La pluma profana de El Markés

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“Arrejuntados, se está mejor”

Durante muchos siglos el divorciarse era un acto de rebeldía contra Dios. Era una burla  el ir y buscar misericordia del Todo poderoso para ser unidos por toda la vida y vivir en comunión con Él y la santísima virgen, y que luego, a la primera de líos y cambios, abandonar tal convenio para revolcarse en el fango y danzar en fiestas del Sabbath con el demonio.

El Vaticano y sus reglas eran estrictas y contundentes. Quitarle aunque fuese un signo gramatical a la ley era solicitar la condena eterna en lo más hondo de las cavernas infernales. Por ello, violar un trato hecho con Dios en su templo, era como bofetearlo y de pilón reírse en su cara.

Han pasado los años y la maldad se ha cuadruplicado como plaga de piojos. Las uniones libres se han elevado y los divorcios disparado. Las amenazas de ser condenados en las calderas de fuego eterno han dejado de ser efectivas para las religiones quienes han optado por el convencimiento, por el arte de la seducción que consiste en ser amorosos con el que se ha alejado para atraerlo al redil, sentarlo, alimentarlo y convertirlo en un “Dador alegre”

Ahora que el Papa Francisco anda aventando perdones y comentarios polémicos como si fuera bolo en bautizo,  dijo que el divorcio, visto por siglos como algo demoníaco por la iglesia que él mismo representa, ahora debe tratarse con mucho más tacto, ya que en muchas situaciones es inevitable y moralmente necesario. Es preferible ver a una pareja separada a que de continuo estén mostrándoles a sus hijos la caída de un hogar a pedazos. Muchas veces es mejor cortar por la paz y evitar así la ira y la violencia que tanto dañan física y emocionalmente. Se debe considerar así mismo que es mejor romper lazos a permitir que el abuso en casa contra buenos hombres o buenas mujeres conlleve a suicidios o a crímenes innecesarios.

El más alto líder de la iglesia ha dicho que el trato que se les da a estas personas que han optado por el divorcio, nunca ha de ser de repulsión y ha instado a sus colegas a que no “Bastoneen” a esas personas que han errado, que se han equivocado y que por una u otra causa han tomado caminos torcidos y que a la vuelta de los tiempos han vuelto al redil… ha dicho que no se les trate como excomulgados, como apestados o como personas que no mereciesen ni el saludo. En las vísperas del sínodo del pasado octubre dedicado a la familia expresó así mismo que estos desertores de los lazos conyugales tuvieron, si no todos, sus motivos para romperlos y que en muchos de los casos era preferible. Ellos siguen formando parte de la iglesia y aun cuando se fueron del redil correcto, debemos apacentarlos y traerlos.

Son muchas las iglesias hoy en día que consideran que el divorcio desagrada a Dios. Aun cuando la unión matrimonial es idealizada como una relación para siempre, muchas veces esto no es así debido a los innumerables problemas que pueden surgir. Dios dejaría de ser un Dios justo si permitiera que por el hecho de que tal o cual pareja se unieron por tal o cual iglesia, tenga que soportar en ciertos casos la violencia. Si justo es, él no mirará con desagrado el que las personas se separen y busquen caminos sanos, limpios y de esperanza… así que no lo piense dos veces, si su mujer abusa de usted física o emocionalmente, o en el peor de los casos, lo sodomiza, usted no tiene nada que hacer con ese monstruo que tiene por esposa.

A la fecha los divorcios se han elevado escalofriante mente y las uniones libres se han convertido en toda una moda. Creo que más que una moda es toda una necesidad de vivir mejor y con esa opción de irse si las cosas no funcionan. Irse sin estar atados a documentos que causen desastrosos conflictos administrativos y judiciales. Al día de hoy, el dios creado por los hombres para castigarse a sí mismo entiende mejor este tipo de relaciones. Por ende, los líderes religiosos prefieren tener pareja disfuncionales en su redil y que sigan aportando, a parejas que se vayan sintiéndose pecadoras y dejar de abonar ofrendas.

Cuando se creó la sociedad como tal, surgió el matrimonio, pero al día de hoy esa misma sociedad se ha ido encargando de disolver eso que ellos mismos crearon al darse cuenta que la vida en solitario es mucho mejor. Se lee vano y hasta pesimista, pero estar lejos de documentos da libertad y un abanico de opciones para ahora sí, vivir la vida cumpliendo la misión de nuestra creación, y eso es, ser simplemente felices. Adieu.

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