerpo humano, con todos los nombres en cada una de las variantes del zapoteco; juegos de lotería y memorama con dibujos de objetos cotidianos y de la comida hechos por niños loxichas con textos en castellano y otra lengua oaxaqueña.

En la serie Lenguas Nativas de la Editorial Cálamus publicaron, en cuatro variantes de zapoteco y cuatro de mixteco las Fábulas de Esopo, edición que recoge el hallazgo de una traducción de 1848, editada en Oaxaca para el Colegio del Seminario (se preparan las versiones en mixe). Las ediciones zapotecas contienen un CD donde los traductores de cada variante idiomática leen las 20 fábulas. Natalia Toledo y Víctor Cata hicieron las traducciones al zapoteco del istmo; Juana Vázquez, la del zapoteco de la Sierra Norte; Pergentino José, la de los loxichas, en la Sierra Sur; y Yanet Chávez, la variante del Valle.

“Las variantes son muy distintas, nosotros los del istmo podemos entendernos un poquito con los del Valle, podemos captar algunas cosas, son con los que más tenemos entendimiento, pero nos separan más de tres siglos de distancia”, cuenta Natalia Toledo.

La poeta explica el propósito de las grabaciones: “Una de las cosas que se pierden es la fonética, como es una lengua tonal, si no tienes el oído, se hace monocorde, grabarlo hace patente, al que lo escuche, cómo pronunciarlo”.

La situación de las normales bilingües ha motivado a Toledo a impulsar estas ediciones. Esto está hecho para que los maestros bilingües tengan un material didáctico para enseñar la escritura en zapoteco, mixteco, huave, mixe y otras lenguas”.

Toledo “apadrina” a 16 alumnos de la Normal de Tlacochahuaya espacio que ha constatado, carece de materiales didácticos y, lo que es peor, no hay maestros en sus lenguas. “Los estudiantes hacen sus propios materiales pero es muy limitado porque lo hacen con papel revolución, papel del baño”.

Pero el principal problema, sostiene, es que cuando sale un maestro bilingüe en zapoteco del Istmo no es seguro que regrese al Istmo: “Lo mandan a donde haya una vacante. Puede ser en la Mixteca, en la zona de los triquis, entonces todo lo que pudiera él aplicar y todo el material didáctico que tenemos para esos maestros no lo puede usar”.

En ese sentido y, vinculado al conflicto actual, considera que es urgente que “el IEEPO (Instituto Estatal de Educación Pública de Oaxaca), la Secretaría de Educación Pública y los sindicatos se pongan de acuerdo para que los maestros que van a egresar vayan a las zonas donde se les necesita y donde hablan la lengua”.

Las ediciones se han financiado con los recursos generados a partir de una edición de lujo de los grabados de Esopo creados por Toledo, y con apoyo de la Fundación Alfredo Harp.

La enseñanza. Natalia Toledo recuerda que el trabajo de su padre como editor tiene muchos años, que ha publicado ensayos, poesía, a premios Nobel como Seamus Heaney, a escritores como David Huerta, Elisa Ramírez y Verónika Wolfov, al igual que libros de artista, diccionarios antiguos y biografías de héroes zapotecos.

Natalia, hace cinco años, con el historiador y lingüista Víctor Cata, ofrece talleres que se llaman El Camino de la Iguana para revitalizar el zapoteco. “Víctor se encarga de la parte de lectoescritura, y yo de la parte de creación literaria. Lo que hacemos con niños, jóvenes y hasta maestros bilingües que han tomado los talleres es enseñarles a leer y a escribir en zapoteco, porque muchos sabemos hablar y escribir perfectamente en español, siendo nuestra lengua primera el zapoteco, pero tenemos muchas deficiencias porque nadie nos enseña la escritura de nuestro idioma”, dice Natalia, quien por estos días publicará su nuevo libro El dorso del cangrejo (Ediciones Almadía), con ilustraciones de Dr. Lakra.

Convencida de que era importante “devolver un poco de lo que hemos recibido del mismo zapoteco”, Toledo y Cata han impartido los talleres a más de mil 500 personas en patios, palapas, escuelas, casas de la cultura, incluso a la orilla del mar. Los han ofrecido en Oaxaca y también Los Ángeles, San Quintín y otras ciudades de Estados Unidos, están dirigidos a los hijos de migrantes, muchos de los cuales son hijos de hablantes de zapoteco y ahora hablan el inglés.

Para Natalia, “lo importante, en estos años, es que les cambies un poquito la idea a los jóvenes que están muy clavados en otras cosas y no le dan la importancia a lo que tienen adentro. Si logras decirles que esto es riquísimo lingüística y culturalmente, y mostrarles que aquí hay géneros como cuentos, mentiras, poesías, ahí embonan con lo que ya saben, con lo que tienen en su memoria y han visto de sus abuelos, y empiezan a cambiar de parecer. Yo tengo mi trabajo en otras lenguas, en punjabi de India, en inglés, pero me pregunto ¿de qué sirve todo eso si adentro de mi comunidad nadie me lee? ¿para qué escribo en zapoteco si nadie me lee? Parte de lo que quisimos hacer es eso, enseñar a leer.”

En puerta hay varias ediciones: una historia de las guacamayas que estará en tacuate, que es una variante del mixteco; las placas de anatomía en otras variantes idiomáticas; La muerte pies ligeros (de Natalia Toledo) que se traduce a otras lenguas; un libro de geografía con los nombres de los ríos y los pueblos, en zapoteco; un cuento de Tolstoi, Cuánta tierra necesita un hombre, entre otros.