Ayuda, recibo mensajes en Facebook de una muerta

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Buenas tardes a todos los integrantes de este foro. Debo decir que no suelo hacer estas cosas o exponer en la red situaciones personales que me ocurren en mi vida personal, sin embargo, considero que mi problema ha traspasado los limites.

Quizá algunos no me crean y piensen que deseo llamar la atención o incluso me juzguen de loco, pero la realidad es que estoy recibiendo en mi inbox mensajes de una persona que falleció hace algún tiempo.

Todo comenzó hace aproximadamente 9 meses cuando mi inicio se llenó de algunas publicaciones en las que se lamentaba la muerte de una chica de mi ciudad.

Su nombre era Catalina, pero en Facebook era conocida bajo el usuario de Kata Vg. Tengo que enfatizar que jamas tuve una amistad tan profunda con ella, pues en efecto la conocía por gustos que compartíamos en común como la música y el anime. Solíamos saludarnos cuando nos topábamos en eventos o la calle y alguna vez llegamos a tener conversaciones de cosas banales, pero nunca nada personal. Situación que sólo me confunde más en lo que me ocurre.

Regresando al tiempo en el que inició todo esto, en septiembre del año pasado la noticia de que Kata había muerto a tan sólo 3 días de su cumpleaños sin duda provocó una sensación de estremecimiento y malestar en sus familiares, amigos y conocidos, pues absolutamente nadie podía explicar tan repentina tragedia.

Si se preguntan cómo es que la muchacha perdió la vida, es aún más extraño, pues fue encontrada sin vida frente al monitor de su computadora. Su hermana quién fue la persona que hizo el terrible hallazgo, dijo a la policía que en aquel momento no había absolutamente nadie en la casa, tampoco parecía haber rastro de algún posible intruso o huellas que llevaran a pensar que había sido asesinada tras forcejear con alguien.

Según me enteré por portales de noticia, la idea de un suicidio se descartó a pesar de ser una fuerte probabilidad, debido a que no había pistas que pudieran verificar esto, signos de envenenamiento, consumo de drogas, autolaceraciones o algo que llevará a pensar que ella misma había acabado con su vida eran completamente nulas. Su cuerpo se veía completamente intacto en la autopsia, como si ‘algo’ le hubiera arrancado la vida.

Y si sé lo están preguntando, la posibilidad de un ataque en su organismo también había sido descartada según lo que las autoridades confirmaron a los medios.

El detalle aquí es, y dónde yo empiezo a tener participación en la historia, que desde el mes de octubre comencé a recibir extraños mensajes en mi mensajería de Facebook, mensajes que venían desde la cuenta de Kata.

En un principio me extrañó bastante la notificación de su inbox, sin embargo, imaginé que sería algún familiar, amigo o inclusive la policía que estuvieran en su cuenta revisando detalles del caso. Lamentablemente yo estaba muy equivocado.

Para mi sorpresa cuando deslice la cortina superior de mi celular para revisar el mensaje me encontré sólo con un ‘ /o/’ .

Por supuesto no entendí de qué se trataba aquello y claro intenté asumir que era un simple error de Facebook o que la persona que ahora tenía el control de la cuenta se había equivocado. Así que sólo lo ignoré.

Aquello que sucedió un sábado por la tarde volvió a repetirse exactamente 3 días después, el martes casi al anochecer cuando me dirigía de regresó a mi hogar en el transporte público.

Está demás decir que mi ser palideció en una sensación de estremecimiento y confusión al ver la notificación. Con miedo abrí el mensaje y en esta ocasión había un seco ‘Hola’.

Creo que algunos pasajeros notaron mi reacción por lo que intenté calmarme y tomar la situación con normalidad con una idea que pudiera explicar aquello, lo más razonable es que alguien estaba usando su cuenta.

En esta ocasión no ignoré el mensaje y me decidí a contestar con otro ‘Hola’. Por cierto en aquel momento me percaté que había llegado a sostener algunas conversaciones con ella antes de su muerte, incluidos algunos mensajes que llegue a dejar en visto, esto me hizo sentir un poco mal.

Sorpresivamente a los pocos instantes recibí una contestación por parte de la otra persona.

“¿Qué haces?”.

Evidentemente aquello me pareció extraño, no era lo que esperaba por parte de quién fuera que ahora estaba usando el Facebook de la occisa, incluso me pareció una falta de respeto el intentar entablar una conversación normal con alguien desde este medio.

Imaginando que alguien se había adueñado de la cuenta para tontear le escribí:

“Disculpa, no sé quién eres pero deberías tener algo de respeto por la chica fallecida y su familia. No deberías usar su cuenta para platicar con sus contactos.”

Ante esto no recibí otro mensaje en el transcurso en el que llegue a mi departamento, por lo que pensé que la otra persona había dejado por la paz ese asunto al sentirse reprendida, pero horas más tarde ocurrió algo que me hizo cambiar completamente de idea.

Por cierto no lo había mencionado y de verdad si no fuera necesario, no lo diría pues es algo personal, pero vivo sólo desde hace unos años en los que decidí independizarme. Esto lo digo por una situación que ocurrió más tarde.

El caso es que, en la madrugada cuando ya había terminado las labores de la casa y me disponía a dormir el sonido del timbre de notificación de mi teléfono arruinó mis planes de descanso.

Como seguramente lo están imaginando, era otro mensaje de ‘Kata’, sin embargo, muy al contrario de alguien insultándome desde el otro lado por opinar sobre un asunto que no me corresponde me encontré con esto:

“¿Puedes ayudarme?”

