ESTADOS UNIDOS.- Usar los Apple Vision Pro al mismo tiempo que manejas una Cybertruck de Tesla podría convertirse en un escenario cotidiano en el futuro. Hace unas semanas, un video en la red TikTok se viralizó porque una mujer realizaba ambas acciones, pese a que iba en contra de la ley.
Esa imagen resulta “significativa” porque las empresas apuestan por crear nuevos productos que permitan combinar la realidad física con la digital, lo cual, poco a poco, han logrado.
Ahora, pensemos en otros dispositivos vestibles o wearables que, supuestamente, no son obstructivos, como el Rabbit R1, un asistente de bolsillo impulsado por inteligencia artificial (IA) y que puede realizar varias tareas por el usuario, sin depender de aplicaciones o desarrollos móviles.
O el AI Pin, muy similar en diseño y herramientas, que funciona a través de comandos de voz y que puede ayudar a cumplir varias tareas a la vez, claro, mientras se realizan otras actividades.
Estos son solo algunos ejemplos de todo el ecosistema, por definirlo de alguna forma, de vestibles que ya existe y que habilita una adquisición cada vez más grande (y compleja).
Se debe decir que el ingreso de nuevos wearables con IA le brinda al usuario más funcionalidades, un mejor rendimiento, una conexión personalizada con otras personas, entre otras ventajas.
“Mientras más funciones van agregando, se van haciendo más atractivos”, y por ende, más asequibles, afirma Arturo Giron, analista de International Data Corporation (IDC).
Antes de avanzar, ¿a qué se refiere el concepto de wearables? “Se trata de dispositivos que están diseñados para ser utilizados sobre nuestro cuerpo por largos periodos de tiempo. Estos deben contar con un procesador o microchip que registre y analice la información o los datos recabados, así como una conexión a algún tipo de red, ya sea wifi, red 5G o Bluetooth”, detalla Giron.
Estos productos han ganado un amplio terreno en el mercado. Incluso, algunas consultoras pronostican que aumentarán sus ventas de manera significativa en los próximos años.
IDC precisa, en su más reciente informe, que los envíos de tecnología vestible en el tercer trimestre de 2023 alcanzaron un máximo histórico: alrededor de 148.4 millones de unidades.
Esta cifra superó el número de ventas hechas en el mismo periodo de 2021 y 2022, temporada en la que se impulsó la adquisición de estos artículos, por la pandemia por COVID-19.
De cara al futuro cercano, la firma pronostica que, para finales de 2027, el sector crecerá a 625.4 millones (lo que representa una tasa de crecimiento anual compuesta del 4.7%).
Aunque algunos piensan que el primer wearable fue el smartwatch presentado por Apple en septiembre de 2014, en realidad, los dispositivos o equipos que es posible portar o vestir llegaron desde hace muchos años.
Por ejemplo, está la ola de auriculares o audífonos inalámbricos Bluetooth lanzados en el 2000, así como los Google Glass, que llegaron en 2013 y fueron el primer equipo con pantalla óptica y realidad aumentada que se montaba sobre la cabeza y se operaba a través de la voz.
Lo que no se puede negar es que el Apple Watch se convirtió en el primero de su categoría que triunfó en el mercado y revolucionó la industria tecnológica. Por primera vez se presentaba un reloj que no solo mostraba la hora, sino que también tenía una capacidad multimodal. Con este es posible controlar la música, enviar mensajes, responder llamadas e incluso monitorear la actividad física con una interfaz intuitiva y personalizable.
Su lanzamiento “inspiró” a otras compañías para desarrollar o crear sus propias alternativas, y pronto el mercado ya presumía de una fuerte competencia entre varias empresas.
De acuerdo con Statista, entre los principales fabricantes de wearables se encuentran actualmente Apple, Xiaomi, Huawei y Samsung.
Durante 2022, la firma de la manzana vendió alrededor de 49 millones de relojes inteligentes en el mundo; en los primeros nueve meses de 2023 desplazó aproximadamente 26.7 millones.
Un estudio de Counterpoint Research señala que Apple Watch representó el 50.6% de todas las ventas de relojes premium en 2022.
A estos accesorios le siguen los audibles: para este año, Statista espera que superen los 357 millones de envíos; para 2027, los 396 millones.
El representante de IDC puntualiza que con la llegada de la IA puede venir una etapa de transformación importante. “El beneficio que podemos tener es el análisis de datos, y con ellos generar modelos predictivos que permitan mejorar las funciones de los wearables”, complementa.
Uno de los wearables que apenas ingresó a las estadísticas de Statista y que ganó un terreno importante en las ventas son las gafas inteligentes.
“El mayor volumen de envíos en el segmento de dispositivos portátiles se registró entre las gafas, con alrededor de 1 millón de unidades mandadas solo en 2023”, señala la consultora.
En total se mandaron 1 millón 125 mil unidades, y para 2027 se espera que la venta de estos dispositivos alcance los 2 millones 112 mil.
