“¡¡Fuorid’Italia, Yarrington!!”

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Tomás Yarrington fue como un piojo en la cabeza en territorio Italiano,molestoso e incómodo como ninguno. A la primera oportunidad se lo rascaron de encima y ahora, ya detenido, sólo espera su extradición donde le aguardan cuentas pendientes con la justicia por delincuencia organizada, operaciones con recursos de procedencia ilícita, entre otros.En la teoría se escucha más que perfecto, lo cierto es que la controversia que se ha levantado con respecto a su extradición es muy grande, más por los riesgos que el mundo de la política mexicana corre si quien se encargará de decidirlo opta por concederle a Estados Unidos el privilegio.

Luego de que nuestra sensibilidad se ha visto constantemente dañada por los últimos sucesos en Alepo, Siria, Colombia, Perú y otras partes del mundo, ha sido la noticia de la captura del corrupto exmandatario tamaulipeco lo que ha venido a darnos un rico respiro ante tanta catástrofe.

La pudrición del alma es más pusilánime que la del cuerpo y Tomás Yarrington lo sabía al actuar como lo hizo frente a toda una población tamaulipeca que al verlo ir y desaparecer con sus dineros en la bolsa, no le quedó de otra que agacharse y recibir a un nuevo candidato para cubrir la vacante.

Es curioso que ex mandatario nacido en Matamoros se haya refugiado en Florencia, una ciudad renacentista luego de dejar su estado natal con una fisionomía lo bastante gótica.Es del mismo modo increíble cómo a estas alturas muchos mexicanos todavía crean en una política que por décadas lo único que ha dado a la población ha sido un voluptuoso racimo de vergüenzas.

A ojos vistos México ha caído en el síndrome de Salvador Dalí, el gran pintor español. Su capacidad de seducción era tal que convencía a la mujeres a ir a su departamento, desnudarlas, colocarles un par de huevos estrellados en sus hombros, pintar imágenes surrealistas y sin más, ponerlas de patitas en la calle sin explicación alguna… hoy los mexicanos hemos caído en esa cruel y dañina costumbre de aceptar por líderes a hombres o mujeres corrompidos por la codicia que no buscan otra cosa que enriquecerse para luego despacharnos por la puerta trasera. Se ha caído en la rutina de ir a las urnas y reincidir en el ya no error, sino horror de empecinarnos en ser manipulados por el mismo gobierno. Un caso muy conocido sin lugar a dudas fue la captura del también exmandatario coahuilense y presidente del Partido Revolucionario Institucional Humberto Moreira Valdez. Tal suceso fue lo que ahora es con Yarrington.

El júbilo que muchos tuvieron al saber que el hermano del actual gobernador de Coahuila estaba por fin preso luego de buscársele por una infinidad de delitos, colmó de felicidad a muchos que fueron afectados durante su administración… pero muy pronto se evidenció la corrupción y la bajeza de la denominada justicia mexicana cuando el hombre fue liberado. Perder elpavorde mirar a los ojos a quien se ha dañado, es algo que definitivamente tiene nombre: Desvergüenza. Hoy, y luego de que tuviera demandas en México y en el extranjero, Humberto Moreira Valdez lidera el denominado Partido Joven. Si hay algo que en el extranjero miran en los mexicanos, es el hecho de sentirse cómodos navegando en un mar de corrupción.

Una de las cosas que más llama la atención es el hecho de que la búsqueda de los exmandatarios que han cometido delitos graves en nuestro país vaya demasiado lenta. Con la captura de Yarrington se explican muchas cosas. Según el jefe de la policía italiana, vivía como vive un jubilado, de una manera cómoda y plácida… ¿por qué la apatía del gobierno por capturar a los causantes de tanto daño emocional, cultural y patrimonial? Es claro que se teme el descalabro de la enorme granada que es la corrupción y se evidencie ahora sí los sucios nexos entre el gobierno y la mal vivencia.

¿Recuerdan a Mario Villanueva?, sí, ese exgobernador de Quintana Roo que fue llevado a EEUU para purgar una condena de 17 años por diversos delitos internacionales. No hace mucho quedó libre, pero sólo por unas horas pues luego fue deportado a México donde lo esperaba una nueva orden de aprensión. El político quintanarroense señaló que fue penado en la unión americana por la transgresión de lavado de dinero en junio de 2013, mismo delito que en México no habían visto como tal y lo habían absuelto.

En México atrapar a un piojo que ha estado molestando a la comunidad al hacer lo que le place y no lo que le han ordenado en el gobierno para mantener la perfecta armonía, muchas veces no califica a proceso ni extradición pues se sabe bien que los métodos para sacar la verdad en las prisiones de Estados Unidos no son nada misericordiosos, ni comparados con los utilizados por algunas policías del país azteca.

Lo más emocionante de todo esto es el hecho deque a causa de que fue el gobierno de Donald Trump quien realizó la solicitud y trabajos de captura en colaboración con el gobierno italiano, lo más probable y obvio es que el cautivo sea llevado al país de las barras y las estrella para declarar, ahora sí, sobre su relación con algunos capos del narcotráfico, cosa también obvia, que el gobierno de Peña Nieto deseaba evitar a toda costa expidiendo una solicitud de extradición, cosa que molestó mucho a los yanquis… todos lo sabemos, de ser cedido a México, en pocos días y en pleno periodo electoral, no nos quede duda que Yarrington ya estaría contendiendo por alguna diputación o trabajando, como Humberto Moreira, con un mediocre partido político de cinco seguidores.

Aun y cuando en este caso no aplica para nada ese dicho de que Muerto el perro se acaba la rabia, pues es bien conocido que la mafia italiana es una de las más feroces del planeta, con todo y ellos los italianos no se quedaron con las ganas de dar de voces y decir un ¡¡Fuorid’Italia, Yarrington!! Y quitarse ese molesto piojo que como decimos en mi pueblo, sólo “quemaba” a Italia ante el mundo.

Hoy sólo nos queda aguardar el desenlace de esta penosa historia, otra patética historia que como muchas otras, sólo ha evidenciado la baja calidad de las leyes y la justicia del país de Sor Juana Inés de la Cruz… Adieu.