La pluma profana de El Markés

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En defensa propia

Coahuila se ha convertido en un referente de lo que no debería estar sucediendo en ninguna parte del mundo. Es en este estado de la república mexicana donde los hombres se han ensañado de la manera más violenta contra el género femenino. Exageración no es. Por muchos años se dijo que la ciudad de Juárez, en el estado de Chihuahua, era el sitio donde las mujeres eran asesinadas por docenas, que moría una diariamente a manos de hombres que las espiaban al salir de sus escuelas, lugares de trabajo, de sus hogares o en el peor de los casos, seduciéndolas, no tanto por redes sociales pues, cuando la aguja de criminalidad estaba en lo más alto, estas todavía no tenían el alcance de ahora; sin embargo, los periódicos, los noticieros televisados y otros medios de información lo hacían con tanta espectacularidad, y muchos de ellos con tanto morbo, que sólo dejó en el alma la creencia de que no podía haber peor ciudad para una mujer, que Ciudad Juárez, Chihuahua.

Hoy que el conflicto en Medio Oriente ha tomado un tinte carmesí, todo el mundo se ha volcado en preocupaciones por las mujeres de aquella región de Afganistán que, según infinidad de opiniones, serán condenadas a un infierno moral estando en manos del grupo radical talibán. México, por ejemplo, se ha alzado como uno de los enormes faroles deseando abrazar, cubrir, amparar, defender, atesorar, sanar heridas, meter bajo sus alas, a esas mujeres que están pasando por tiempos difíciles. Malo no lo es cuando México es un país que por siglos ha recibido migrantes y cientos de refugiados políticos; sin embargo, tornando a lo anterior, las redes sociales en territorio azteca están llenas de comentarios contra los radicales por ser como son con las féminas, sin tomar en cuenta que aquí, y en muchos estados del país, estas son violentadas de una manera incontrolable.

Una cosa sí es cierta, y en lo personal es algo que suelo defender, el hecho de que la violencia es justificable cuando se trata de ir contra el que la provoca, contra el malvado, el insensato, el maldito, el asesino, el cruel. Debemos de entender que es él la encarnación de la violencia y sólo utilizándola contra él es una forma de apagar la flama, el fuego, la maldad en sí. Muchos condenan el hecho de que quienes han abusado de niños, sean violentados en prisión por otros prisioneros, sin embargo, el raciocinio, la justicia, el ojo por ojo mosaico, es tan sabio que son más quienes apoyan esta práctica que podría parecer bárbara. Estando de lejos no la apoyas, estando a distancia y sólo viendo la nota roja sólo sientes lástima por tal o cual personaje que es abusado por otros presos; sin embargo, tocada tu carne, tocada tu familia, tocada tu persona, tu perspectiva torna a otro sentir, entonces apoyas, entonces crees que la violencia ejercida contra ellos en lo más profundo de las cloacas es justificable.

Con un espantoso 66.1% global, en la estadística de violencia contra las mujeres en nuestra nación, nos damos por bien enterados que sobrepasamos, vergonzosamente la media, sólo para hacernos entender que nuestra actitud es lo bastante egoísta y merecedora de un castigo ejemplar… ¿Qué cuáles son las entidades más peligrosas? Mucho anhelaría que mi estado no estuviera en esta bochornosa clasificación, pero lo está en un noveno lugar que huele a primero, ¿a primero? Sí, a primero, y es que a últimas fechas los feminicidios se han disparado de un modo lo bastante estrepitoso.

La Ciudad de México y Estado de México encabezan la terrorífica lista, y no me extraña, recuerdo muy bien que desde niño solía ver esa publicación en tonos rojos llamada Alarma, que citaba en una nota y otra, sitios como Tlalnepantla, Nezahualcóyotl, Iztapalapa, Tlalpan y otros, eran los sitios que comúnmente eran los escenarios en los que se verificaban los peores feminicidios. Le sigue en la lista mortal Jalisco, Aguascalientes, Querétaro, Chihuahua, Yucatán, Durango, enseguida mi gloriosos Coahuila y al final Baja california.

“En defensa propia” ha sido una frase que ha circulado por los juicios y juzgados en los que las mujeres han sido presentadas como culpables de asesinar o de herir a sus parejas o atacantes. Muy pocas son las que logran alcanzar un juicio justo, una gran mayoría son condenadas con todo y que tuvieron que sacar mucha fuerza para sobrevivir en medio de una violencia que no sólo alcanzaba a su persona, también a la de sus hijos, en caso de que los tuvieran.

El slogan de “No quiero sentirme valiente cuando salga a la calle, quiero sentirme libre”, es un algo que ha tenido muy poco efecto en un mundo en el que el hombre se aferra a ser tan egoísta y creyente de que todas las oportunidades son para su género.

Hoy, en pleno 2021, la mujer sigue exponiendo su defensa propia ante un tribunal que va contra ella, y ante el cual tiene una tendencia a perder… ¿hasta cuándo? Esa si es una pregunta lo bastante cara. Adieu.

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