Así, compañías como PlayStation, Meta y Apple han reunido sus esfuerzos para lanzar al mercado este tipo de alternativas. Sobresalen las Ray-Ban Meta, que son unos lentes que unen el concepto de moda con tecnología y permiten realizar llamadas o escuchar música, o los Apple Vision Pro, el visor con el que los usuarios pueden combinar la vida real con la virtual mediante el cómputo espacial.
Para algunos especialistas, los Vision Pro no entran en la categoría. “No consideramos wearables a los dispositivos de realidad aumentada o realidad extendida, ya que tienen otro propósito. Todavía no están diseñados para utilizarse por grandes periodos de tiempo”, dice Giron.
El analista de IDC no descarta que en algún momento puedan convertirse en accesorios vestibles para el día a día. Y es que algo poderoso con lo que cuentan es su capacidad de “leer” la mirada de los usuarios, una característica más avanzada e importante respecto a otros wearables.
“Imagina pasar a un dispositivo que entienda lo que ves. Es realmente un gran cambio, mucho más complejo y más costoso (…) Tal vez, en los próximos cinco años, podamos ver más soluciones de este tipo y que tengan un impacto positivo”, añade Miguel González Mendoza, profesor investigador del grupo de Inteligencia Artificial Avanzada del Tecnológico de Monterrey (Estado de México).
A pesar de que los Vision Pro y otros equipos parecidos todavía no son tan asequibles, se espera que en un futuro puedan transformarse en una alternativa de consumo cotidiano.
“En el momento en el que se conviertan en algo fácil de usar, que haya muchas aplicaciones compatibles y que brinden beneficios supertangibles, se harán masivos”, subraya el especialista del reconocido centro educativo.
El mercado de los wearables o tecnología vestible ha tenido un crecimiento importante, sobre todo en el consumo de relojes inteligentes, earables y rastreadores de actividad física. Sin embargo, las gafas de realidad aumentada han generado una nueva demanda en el mercado de manera reciente.
De acuerdo con González Mendoza, ello tiene una explicación: “Hay una tendencia de que esta inteligencia ofrecida por los dispositivos ofrezca una inteligencia humana aumentada. Estos, además, se van a sumar a un conjunto de servicios que, de alguna manera, van a potenciar el uso de la IA”.
El especialista también plantea uno de los mayores retos que tendrán que enfrentar las empresas: la regulación de la IA.
Recientemente, la Unión Europea aprobó el primer conjunto de reglas o lineamientos para el uso de la IA, el cual está basado en cuatro categorías en las que se advierte su nivel de peligro o riesgo.
El conjunto de reglas es un primer paso de todas las regulaciones que habrá a nivel mundial en los próximos años.
Dicho de otro modo, las normas que se impongan en diferentes naciones representarán la primera atadura que encontrará el mercado “vestible”.
“Habrá que ver cómo las diversas regulaciones promueven o inhiben el desarrollo de estas aplicaciones. Es muy probable que podamos tener un dispositivo que funcione muy bien en algunas regiones, mientras que acá no, por cuestiones de la regulación local”, expone el especialista en IA del Tecnológico de Monterrey.
A pesar de ello, el mercado ya comienza a abrir un panorama prometedor, no solo para compañías tan grandes como Meta, Samsung y Apple, también para el llamado cliente final.
La IA, de cierta manera, mejorará la experiencia humana y simplificará varias tareas que, anteriormente, solo podían hacerse de manera manual.
Asimismo, traerá una gran cantidad de beneficios en otras áreas, como la salud, y esto se convertirá en un incentivo para aumentar la compra de tecnología vestible en los próximos años.
¿Estamos a un paso de que todo aquello que vestimos se convierta en un instrumento que guarde información? Las compañías ahora mismo apuestan por wearables que cubren las necesidades de los clientes en diferentes aspectos, como la salud, moda, entretenimiento y vida fitness.
En especial, el mundo de la moda se ha visto beneficiado por los diferentes artículos que se han lanzado, como anillos, pulseras y relojes inteligentes que, además de permitir una armonía con el estilo de cada persona, brindan diferentes beneficios o ventajas.
Un ejemplo más concreto de ello es el Samsung Galaxy Ring, un anillo inteligente cuyo principal propósito es monitorear el bienestar de cada individuo. Con los sensores que cuenta será posible hacer mediciones como el flujo sanguíneo, el nivel de oxígeno en la sangre, las horas de sueño, etcétera.
Y esto es solo una muestra de lo que se prepara como tecnología vestible. Existen más vertientes que podrían ser más novedosas.
Se puede decir que una de las apuestas futuras está en el escenario en el que existan wearables que puedan ser recargables con el calor corporal del usuario, como BHeart, presentado durante el CES 2023; por cierto, también tiene la capacidad de recargarse con el movimiento y la luz ambiental.
No se descartan aquellos con interfaz neuronal, como la pulsera en la que trabaja Meta, la cual permitirá detectar las señales eléctricas neuronales que viajan desde el cerebro hasta los dedos a través de la muñeca. La intención es que posibilite manipular de una forma más inmersiva e intuitiva todos los accesorios compatibles.
“Estos avances van a beneficiar al mercado; lo que está haciendo la industria es encontrar alternativas, desde el hardware, las capacidades del procesamiento y la conectividad”, concluye el profesor investigador universitario.
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