La pluma profana de El Markés

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“La nueva normalidad sexual”

Entre más pasa el tiempo las redes sociales impresionan más. La normalización de lo que antes era obsceno lo único que ha provocado ha sido un deslave terrible de emociones que ha llevado a muchos jóvenes y niños a creer que lo que es maldad y perversidad, sea algo rutinario, normal, digerible y aceptable… y es que es increíble que hace unas tres décadas atrás escuchar “Sufre mamón” de la agrupación española, Hombres G y “Lambada” de Kaoma, solía ser tan escandaloso que la primera se vetó, se prohibió en muchas estaciones de radio, mientras que la segunda fue anunciada como una horrible ola de perversidad que llegaría a México contaminándolo todo por lo atrevido de su baile morboso… eso era a lo más perverso que se pudo llegar en aquella época en la que las razones y las explicaciones de los abuelos todavía tenía peso en las decisiones de los jóvenes. Hoy la música es explicita, muy sexual y provocadora. Si bien es verdad que los tiempos cambian, que así sea, pero no las buenas costumbres y todo aquello que apela a una vida sana, recta y depurada de invasiones que lo único que provoca es una contaminación de pensamientos que llevan, en su debido tiempo, a la criminalidad.

José Emmanuel, un profesor de preescolar en el estado de Oaxaca, en sí en la Región de la Cañada, fue detenido hace tiempo por violación con violencia y por poseer abundante pornografía infantil. Su labor como maestro de pequeñitos le dio esa oportunidad de delinquir, de amenazar, de presionar y de sobajar la integridad de una buena cantidad de niños en el jardín de niños en el que laboraba. El profesor echó por la borda ya no sólo años de estudios y sacrificios familiares por llevarlo a tener una posición notable en la docencia, también contaminó y vulneró la situación emocional de una buena cantidad de pequeños que vivían atemorizados por su perversión. Ser condenado a más de cien años es un mínimo de castigo para una persona que no sólo les robó la inocencia a personas incapaces de defenderse, también hurtó la confianza de los padres de familia en la institución.

Según se dice, el hombre al ser descubierto tomándole fotos a una niña, la abuela de la menor dio parte a las autoridades y como bien se dice, Pueblo chico, infierno grande, en muy pocos minutos el poblado se juntó para tomar cautivo a un profesor que ya pretendía darse a la fuga. Cuando estaban a punto de lincharlo, a hacerlo pagar muy al modo de costumbres locales, la policía llegó y tras entablar una conversación con los vecinos, lo entregaron.

Mientras buscaba en las amplias avenida de Google sobre este monstruo, terminé absorto cuando sin saber cómo, un clic tras otro me llevó una enramada de senderos en los que fui descubriendo un acto de violencia infantil por aquí y otro por allá. Cansado emocionalmente apagué mi equipo de cómputo y todavía bajo las sabanas, las terribles imágenes de jovencitas violadas y niños vulnerados me pasaban por la mente. Aterrorizado es una palabra muy corta para las tremendas impresiones que deja el saber que el mundo no es tan blanco como a veces quieres verlo.

Nadie es criminal de la noche a la mañana; tampoco se es violador, estafador o golpeador de un día para otro. Todo tiene un previo, un antecedente, un tiempo en el que el que las ideas flotan en la debilitada mente de una persona carente de sanas sensaciones o buenas costumbres. Las ideas van cobrando fuerza conforme se les alimenta. Nadie ni nada crece sin alimento, mucho menos las acciones. Para poder a operar, actuar, se debió haber tenido antes un largo o corto período de evaluación de lo que podría ser la acción ideada. Desafortunadamente el criminal trabaja en el resultado, no en las consecuencias.

El profesor, para poder llegar a violar, abusar o toquetear a los y las pequeñas, tuvo que haber alimentado sus pensamientos de pornografía. Tuvo que haber creado un gusto, una atracción por los pequeños que seguramente obtuvo del internet. Es así, de a poco, que los criminales se convierten en lo que son, en el resultado de sus pensamientos.

Hoy el profesor en cuestión está tras las rejas. Seguro tendrá un castigo muy merecido en ese lugar de encierro; y es que nadie, absolutamente nadie desconoce que ahí se paga con creces el crimen cometido, y más si se trata de asuntos de abuso y violaciones contra infantes. No sabría decir si es algo merecido o no, el hecho de que los internos abusen sexualmente de los recién llegados y que acusados están de cometer estos mismo crímenes, pero de lo que sí estoy seguro, es de que la justicia es la justicia y contra eso no hay nadie que pueda luchar.

¿Ven como la normalización de la maldad como bondad es nociva? Hoy la sociedad y sus nuevas costumbres han estado maquilando a una generación que ve el sexo como eso, encuentros fortuitos para darse placer y no como un encuentro en el que el amor da como resultado nuevas vidas… ¿pensamientos anticuados? Cuestión de enfoques, pero en lo personal y seguro estoy que muchos apoyarán mi pensamiento, las buenas costumbres nunca pasan de moda, y es lo único que garantiza la felicidad, lo demás, lo demás es banalidad y un camino seguro a la destrucción. Adieu.

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