La pluma profana de El Markés

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Navi- dad

No hace muchos días y mientras navegaba en las amplias avenidas del Google, me topé con una nota en la que se revelaba que nunca había habido una época tan devastadora, económicamente hablando que esta. La curiosidad venía en que con todo y que la tecnología despunta en todos los sentidos, la inteligencia humana está mucho más enfrascada en una competencia global que en alimentar a quienes va a beneficiar dichos avances. Los países han alcanzado un índice de pobreza tan elevado que ni siquiera en la época de la revolución industrial, en la que la escasez en Francia era vergonzosa, puede igualarse a la de hoy. El escandalo es tan grande que desde las colonias más pobres de las grandes ciudades, pueden divisarse los grandes iconos que representan a las naciones. Ejemplos clarísimos de eso es la torre Eiffel en Francia, el Golden Gate en San Francisco y la Torre Latinoamericana en la Ciudad de México. La gente de disminuidos recursos deambula desesperanzada por las avenidas de la gran ciudad y junto a ellos, personajes empoderados caminan con sus maletines en dirección a sus empleos. Por sus cabezas solo vagan cifras, crecimiento y acumulamiento de bienes en este mundo. Para el resto un bocado es suficiente para alcanzar la felicidad, momentánea, pero al fin felicidad.

Se sabe que los traficantes de migrantes ganan enormes cantidades de dólares. En sus manejes lo que menos importa es el anhelo del que migra por cruzar la frontera y poder, ya no solo alcanzar el denominado sueño americano, sino el trabajar, simplemente trabajar y poder así remesar dinero a su familia en su país de origen… pero el hombre se ha enfriado, su corazón se ha convertido en un enorme tempano dehielo que no puede derretirse. El deshielo tiene sus causas, eso es el calor y ante eso parece ser imposible pues el ardor que viene de ser buenos cristianos no les es suficiente. Los traficantes están sumidos en una notable avaricia, entregar  alos migrantes al crimen organizado es uno de los hechos más aberrantes que pueda haber, más cuando se sabe que estos los maltratan y muchas veces hasta la muerte.

Hablar del tráfico de migrantes es una cosa, otra es el infantil y su respectiva corrupción. Punto y aparte es la trata de blancas a nivel mundial, siendo México uno de los países con más destinos para su explotación

A más de dos mil años del nacimiento de Jesucristo, hoy, en plena efervescencia de violencia y congelación de los espíritus de los hombres, creemos que todavía existe un pequeño suspiro de piedad en el alma de muchos seres humanos. Luego de un largo periodo de iniquidad, viene uno de paz y de reconciliación, ¿acaso estaremos a punto de entrar en él?… y es que ahora que el espíritu de la Navidad flota muy suavemente sobre el planeta, algo sucede que va empujando a muchos a tomar acciones positivas a favor de su prójimo. Estas son fechas de reconciliación, bueno, aunque en sí y para tal cosa no existen fechas, sin embargo, es en este mes, cuando se recuerda el nacimiento de nuestro señor Jesucristo cuando los corazones tienden a buscar y sanar heridas. Son cientos de miles de paisanos que vuelven a México por estas fechas. Los puentes internacionales se abarrotan y las filas son infinitas. Todo el ambiente está lleno de esperanza pues después de mucho tiempo se reencontrarán con sus familias.

Si pudiéramos despedazar la palabra Navidad y entender que su palabra no significa un regalo costoso o una fiesta de bebidas embriagantes y las drogas embruteciendo al ser humano, otra cosa estaríamos viviendo. Navi- Dad, dar y sólo extender al que lo necesita. Existen cientos de grupos que desinteresadamente viajan a las montañas a dejar un poquito de alegría a los niños. Grupos que surtiéndose de alimentos y juguetes, viajan largas distancias con un único fin, dar felicidad y sustento a quienes no creen en un pino luminoso, sino en los verdaderos seres humanos que echando mano de una sana espiritualidad va en su rescate.

¿Es necesaria una fiesta suntuosa llena de invitados, bebidas y alimentos? ¿Es en esa abundancia donde se encentra el verdadero espíritu de la Navidad? Si usted es de los que están pensando que sí, está en un error tan enorme como su egoísmo mismo… y es que no es difícil asomarse por su ventana, por su puerta y ver ahí, no muy lejos, a un anciano deambular sufriendo en su propia soledad. Y es que la Navidad también es compañía, una sana conversación y estímulo.

Vivimos en el mundo, pero no somos del mundo. La diferencia podemos hacerla sin ningún problema. Sabemos que el exhibir la ayuda es algo nocivo. Que tu mano derecha ignore lo que hace tu izquierda. Sálvate a ti mismo, ve tras tu salvación, deja tus riquezas y dalo todo a los pobres. Vivamos felizmente esta hermosa época en la que la tecnología nos facilita la vida, pero compartámosla con los menos afortunados. Ojalá y no seamos como el hombre rico que optó por dejar  al Jesús a media calle, antes que despojarse de sus bienes. Adieu.

 

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