RUSIA.- La Corte Suprema de Rusia ordenó el cierre de Memorial, el grupo de derechos humanos más antiguo del país.
La organización logró recuperar los registros de millones de personas inocentes que fueron ejecutadas, encarceladas o perseguidas en la era soviética.
La organización ha sido formalmente “liquidada” por no incluir el indicativo de “agente extranjero” en una serie de publicaciones en redes sociales.
Ese es el estatus oficial que el gobierno le dio en 2016 por recibir financiamiento del exterior.
Ante la Corte, la fiscalía calificó a Memorial como una “amenaza pública” y la acusó de operar a sueldo para Occidente al centrar la atención en los crímenes soviéticos en lugar de resaltar un “pasado glorioso” soviético.
Fundada en 1989, la organización se convirtió en un símbolo de un país que se abría al mundo, y a sí mismo, cuando Rusia comenzó a examinar los capítulos más oscuros de su pasado.
Su cierre es un símbolo claro de cómo el país se ha cerrado bajo el gobierno del presidente Vladimir Putin, calificando a las críticas, incluso las que se hagan a la historia nacional, como un acto hostil.
El secretario de Estado de EU, Anthony Blinken, calificó este martes la decisión como una “afronta” a los derechos humanos.
“Salud de la nación”
Cuando se leyó la decisión de la Corte, hubo gritos de “¡qué vergüenza!” de algunos de los que estaban en el tribunal.
El fallo también arroja luz sobre el aumento de la represión en la Rusia moderna, donde Memorial asegura que hay más de 400 presos políticos. También denuncia que cada vez más los grupos independientes y los medios de comunicación son incluidos en listas negras de “agentes extranjeros”.
Los abogados de la organización argumentaron que el activismo era beneficioso para la “salud de la nación”. Declararon que Memorial era un amigo de Rusia, no su enemigo, y calificaron el caso de liquidación como absurdo y “orwelliano”.
Entre las publicaciones que el grupo no marcó con su estatus de “agente extranjero” se encontraba la vasta base de datos de víctimas de la represión política que ha recopilado durante tres décadas de trabajo.
El equipo argumentó que cualquier error había sido corregido y que cerrar una organización prominente y respetada por tales errores técnicos era desproporcionado.
En una declaración posterior, Memorial dijo que desafiaría el fallo y encontraría formas legítimas de continuar su trabajo.
Argumentó que los rusos necesitan de un recuento honesto de su pasado y que nadie lograría “liquidar” esa necesidad.
Por el contrario, el Ministerio de Justicia argumentó que la importancia social de un grupo no podría ser una excusa para violar la ley. Pero el discurso final de la fiscalía señaló una motivación más profunda para este caso.
“¿Por qué deberíamos estar avergonzados?”
“Memorial se centra casi por completo en distorsionar la memoria histórica, principalmente sobre la Gran Guerra de la Patria [Segunda Guerra Mundial]”, dijo el fiscal Alexei Zhafyarov, acusando al grupo de crear una imagen falsa de la Unión Soviética como un Estado “terrorista”.
Vladimir Putin ha otorgado gran importancia a la victoria soviética sobre los nazis en la Segunda Guerra Mundial, parte de su anhelo por los viejos tiempos del estatus de superpotencia.
La narrativa ha sido mucho más atractiva para muchos rusos que la historia paralela de tribunales secretos, campos de prisioneros y escuadrones de fusilamiento.
“¿Por qué deberíamos nosotros, descendientes de los vencedores, avergonzarnos y arrepentirnos, en lugar de enorgullecernos de nuestro glorioso pasado? Memorial probablemente es pagado por alguien para eso”, afirmó el fiscal Zhafyarov.
El disidente soviético y ganador del Premio Nobel de la Paz, Andrei Sakharov, fue el primer presidente de Memorial hasta su muerte en 1989.
“Nos eligieron porque somos fuertes y prominentes, y porque los irritamos”, dijo recientemente a la BBC Oleg Orlov, miembro de la junta de Memorial, sobre la decisión del cierre de la organización que ayudó a fundar.
“Las autoridades en estos días están politizando la historia y nosotros decimos cosas que no les gustan. Hablamos de las páginas difíciles del pasado y eso les molesta”, dijo.
Para Alexei Nesterenko, el ataque a Memorial es personal: “Es nuestra vergüenza. Yo lo llamo vergonzoso”, dijo el hombre de 84 años a la BBC, describiendo al grupo de derechos civiles como único.
Su propio padre fue arrestado como “enemigo del pueblo” en 1937, en la época conocida como el Gran Terror de Stalin, y Memorial ayudó a Alexei a descubrir por lo que pasó después: un juicio a puerta cerrada, un pelotón de fusilamiento y una fosa común.
Los archivos históricos del caso revelaron que la parte acusatoria luego admitió haber fabricado todos los cargos.
“Las autoridades prefieren guardar silencio sobre el pasado, pero Memorial no se lo permite”, dijo Alexei. “Es un camino realmente difícil para el reconocimiento y mucha gente no quiere afrontarlo”.
Desde que se dio el fallo de la Corte Suprema, muchos otros rusos han estado publicando historias de represión política de sus propias familias en las redes sociales, descubiertas gracias a Memorial.
El fallo ha sido criticado internacionalmente, y Alemania calificó la decisión de “incomprensible”, argumentando que privó a las víctimas de la opresión de su voz.
El nacionalismo enardecido
La organización ha enfrentado presiones durante muchos años, pero esa presión se intensificó cuando Rusia fue barrida por una ola patriótica tras la anexión de Crimea de Ucrania en 2014.
Las paredes de Memorial quedaron manchadas de grafitis, su trabajo fue difamado en la televisión estatal como subversivo, y en 2016 fue catalogado como un “agente extranjero”, un insulto que recuerda inquietantemente a los tiempos estalinistas cuando los marcados como “enemigos del pueblo” fueron perseguidos y purgados.
En octubre, cuando una multitud se reunió en la sede de Memorial en Moscú para ver “Mr. Jones”, una película sobre la hambruna de la era de Stalin que mató a millones en Ucrania, una turba nacionalista irrumpió y subió al escenario llamando a la audiencia “fascista” y gritando: ” Fuera de nuestra historia”.
La organización hermana Centro de Derechos Humanos Memorial, que trabaja para documentar la represión política actual y las violaciones de derechos, también enfrenta la amenaza de clausura por presuntas violaciones de la ley de agentes extranjeros.
Se espera un fallo en su propio caso esta semana.
Memorial dice que desafiará las decisiones, incluso en el Tribunal Europeo de Derechos Humanos.
Oleg Orlov cree que todo esto pretende ser una advertencia: “El ataque contra nosotros es una fuerte señal para toda la sociedad civil en Rusia. Están diciendo: ‘¡Mira! Si podemos hacer esto con ellos, entonces no hay problema para liquidarlos a todos ustedes también ‘”, le dijo a la BBC.
“Creen que ha llegado el momento de limpiar el terreno para siempre”.
Sarah Rainsford fue expulsada como corresponsal de la BBC en Moscú a fines de agosto después de haber sido designada como una amenaza para la seguridad.
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