Turistas olvidan al coronavirus y desbordan “playas privadas” de Cancún

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QUINTANA ROO.- Pese a los llamados de la autoridad para prevenir el contagio de coronavirus, turistas nacionales y extranjeros, al igual que habitantes de la zona, desbordaron playas de Cancún sin cubrebocas, sin sana distancia y, en muchos casos, con consumo alcohol.

El frenesí de la fiesta en medio de la pandemia por Covid-19 es amenizado por grupos de banda que compiten con la música electrónica de los clubes de playa privados, donde también se muestran hombres abrazados, familias enteras sin cubrebocas y jóvenes con cartones de cerveza en mano.

En México no hay restricciones de ningún tipo para recibir a turistas extranjeros. Ninguno tiene que presentar una prueba que demuestre que no tienen Covid-19, enfermedad que el año pasado desplomó la actividad turística.

Las operaciones programadas para este Sábado de Gloria en el Aeropuerto Internacional alcanzan un total de 479, de las cuales 241 son vuelos de llegada y 238 de salida; del total, 148 son arribos internacionales.

La ocupación hotelera en Cancún, principal destino receptor de turistas internacionales, junto con Riviera Maya, rebasa el 65% en sus más de 35 mil cuartos operando, con alrededor de 57 mil visitantes del país y del extranjero, de acuerdo con cifras de la Asociación de Hoteles de Cancún.

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Apenas el jueves pasado, el gobernador de Quintana Roo, Carlos Joaquín González, quien cada semana amenaza con recrudecer sanciones para quienes violenten límites de aforo y medidas de prevención sanitaria, informó que destinos como Tulum -en permanente desobediencia- registra un aumento del 200% en casos de Covid-19.

En Cancún, la resistencia a cumplir las reglas y aprovechar la ausencia y el desorden son palpables pues en cada metro cuadrado de Playa Gaviota Azul o Playa del Forum, como se le conoce entre la población, el recibimiento es con un mini “beach club” repleto de bebidas alcohólicas a la venta.

El acceso está parcialmente bloqueado por un camastro, arrumbado a un costado. La gente entra y sale con o sin cubrebocas; sobria o alcoholizada.

A escasos metros se observa la torre del guardavidas, bloqueada por músicos de banda y, en línea recta rumbo al mar, se encuentran los suficientes camastros y sombrillas suficientes para entorpecer el paso al guardavidas en caso de haber una emergencia.

A un costado izquierdo, la música del Club de Playa del Mandala, con el volumen a tope, ordenó a su personal colocar una serie de postes de madera unidos por un cordón para limitar “su” playa.

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A partir del 21 de octubre del 2020 entró en vigor un decreto para garantizar el libre acceso y tránsito en las playas, a través de la Ley General de Bienes Nacionales, la cual establece que el acceso a las playas marítimas y la zona marítimo-terrestre contigua a ellas no podrá ser inhibido, restringido, obstaculizado ni condicionado.

El decreto habla de sanciones para los titulares de concesiones de zona federal, autorizaciones, permisos y acuerdos de destino o propietarios de terrenos colindantes a ésta, “que por cualquier medio o acto impidan inhiban, restrinjan, obstaculicen o condicionen el acceso a las playas o a la propia zona federal.

De acuerdo con el Reglamento para el Uso y Aprovechamiento del Mar Territorial, Vías Navegables, Playas, Zona Federal Marítimo Terrestre y Terrenos Ganados al Mar, en su artículo 7, tampoco se puede limitar el tránsito en las playas mexicanas.

La fracción II de ese artículo establece que “se prohíbe la construcción e instalación de elementos y obras que impidan el libre tránsito por dichos bienes (playas) con excepción de aquellas que apruebe la Secretaría atendiendo las normas de Desarrollo Urbano, arquitectónicas y las previstas en la Ley General del Equilibrio Ecológico y Protección al Ambiente”.

La gente no puede transitar por “esa playa”, pero en el resto se despliegan camastros y sombrillas con gente tirada al sol, mientras elementos de la Guardia Nacional rondan a pie para verificar la seguridad de las y los bañistas.

El mar luce espléndido e inigualable, sin asomo de sargazo, la gran amenaza que anualmente se cierne sobre el Caribe Mexicano. Al menos en esta playa el alga no aparece, lo que permite a infantes, jóvenes y adultos sumergirse sin la molesta sensación.

Al margen de la medida adoptada por el club de playa para delimitarse del resto; sin importar los grupos de banda tocando, la obstrucción a la caseta del guardavidas y la violación permanente de las medidas para prevenir el contagio de Covid-19, la gente disfruta del escape al Caribe mexicano, sin restricciones durante el fin de Semana Santa.

Actitud que se repite fuera de las playas. En Punta Cancún, centro de la zona turística de la ciudad, la gente camina sin cubrebocas y entre quienes lo portan, algunos lo hacen mal, no obstante, durante el recorrido no se observó a ninguna autoridad que orientara sobre a las medidas de prevención.

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