Al participar en el Segundo Encuentro de Periodismo Cultural realizado en el marco de la Feria Internacional de la Lectura Yucatán, 2016, el escritor y cronista Héctor de Mauleón, dijo que la violencia producto de la guerra contra el narcotráfico, tomó mal parado al periodismo cultural de México, igual que tomó mal parado al periodismo “duro” y que aun eso no ha podido ser contado.
“Los periodistas profesionales no estaban preparados para enfrentar lo que estaba ocurriendo. Creo que esto tiene que ser contado en algún momento, cómo llegó la violencia, cómo llegó ese remolino, y cómo nos envolvió y nos sacudió y tiró todo y cómo nos acostumbró a desayunar todos los días con imágenes de encobijados, de encajuelados, de decapitados, gente torturada, de matanzas criminales”, dijo.
Luego, recordó, fueron pasando varios fenómenos, uno de estos fue que los periodistas adoptamos el lenguaje del crimen y el lenguaje de la violencia sin darnos cuenta. “En los primeros años empezamos a hablar en un lenguaje policiaco: ejecutados, levantados, el control de la plaza, comenzamos a hablar como si fuéramos comandantes de la policía judicial porque no estábamos preparados. Entonces tomar conciencia de que cuando la violencia se mete al lenguaje ya se metió a todo, nos costó un poco de trabajo. Y después, nunca reflexionamos sobre lo que tendría que hacer el periodismo cultural frente a ese estallido de violencia, tampoco lo reflexionó el periodismo duro”.
El escritor agregó: “Pensamos que lo que el periodismo cultural tenía que hacer era dos cosas, ofrecer el mismo oasis de siempre frente al horror o hablar de las expresiones artísticas que se referían al horror, reproducirlas porque alguien ya escribió una novela, porque alguien ya tomó una fotos, porque alguien ya hizo una exposición de pintura, porque alguien ya hizo un documental y entonces nuestra función seguía siendo, ya dado por nosotros, tangente, alternativa, en lugar de entrar al centro y considerar lo fundamental”.
En su participación en la mesa titulada: “El periodismo cultural y la violencia” dijo todo esto ahora que se van a cumplir diez años de que empezó el estallido de violencia en México con la declaración, en diciembre, de Felipe Calderón de la guerra contra el narcotráfico. “Esa espiral de violencia tomó mal parado al periodismo en general, no sabíamos cómo abordarlo, no había protocolos para los periodistas de cómo cubrir esos asuntos, y si eso pasaba entre los periodistas de las secciones duras de los periódicos, imaginemos cómo estaban los periodistas de las secciones suaves de los periódicos, los periodistas culturales”, señaló De Mauleón.
El escritor aseguró que hay un problema estructural en el periodismo cultural. “Desde el surgimiento de la prensa industrializada, el periodismo cultural ocupó el papel decorativo, el papel central era dar las grandes revelaciones, debatir los grandes temas de la política y la economía y en esa misma casa tener una habitación bien decorada donde sea agradable estar después de atravesar el infierno del mundo para tener un instante de reposo, entonces tener ahí a personas que hablen de la literatura de la música, etcétera”.
Dijo que esto es curioso porque los periódicos los hicieron los letrados para un público letrado, pero cuando comenzó a desarrollarse la prensa los señores se fueron al cuarto de servicio donde vivía “la loca de la casa”, y recordó a Manuel Gutiérrez Nájera, que decía que los suplementos culturales o las secciones culturales, era como la loca de la casa, donde estaba la imaginación y donde se permitía hacer lo que no se permitía a los otros habitantes de la residencia del periodismo.
De Mauleón aseguró que ahí se fueron consignando los locos que nadie tomaba en cuenta porque además no dejaban dinero porque los ingresos de las secciones culturales son mínimas y por eso son las primeras en ser recortadas; dijo además que los reporteros de estas secciones son los que perciben menores ingresos comparados con los de la primera plana, y entonces esto fue generando un clima que iba a estallarnos en las manos cuando llega la violencia.