ESTADOS UNIDOS.- Héctor Jiménez, el actor de Nacho Libre y Run coyote run, está buscando los rastros de Neil Armstrong, el primer hombre en pisar la Luna, porque dicen que vivió en Colima.
¿Los hallará?. Eso se verá en el filme Un mexicano en la Luna, basado en el libro homónimo, escrito con hechos reales, que inicia cuando una joven sirviente revela que el astronauta era de su pueblo natal y le decían “El Güero”.
El actor da vida al periodista que investiga la historia que cambiaría todo lo que se sabe hasta ahora del hecho.
“Lo hace para ver si es cierto; es un guion bonito con una historia maravillosa y poco conocida”, indica.
Un mexicano en la Luna se rodó en la pequeña comunidad colimense de Buen País, situada a una hora de Comala, compuesto por muy pocas calles que permitían recrear 1969.
Originalmente iba a ser dirigida por Francis Levy Lavalle, quien murió semanas antes del rodaje, pero su amigo y productor Ozcar Ramírez no dejó caer el proyecto y, junto con los involucrados, decidió que José Luis Yáñez, quien era primer asistente de dirección de Francis, así como Techus Guerrero, de la producción ejecutiva, se hicieran cargo de la realización.
“El actor que estaba ya no pudo y entonces me hablaron a mi para entrar, para sumarme a a la familia, como 15 días antes del rodaje. Había muchos chavos nuevos siendo una película con mucho corazón y una buena historia, Francis estará contento de que pudo filmarse lo que tanto levantó”, considera Jiménez.
Se espera que el largometraje pueda ser visto el año próximo en festivales de cine, antes de su arribo a la pantalla comercial o streaming.
El 2022 estuvo activa para el histrión, habiendo participado en media docena de producciones entre ellas El amor (no) es para siempre, hecha en una sola secuencia, bajo la dirección de Juan Carlos Carrasco.
Es la secuela de El amor no puede esperar, rodada hace un sexenio, protagonizada por Adal Ramones y Mónica Huarte, quienes en la nueva entrega ya serán papás.
“Aquí hago a Rodrigo, esposo de uno de los amigos invitados a una cena, donde ocurren varias cosas”, cuenta Jiménez.
“Siempre me pongo nervioso antes de una película porque nunca hay que confiarse, pero aquí fue el doble porque no filmamos por escenas, sino de corrido. Lo que se hizo en un día la verdad fue un trabajo del director, de mucho tiempo en cuanto montaje, planeación”, apunta.
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