CIUDAD DE MÉXICO.- Durante las campañas presidenciales previas a la elección de 2012, el ex presidente de México, Enrique Peña Nieto, prometió la construcción de un tren de alta velocidad que conectaría el estado de Querétaro con la capital del país, en tan solo 58 minutos.
Dos años después, en 2014, la entonces Secretaría de Comunicaciones y Transporte (SCT) dio a conocer los detalles de la emblemática obra, la cual planteaba realizar un recorrido de 210 kilómetros a una velocidad de 300 kilómetros por hora, por lo que los 27 mil usuarios que contemplaba beneficiar habrían completado el trayecto en menos de una hora.
Fue así que, el 15 de agosto de ese año, el titular de la Secretaría, Gerardo Ruíz Esparza, publicó las primeras reglas para participar en el concurso de licitación en el que sólo participó un consorcio de seis empresas encabezadas por China Railway Construction Corp Ltd, la firma de ingeniería en construcción más grande del mundo.
Asimismo, el hecho de que Ruíz Esparza diera un plazo de 62 días para la presentación de los proyectos, provocó que empresas como, Alstom, Mitsubishi, Bombardier y Siemens, se rehusaran a participar argumentando que el tiempo era muy corto para planear una obra de más de 50 mil millones de pesos.
No obstante, aunque durante los primeros días noviembre de 2014, la SCT reconoció que los ganadores de la licitación fueron las empresas del estado chino, China Railway Construction, China Railway Construction Corporation International, China South Rolling Stock Corporation, y las empresas privadas mexicanas, Grupo GIA+A, Prodmex, GHP y Constructora Teya, quienes ofrecieron un presupuesto de 60 mil millones de pesos para el proyecto, los resultados fueron cancelados por mandato presidencial.
¿Por qué se canceló la construcción del tren México-Querétaro?
En un principio, el poco tiempo que se dio para entrar al concurso de licitación causó incertidumbre entre los grupos políticos del país, sin embargo, la gota que derramó el vaso fue el descubrimiento de las relaciones personales entre los directivos de las empresas y el ex presidente priista Enrique Peña Nieto.
Por lo tanto, ante las dudas surgidas en la opinión pública acerca del tren, Ruiz Esparza canceló el proceso de licitación y lanzó una nueva convocatoria con un margen de tiempo mayor para que las empresas fabricantes de trenes pudieran presentar sus ofertas.
Aunado a esto, el 9 de noviembre de 2014, un grupo de periodistas pertenecientes a Aristegui Noticias hizo público el reportaje de la “Casa Blanca” de Peña Nieto, que demostró que la mansión valuada en siete millones de dólares había sido construida por Grupo Higa, propiedad de Juan Armando Hinojosa Cantú, y cuya filial, Constructora Teya, fue beneficiada en el primer concurso de licitación.
Tanto las irregularidades y la falta de transparencia en el primer proceso de selección, como el escándalo en el que se vio envuelto el ex Presidente, fueron razones suficientes para que, en enero de 2015, el entonces secretario de Hacienda, Luis Videgaray, cancelara oficialmente el ambicioso proyecto.
Reviven el proyecto
Seis años después, en octubre de 2020, el ex presidente Andrés Manuel López Obrador presentó un nuevo Plan de Infraestructura, el cual contemplaba un total de 39 proyectos cuya inversión estaba estimada en 297 mil millones de pesos.
El Plan estaba destinado a iniciar operaciones a partir del 2021 y contaba con proyectos como, el ramal del tren suburbano hacia el Aeropuerto internacional Felipe Ángeles (AIFA), el corredor ferroviario que atraviesa la zona metropolitana de Monterrey y el Tren México-Querétaro.
No obstante, durante la campaña presidencial de Claudia Sheinbaum se presentó una nueva propuesta del proyecto, la cual establece una extensión de la ruta hasta el estado de Guadalajara.
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