“Visitar a nuestros familiares en Topo Chico nos resultaba difícil, ahora que fueron trasladados a penales federales de otros estados nos resultará imposible”, coincidieron las madres de dos reos y explicaron que para un viaje tendrían que invertir hasta 8 mil pesos.
María Magdalena Briones Jaramillo, madre de Nefi Eliud Trujillo Briones, de 24 años, quien fue trasladado al penal federal número 11 de Hermosillo, Sonora, platica que ella gana 800 pesos a la semana y tiene que hacer “milagros” con su sueldo, pues apoya a su nuera y a sus dos nietecitos.
“Aquí resultaba difícil visitar a mi hijo una vez a la semana, ir hasta Hermosillo será imposible pues tendría que gastar unos 8 mil pesos. ¿De dónde voy a sacar tanto dinero si apenas me alcanza para comer?”, dice la angustiada mujer.
Agrega que ella cuida de su padre enfermo y que tal vez pronto lo operen; esa es otra razón por la que no podría moverse de Nuevo León.
La señora Briones dice que a su hijo lo confundieron y está pagando por un delito que no cometió. Expone que en agosto de 2014 fue detenido; los ministeriales dijeron que lo “agarraron” en una gasolinera de Apodaca cuando en realidad fue en el municipio de Guadalupe, en un local donde vendía pollos asados.
Nefi Eliud, dice su madre, iba a quedar en libertad por las inconsistencias del proceso, “ahora ya ni sé”.
“Me sorprende que haya sido uno de los reos que trasladaron a Sonora, complicándole la vida a toda su familia. Yo lo visitaba los jueves y mi nuera cada sábado, además de que él se comunicaba telefónicamente con cierta frecuencia, ahora ni eso ha podido hacer ni hará mientras no vaya la familia a llevar unos papeles que justifiquen el parentesco”, explica.
Aracely Andrade es madre de Ángel Manuel Hernández Andrade, de 26 años, quien fue trasladado a un penal de Ciudad Juárez, Chihuahua.
Asegura que las autoridades dicen a los medios de comunicación que fueron trasladados reos peligrosos a otros penales del país, “pero, a mí, un coordinador de Topo Chico me aseguró que a mi hijo lo sacaron por su seguridad”, dada la peligrosidad de los internos que se quedaron en el penal.
“Su caso iba muy avanzado, su defensor le había dicho que para fines de febrero o principios de marzo iba a salir libre, pero ahora está en un penal de máxima seguridad, de Ciudad Juárez, sin posibilidades de que la familia pueda contratar un abogado que lo siga defendiendo allá y sin siquiera poder visitarlo por falta de dinero. Tampoco él ha podido llamar para decirnos cómo está”, lamenta.