CD. DE MÉXICO.- La violencia sexual es el delito al que más se enfrentaron mujeres estudiantes de 15 años o más en 2021, con 947 mil 279 casos; seguido de la sicológica, con 830 mil 097, y la física, 318 mil 481, de acuerdo con la Encuesta Nacional sobre la Dinámica de las Relaciones en los Hogares (Endireh) 2021, elaborada por el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi).
Según el reporte, es en los niveles de educación superior y bachillerato en los que se vive con mayor frecuencia la violencia sexual, pues el año pasado se registraron 449 mil 693 y 421 mil 142 casos, respectivamente.
Destaca que en 2021 la violencia sexual fue cometida en su mayoría por algún compañero de aula, con 23 millones 946 mil 106 casos; un maestro, 9 millones 114 mil 877; una compañera, 7 millones 353 mil 776, y una persona desconocida fuera de la escuela, 7 millones 12 mil 818.
Refiere que las entidades en las que se ejerció violencia sexual, sicológica o física contra mujeres estudiantes de 15 años y más fueron el Estado de México, con 201 mil 862 casos; Ciudad de México, 143 mil 040; Jalisco, 96 mil 127, Veracruz, 86 mil 418; Guanajuato, 63 mil 197, y Puebla, 60 mil 718.
Mientras 9 millones 069 mil 634 de estudiantes le contaron a alguien lo sucedido en las instalaciones escolares, 6 millones 346 mil 538 prefirieron no hacerlo.
Profesora de primaria y condecorada en 2015 con la Medalla Ignacio Manuel Altamirano por 40 años de labor en el servicio docente, la activista feminista Nelly Martínez Echartea, comenta que las cifras que maneja el Inegi sólo son representativas, pues existe una cifra negra de alumnas que son violentadas en el entorno escolar que es mucho mayor.
“Las cifras que nos muestra el Inegi son sólo representativas, pero no reales. Porque en la mayoría de los casos a las víctimas les cuesta mucho trabajo denunciar. Entonces, hay una cifra negra que no se conoce y que rebasa con mucho las cifras que reporta ese instituto”, dice.
Agrega que las mujeres tardan en aceptar que están siendo víctimas de algún tipo de violencia y, después, en buscar ayuda y atreverse a denunciar a su agresor ante las autoridades escolares o judiciales.
Martínez Echartea actualmente acompaña los casos de cinco mujeres que fueron violadas por un maestro del Centro de Educación Artística (Cedart) Juan Rulfo, en Colima, que forma parte del Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura (INBAL). Pese a que el profesor fue denunciado penalmente, sigue en libertad y las autoridades administrativas únicamente optaron por cambiarlo de área.
“Las cinco muchachas fueron víctimas de acoso y violencia sexual por parte de ese maestro de nombre Manuel. En todos los casos se perfilan varios delitos, que son el acoso y la violación sexual. Una de ellas refiere que tuvo a una niña de ese individuo, quien actúa bajo el beneplácito y la complicidad de las autoridades de la escuela”, añade.
Desde hace más de un año, la activista y las jóvenes han tratado de entrevistarse con la directora del INBAL, Lucina Jiménez López, para exponerles los casos, pero la funcionaria federal se ha rehusado a darles la cara. “No se ha dignado a contactarnos para reunirnos con ella. Ha habido una total indiferencia”, expone.
Nelly Martínez tiene conocimiento de que varias estudiantes del Cedart, donde se estudia el bachillerato mezclado con las artes, abandonaron el plantel ante el acoso de los maestros.
Señala que en los centros educativos de todos los niveles debe permear una política de cero tolerancia para que se actúe al menor indicio de que haya estudiantes víctimas de violencias, “porque este fenómeno sigue creciendo alarmantemente”.
Asegura que muchas adolescentes y jóvenes que son violentadas no denuncian porque “tienen miedo a que en sus hogares no les crean, y por temor a que las autoridades educativas alerten al agresor y, por lo tanto, aumente la violencia en su contra”.
Alma Maldonado, especialista en temas educativos e integrante del Centro de Investigación y de Estudios Avanzados del Instituto Politécnico Nacional (IPN), considera que las violencias contra las alumnas no se han atacado como es debido, “porque ahí están las cifras del Inegi, que siguen siendo muy altas.
“El nivel que más me preocupa es el de la media superior, porque estamos hablando de una población más vulnerable, porque son menores de edad”.
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