LONDRES.- Julen Lopetegui debió liderar al Wolverhampton Wanderers a la salida a Old Trafford, pero el técnico vasco abandonó la entidad hace apenas una semana.
No encontró las garantías ni los refuerzos necesarios para lograr la permanencia a final de temporada. Gary O’Neil fue su sucesor.
Nombrado a cinco días del estreno liguero, al de Bournemouth le espera una dura papeleta. O eso se adivinaba antes del inicio del encuentro.
Los lobos sorprendieron a un equipo optimista como el de Erik ten Hag. El United incorporó a los jugadores deseados, cuajó una buena pretemporada y parecía llegar física y mentalmente preparado a la cita del lunes. Pero pasaron apuros. Especialmente en la primera mitad. La falta de creatividad y de fluideza en el ataque amenazó con frustrar el inicio de campaña de los red devils.
André Onana debutó en la meta local, y Mason Mount heredó un dorsal de leyenda en Old Trafford, el 7 de George Best, David Beckham o Cristiano Ronaldo. Sin embargo, quien salvó el orgullo del United fue Raphaël Varane. El ex del Real Madrid anotó el único tanto del encuentro llegando al segundo palo a falta de un cuarto de hora. Con su cabezazo culminó una buena triangulación de los suyos en el área. Abrió el marcador y cambió el devenir del encuentro. Lo decidió.
Los Wolves amenazaron con morder. Rugieron y enseñaron los dientes como tantas veces habían hecho a lo largo del encuentro. Evitaron que el United creciese con la ventaja. Apretaron hasta el final pero las fuerzas flaquearon en los minutos finales. Fabio Silva tuvo las ocasiones más claras. Primero con un tiro cruzado desde cerca, y luego revolviéndose dentro del área. Pero Onana se hizo grande. Bien posicionado, el camerunes evitó el descalabro. Fue otro de los protagonistas en un triunfo que arroja dudas dobre el Manchester United. Todavía no está al 100%.
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