Opinión.-La pluma profana del Markés: “Las voces del Popo”

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“Las voces del Popo

La naturaleza y la justicia son dos hermanas mexicanas muy sabias. Mientras que la primera ha resurgido por doquier a raíz del enclaustramiento masivo de los seres humanos a causa del Covid-19, la segunda poco a poco se ha incorporado a sus labores luego de que misteriosamente su balanza había sido hurtada de mano por algunos sexenios.

Hablando de justicia y naturaleza, una combinación perfecta en esta modernidad mexicana, el volcán Popocatépetl ha manifestado desde hace ya algunos años una inquieta actividad volcánica. La inquietud de dicha montaña de fuego ha mantenido a toda esa región de México, con un ojo al gato y otro al garabato. Con todo y la furia que se desenvuelve en las entrañas de este coloso, muchos han logrado domesticar el miedo y se han mantenido serenos a las faldas de ese monstruo con gastritis… ¿qué dicta la naturaleza?, en realidad no es algo que desconozcamos; tenemos experiencias donde pueblos enteros perecieron bajo la candente lava de este tipo de elevaciones. En una gran mayoría, si no es que en todas, los habitantes sabían lo que podría suceder, pero la pereza, el orgullo, el miedo  a perderlo todo y miles de cosas más los confinaron a un final funesto. Y es obvio, quién quiere irse así como así y dejarlo todo, creo que nadie. El Vesubio y el Chichonal son casos muy representativos. Hoy su gente está bajo la endurecida lava. Esto es por parte de la naturaleza… por el lado de la justicia, los tribunales han estado temblando desde hace ya unos meses.

Si no hay reparación del daño, no hay justicia, y ante tal aseveración, Lozoya ha sido despojado de casi todas las posesiones que tenía en México y en otras partes del mundo. Por lo menos y hasta ahora, una buena parte de lo incorporado, ha logrado cubrir el daño realizado por la mala compra de la planta Agro nitrogenados… qué cosas, lectores míos, durante una muy buena cantidad de días, Emilio Lozoya voló en libertad por el orbe. Disfrutó una independencia tan envidiable al grado de que él mismo llegó a creer que era posible vivir en la impunidad. «Si durante sexenios se ha hecho, no creo sea tan malo el que igual me tome este permiso», seguramente se dijo. Se convenció de que la justicia mexicana era obsoleta, hueca, en decadencia y enteramente beneficiosa para quien podría manejarla a su antojo. Oigan, tanto año estudiando licenciado en economía y derecho en la UNAM; y cargando “honorablemente” una maestría en administración pública y desarrollo internacional en Harvard, que ya sería el colmo el no saber cómo apropiarse de todo sin que nadie se diera cuenta, en otras palabras, tanto año de marqués y no saber menear el abanico, pues como que no… y lo meneó viviendo como príncipe en Alemania y como rey en una de las secciones más ricas de Benahavís, en Málaga, España.

Lozoya fue detenido en el extranjero y luego de un estira y jala y procedimientos secretos, finalmente el ex director general de petróleos mexicanos fue extraditado a México. Por días y días se escuchó que tornaría a tierras aztecas y que con su llegada se destaparía una pestilente cloaca de corrupción al interior del viejo gobierno mexicano. Y desde semejante anuncio la tierra comenzó a vibrar, las fumarolas del popo de la justicia a evidenciarse más contantemente, a chorrearse un tanto de lava por el babeante hocico de la montaña de vientre inquieto… sin mucho preámbulo el miedo comenzó a sentirse en las altas esferas de la política nacional. Los muros más poderosos de las mansiones donde viven los que por años habían mamado la ya agrietada ubre de la vaca enflaquecida que es la patria han comenzado a cuartearse… miedo, suspenso, un destino incierto en el que por días los sospechosos, los involucrados y los culpables han degustado en el desayuno, comida y cena.

Con el cráter de Lozoya abierto, las fumarolas con piedras incandescentes iluminan los cielos por sexenios encapotados.  Se comenzaron a planear huidas y quienes por años habían jineteado el país, a lanzar improperios contra el gobierno regente… pero las fumarolas siguen, las cenizas ya flotan por los extensos cielos del país… entonces vino lo esperado, los ratones se han echado al mar abandonando el barco en el que por años fungieron como piratas de malas mañas sin saber que el hado les deparaba una sorpresa. Fieros tiburones y una justicia con la filosa daga de las leyes los aguardaban aguas adentro.

Como se dijo al inicio, la naturaleza y la justicia son dos hermanas muy sabias, instruidas y consentidas de los dioses. Hoy, con un Lozoya evidenciando a los poderosos y un volcán anunciando y avisando que muy pronto se mostrará pleno, no nos queda más que aguardar el desenlace de este emocionante episodio de una serie de capítulos tan intensos de la que todos somos actores presenciales. Adieu.

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