NUEVO LAREDO.-Las carencias agobian a Deysi y sus tres hijos, quienes se ven obligados a dormir los cuatro en una misma cama, la cual es su único patrimonio.
Durante varios años han recibido golpe tras golpe, perder a su pareja en medio de la necesidad, no tener un techo propio, y otros aspectos que han convertido su vida en un inmenso mar de tristeza y necesidad.
Deysi García Velázquez, es el nombre de de esta mujer quien semanalmente gana $800 pesos, los cuales divide en el pago de la escuela de sus tres hijos, el mayor en secundaria y los dos menores en primaria, además cubre gastos de luz, agua y alimento pues el lugar donde vive es prestado y debe aportar un pago.
Al ver las carencias, el hijo mayor de Daysi, el cual estudia secundaria le dice que quiere trabajar para ayudarla, pero ella se lo ha impedido.
Por si fuera poco, en el reciente ciclo escolar se vio en la necesidad de comprar útiles escolares, los cuales tristemente no pudo conseguir debido al alto costo del material que le exigían en la escuela y que no alcanzaba a pagar.
“Con el sueldo que yo tengo no me alcanza para mantenerlos, a veces tengo que dar aquí o allá, o le pido a la tesorera que me espere para darle su dinero. Mis hijos me están pidiendo cosas y yo no tengo para sacarlos adelante, y me da vergüenza cuando les ponen falta si no llevan sus materiales como deben ser, es muy difícil y hay días donde ya no se qué hacer”, dice.
Al perder a su padre fue que los niños quedaron en completa vulnerabilidad, ya que Deysi no contaba con los estudios básicos necesarios para obtener un buen empleo que le permitiera un mayor ingreso.
“Mi niño a veces dice que se quiere salir de la secundaria y quiere trabajar, pero yo le digo que no, que yo lo sacaré adelante de la manera en que yo pueda. Me siento triste porque a veces no puedo con todo. Como madre ver a mis hijos que anden batallando me siento mal, no quiero que les vayan a decir cosas a mis hijos”, asegura.
Mencionó que en ocasiones les hace falta alimento, por lo que para evitar sentir más hambre se alejan de la gente que ven comer.
“Mis hijos miran a los otros niños que están comiendo y mejor los quito para que no vean y no les de más hambre. Trato de ser fuerte para que no me vean llorar y no piensen que todo está perdido”, destacó.
Esta madre de familia actualmente limpia un rancho donde sólo tiene una cama, y es ahí donde pasa las noches de calor o frío con sus tres hijos, esperando recibir una oportunidad que les ayude a mejorar su vida.
“No los puedo dejar solos porque no tienen a nadie más, pero quisiera tener un mejor empleo para que no sufran lo mismo que yo sufrí, quiero que tengan una carrera grande y que salgan adelante”, expresó.
Si alguien quiere apoyar a la señora Deysi y sus hijos, ella no tiene teléfono, pero acude regularmente a dejar y recoger a sus dos hijos menores a la Escuela Estado de Tamaulipas, ubicada en calle Asoleada y Egipcia, colonia El Triunfo.
En la escuela pueden informar que desean ayudar a la señora y ellos se la entregarán.
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