NUEVO LAREDO.- A sus 16 años de edad, Tomás Ramírez Martínez presenció un hecho que lo marcaría de por vida, un incendio arrasó con una vecindad donde vivían vecinos, amigos y conocidos, quienes en un instante lo perdieron todo. Luego de esto Tomás decidió no permitir que el fuego acabara con más sueños, hogares y años de lucha, por lo que se convirtió en bombero.
Durante 2 años trabajó como bombero voluntario donde formó parte de rescates en incendios de casa, bodegas, y muchos lugares donde en algunos logró salvar vidas, pero en otros no corrió con la misma suerte.
“Han sido muchas experiencias las que he tenido, buenas y malas. La primeras me tocó ver personas en choques, prensados que desgraciadamente perdieron la vida, y en los incendios ver niños calcinados”, dijo.
Entonces le preguntamos: ¿Hay miedo?, y esta fue su respuesta:
“Un poco, porque depende la dimensión del incendio y el peligro. A veces hay tanques de gas y puede haber una explosión o puede cambiar todo. Pero se siente una experiencia muy bonita ayudar a la gente. Son muchas experiencias que uno pasa en el departamento, prestar la ayuda a la gente que lo necesita, sea en incendios de casa, de vehículos, choques, nada importa mientras salves una vida”, dijo con alegría.
Ahora, Tomás tiene 32 años al frente de combates, actualmente labora en la Dirección de Protección Civil y Bomberos como capitán de bomberos, y en este Día del Bombero comparte estas palabras con sus compañeros.
“Uno va conociendo personas que marcan tu vida de alguna forma. A veces sales a un incendio y no sabes si vas a regresar. Hoy es un año más que tengo que convivir con mis compañeros, salir adelante y seguir salvando vidas”, finalizó.
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