Más confundido que antes, dude en responder quizá era mejor dejar así las cosas y simplemente ignorar la situación, pues si era algún bromista sólo estaría alimentando su necesidad de sentirse correspondido.

Lo iba a dejar así, pero un nuevo mensaje provocó que dudara sobre mi mismo y mis acciones.

“Por favor no me ignores, no me dejes en visto otra vez”

Mi sangre se heló y tras unos minutos de titubear sobre qué hacer e intentar asimilar lo que ocurría, me animé a contestar.

“¿Qué necesitas…?”

No recibí respuesta, pero después de unos minutos el fuerte sonido de la explosión de un transformador dejó completamente a obscuras el panorama.

Por si no fue suficientemente malo, un extraño ruido de lago cayendo que provenía de la cocina me hizo desear en aquel momento no vivir solo.

Estaba empezando a llenarme miedo, pero me armé con valor y me dirigí a la cocina a descubrir qué pasaba con la idea de que se había caído algo por accidente, o que algún animal se había adentrado a mi casa o incluso en el peor de los casos la indeseable visita de un intruso, algo que fuera completamente ajeno a la conversación que acaba de tener hace unos instantes.

Armado con la linterna de mi celular y un bate de madera, caminé hasta el lugar que apenas era iluminado por la luz que emanaba la luna a través de la ventana. Parecía que no había nadie ahí, sin embargo, los pasos de algo corriendo por el pequeño cuarto inundaron una vez más mi ser de estremecimiento.

¿Quién anda ahí?, dije titubeando un poco mientras iluminaba el sitio con la luz de mi móvil. Entonces por error deslice mi dedo hasta la cámara y al estar abierto el obturador, decidí tomar una fotografía con flash para ver si podía percibir el rastro de un animal o lo que sea que hubiera provocado aquello.

Instantes después de hacerlo, la luz regresó a casa lo que me permitió revisar no sólo la cocina si no todo el departamento en búsqueda del motivo de aquel extraño sonido.

Nada absolutamente nada. Nuevamente quería dejar aquel asunto por la paz y tratar de dormir, me sentía bastante alterado por los acontecimientos, pero la ‘maravillosa’ idea de verificar la fotografía que había sacado antes de que regresara la luz no me dejaría tranquilo el resto de varios días.

‘Algo’, lo cual no puedo explicar parecía asomarse desde detrás del refrigerador, sólo puedo distinguir una sombra humaoide la cual hasta el día de hoy no he podido definir exactamente qué es.

Pero si piensan que eso fue lo peor, están muy equivocados porque tan sólo media hora después de acostarme en mi cama y analizar la foto un nuevo mensaje de ‘Kata’ llegó a mi inbox.

Lamentablemente en esta ocasión no fueron palabras, si no una imagen, pero no cualquier imagen, pues se trata de otra fotografía tomada en mi cocina desde el angulo contrario de donde yo me encontraba en el momento en que tomé la foto pues incluso se nota mi silueta sosteniendo el bate y el celular.

Como imaginaran desde entonces el significado de paz y tranquilidad se han esfumado para mi. Claro envíe docenas de mensajes a la cuenta de ‘Kata’ pidiendo una explicación a la persona que la manejaba imaginando que me estaba jugando una broma de mal gusto o peor buscaba hacerme daño, pero deje de recibir mensajes después de aquello.

Me comuniqué con los familiares de Catalina y les expliqué mi situación, sin embargo, además de ofenderse por faltar a la memoria de su querida hija me tacharon de loco pues argumentaron que sólo ellos, sus padres, tenían el control de la cuenta que quedó en memoria de la occisa y que por supuesto no la usarían para jugar bromas y menos dañar a alguien a quién ni siquiera conocían.

El detalle más aterrador de esto es que incluso, la madre de Catalina me enseñó desde su computadora la cuenta de ésta probándome que los mensajes que yo tenía con Kata no coincidían con los de ella. Más allá de sentirme avergonzado con los señores por creer que yo les estaba haciendo una cruel jugarreta, el sentimiento de miedo y duda de mi propia cordura comenzó a atormentarme desde entonces.

A veces quiero creer que todo fue un sueño, que lo imaginé o que me sugestioné al ver una película de terror, pero después revisó la evidencia en mi celular y no sé qué pensar.

Eso fue a finales del año como ya dije al principio, intenté de verdad que he intentado olvidarme de todo esto y seguir con mi vida, pero no puedo hacerlo si cada determinado tiempo recibo mensajes de Kata en mi inbox.

Algunos no son claros o no parecen tener sentido, otros sólo dicen ‘Hola’. Claro no he intentado contestarle porque en verdad tengo miedo. Al menos ya no he recibido imágenes de mi hogar como aquella que cambió por completo la seguridad que sentía en mi departamento.

“Estoy”, “Por favor”, “Sitio”, “Visto”,”Ayuda”, son algunas de las palabras que suele enviarme aquello que trata de interactuar conmigo.

Antes de que me lo digan, no puedo cambiarme de residencia, no cuento con la solvencia económica suficiente para hacerlo y tampoco puedo regresar a casa de mis padres ya que ellos viven en otra ciudad y mis estudios y trabajo se encuentran aquí, no puedo dejarlos.

He intentado pedir ayuda a conocidos, pero al hacerlo creen que me he inventado todo y obviamente no puedo acudir a las autoridades porque ni siquiera me escucharían.

No sé qué hacer, tengo miedo y cada que pasan los días me siento más vigilado, pues estoy seguro que por las noches algo me ve desde los rincones de mi casa y me acosa desde mi inbox.

Si alguien tiene alguna solución agradecería su ayuda, pues estoy desesperado.

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